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Cartwright y la evolución de los telares mecánicos

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A hombros de gigantes

Programa de divulgación científica. Es un espacio pegado a la actualidad con los hallazgos más recientes, las últimas noticias publicadas en las principales revistas científicas, y las voces de sus protagonistas. Pero también es un tiempo de radio dedicado a nuestros centros de investigación, al trabajo que llevan a cabo y su repercusión en nuestra esperanza y calidad de vida. Los sábados de 01:00 a 02:00 horas

El industrial e inventor británico Edmund Cartwright nació en Marnham el 24 de abril de 1743. Hijo de un terrateniente, estudió en la Universidad de Oxford, se ordenó sacerdote anglicano y en 1786 fue nombrado canónigo de la Catedral de Lincoln, puesto que ocuparía hasta su muerte. Se convirtió en miembro del Magdalen College, en el que se forjó un nombre por sí mismo como poeta y crítico literario.

Pero a nosotros nos interesa Cartwrihgt por su faceta de ingeniero e inventor. En 1784, visitó las hilanderías de Richard Arkwright, y se interesó por los nuevos métodos en la fabricación de tejidos.

Inspirado por lo que vio, diseñó un telar mecánico más rápido y eficaz que los existentes. La máquina fue patentada en 1785, aunque los defectos de diseño la hacían prácticamente inservible.

Dos años más tarde construyó una versión mejorada en Doncaster. Cartwright incorporó una manivela de ruedas excéntricas que accionaba los listones de forma separada; un dispositivo para detener el telar cuando una lanzadera no entraba en su caja correspondiente, mecanismos que impedían que la lanzadera rebotase al chocar contra el fondo de la caja y un sistema que estiraba la tela de forma automática.

Producción a gran escala

En 1789 comenzó a utilizar las máquinas de vapor producidas por James Watt y Boulton, para mover sus telares. Todas las operaciones que anteriormente realizaban los tejedores con las manos y los pies se hacían ahora de forma completamente mecánica.

La principal tarea de los operarios era sustituir los hilos que se rompían. Con esta máquina se inauguraba una época de mayor productividad y producción textil en gran escala.

Cartwright patentó una máquina de cardadura para limpiar y peinar la lana antes de hilarla. También inventó una trenzadora de cuerdas, una máquina de vapor que funcionaba con alcohol, colaboró con Robert Fulton en sus experimentos sobre barcos de vapor y fue el artífice de ingenios de aplicación industrial.

Revueltas obreras

Sin embargo, sus inventos no le proporcionaron riqueza y sí –en ocasiones—quebraderos de cabeza, como los disturbios protagonizados por los obreros que veían como sus puestos de trabajo peligraban con la introducción de máquinas.

En uno de esos disturbios, los trabajadores destruyeron una fábrica de Manchester con cuatrocientos de sus telares. Poco después se declaró en quiebra y llevó una vida estrecha hasta que el Parlamento, en agradecimiento a sus méritos, le concedió un premio de 10.000 libras.

Cartwright se dedicó también la Agronomía. De hecho se trasladó a Londres, donde aplicó sus habilidades inventivas a la agricultura. Inventó una segadora y ganó en 1805 la medalla de oro del Consejo de Agricultura por sus ensayos sobre la cría y la utilización del estiércol.

Después, se retiró a una granja en Kent y pasó el resto de su vida ideando mejoras para la maquinaria agrícola hasta que murió el 20 de octubre de 1823, sin que su trabajo tuviera un amplio reconocimiento.