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Fukushima no asusta a Trillo, pero divide a Yebra

  • Trillo, que cuenta con la central más moderna de España, está "tranquila"
  • Sin embargo, el accidente nuclear de Japón vuelve a reabrir el debate en Yebra
  • Es uno de los ocho municipios candidatos a albergar el almacén nuclear

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Dos vecinos de Trillo miran el cauce del río Tajo con las torres de la central nuclear al fondo.
Dos vecinos de Trillo miran el cauce del río Tajo con las torres de la central nuclear al fondo.

Trillo no es Fukushima ni España es Japón. Así de sencillo. Este es el principal argumento de la mayoría de los vecinos de este municipio de Guadalajara, que cuenta con la central nuclear más joven del país, para explicar por qué no siente miedo ante las noticias que llegan tras el terremoto y el tsunami que han dejado miles de muertos y han provocado el accidente nuclear más grave desde Chernóbil, con un nivel 5 en una escala de 7.

Pero no en todos los llamados pueblos nucleares, aquellos que están a menos de 10 kilómetros de una central nuclear, piensan lo mismo. En el municipio de Yebra, también en Guadalajara y englobado en este grupo por su cercanía a la desmantelada planta de Zorita, el accidente de Fukushima ha reabierto el debate sobre el almacén de residuos radiactivos, dividiendo aún más a este pequeño pueblo alcarreño.

Yebra es uno de los ocho municipios españoles que se han ofrecido para albergar el Almacén Temporal Centralizado (ATC). El informe técnico realizado por el Ministerio de Industria lo considera el tercer lugar más idóneo por detrás de Zarra (Valencia) y Ascó (Tarragona).

En Trillo están "tranquilos"

"Aquí la gente está tranquila. Uno de los principales motivos es que pensamos que el accidente que se ha dado en Japón aquí es imposible que se produzca porque sísmicamente no tenemos nada que ver y porque estamos a 800 metros sobre el nivel del mar", explica a RTVE.es el alcalde de la localidad, Francisco Moreno Muñoz (PP).

Lo mismo piensa el dueño de la carnicería de la plaza del pueblo. "Si no hay terremoto no hay nada", explica Mohamed, un marroquí que lleva en España 33 años, los últimos 26 en Trillo. "Menos propaganda y más sacar a la gente del paro. Si fuera peligroso no la hubieran construido", añade en referencia a la central, que comenzó a funcionar en 1988 y que tiene permiso hasta noviembre de 2014.

Mohamed asegura que lo que está ocurriendo con la central de Japón no es tema de conversación, al menos en su tienda. "Aquí no habla nadie, habla la televisión y la radio".

Lo mismo asegura la cajera del autoservicio J.L. Moreno, que prefiere no dar su nombre, mientras cobra a una mujer que reconoce ser trabajadora de la central. En el pueblo, de 1.418 habitantes, trabajan en la nuclear unas 60 personas, asegura el alcalde.

Si no fuera seguro, no trabajaría allí

"Creemos que hay seguridad. Si no, no trabajaría allí. También podría ocurrir que se rompiese el embalse de Atazar e inundara todo Madrid", ironiza esta empleada de la central de Trillo, que reconoce que la tragedia de Fukushima, en cualquier caso, vendrá bien para que se hagan más pruebas de seguridad, como ha anunciado el Gobierno.

La novia de Dani también trabaja en la planta desde hace cuatro años: "Me dice que comentan lo de Japón, pero yo la veo tranquila".

Jesús tiene 66 años "para 67" y se jubiló el año pasado "con una paga muy buena" después de trabajar más de 35 años para la central nuclear, desde que se comenzaron a hacer los primeros sondeos hasta la actualidad. "Lo que ha pasado en Japón es por el terremoto, aquí en España no puede pasar", asegura mientra toma el sol junto a unos amigos en el puente sobre el río Tajo, desde el que se ven al fondo las dos torres de la central echando vapor de agua.

"Lo mismo un día nos quedamos como pajaritos", asegura este hombre. "El día que pase, a correr", añade. Para eso todas las centrales nucleares tiene la obligación de contar con un plan de emergencia. En el tejado del Ayuntamiento de Trillo está preparada la megafonía para dar las instrucciones precisas a la población en caso de tener que evacuar al pueblo.

"Lo de Japón es un desastre, pero aquí no creo que llegue", asegura Pascasio, otro jubilado del pueblo, refiriéndose a la radiación de la central de Fukushima. "Todo no nos va a pasar", añade con ironía mientras saluda junto al Consistorio a su amigo Pedro, que es de la misma opinión.

"Aquí no va a llegar lo de Japón. Gracias a la central nuclear subsiste el pueblo, hay ingresos. Aquí no pagamos recibo de la luz", asegura. "Parado en Trillo no hay nadie".

Carmen y su madre aseguran que "no se oye nada" en el pueblo de lo de Japón. Explican que no les da miedo vivir al lado de una central nuclear, ni siquiera ahora después de lo de Fukushima. "Estamos acostumbradas más bien".

"A mí siempre me ha dado miedo"

Son los menos, pero también hay vecinos de Trillo recelosos, a los que la costumbre o el hecho de que la central nuclear dé trabajo y riqueza a la zona no les convence. Es el caso de María que reconoce que sigue con "expectación" lo que está ocurriendo en el país del sol naciente. "A mí siempre me ha dado miedo", explica esta mujer, que reconoce que ahora tiene un "poquito" más.

Antonio trabajó en la construcción de la central de Trillo pero es uno de los pocos detractores de la energía nuclear que se encuentran en las calles del pueblo alcarreño. "Son peligrosas y ya no estás tranquilo, pero no ahora con lo de Japón, de siempre".

Reconoce que esta fuente de energía "tiene dos caras, como una moneda, pero solo se habla de la buena, no de la mala" y cree que, si hay tanta gente en el pueblo que defiende la central, es porque falta información y porque da empleo y muchos tienen al hijo o al nieto trabajando allí.

"La central produce mucho, beneficia mucho, pero también tiene sus riesgos, sus perjuicios y la gente los ignora", explica junto al mismo puente sobre el Tajo desde el que se ven las torres de la planta nuclear más moderna de España.

José y Daniel son trabajadores de Unión Fenosa. Aunque no trabajan en la central la conocen muy bien. "Se está dando mucho bombo, pero lo de Fukushima no tiene nada que ver con lo de Chernóbil, porque la central ucraniana tenía el núcleo al aire", explica el primero de ellos mientras toman un café en el Mesón Víctor. "La gente está muy desinformada. En cuanto se le habla de nuclear piensa en miedo", añade.

"Es tema de conversación, pero no hay recelo hacia la central después de lo de Japón. Recelo no", comenta también el camarero de este restaurante.

El debate nuclear se reabre en Yebra

Aunque los ocho pueblos candidatos a albergar el almacén de residuos nucleares en España no han cambiado de idea por la crisis de Fukushima, las noticias que llegan desde Japón sobre la central nuclear más dañada por el terremoto y el tsumani del pasado 11 de marzo han reabierto el debate en Yebra.

Un pueblo de 541 habitantes completamente dividido y empapelado a favor y en contra del cementerio. Junto a la iglesia, en una tapia completamente pintada de amarillo se puede leer: "95% dice NO al cementerio nuclear". No muy lejos de allí otra pancarta: "Cementerio a traición = destrucción". A pocos metros un cartel "Sí ATC" sobre una chimenea de ladrillo.

Compro todos los días dos o tres periódico y me paso la mañana en internet para informarme de Fukushima

José ya era un detractor convencido, pero ahora lo está "mucho más". Asegura que la crisis nipona ha "reavivado la llama" encendida por el alcalde del PP, Juan Pedro Sánchez, al ofrecer el municipio para albergar el ATC en contra "la mayoría del pueblo".

"Compro todos los días dos o tres periódicos y me paso toda la mañana metido en internet", explica José. "Conocía Zorita, sé lo que es", dice este hombre que ha trabajado en esta central, la primera que se construyó en España, ahora ya cerrada. Asegura que la incidencia del cáncer en la zona es "la segunda mayor de Europa después de Chernóbil".

El alcalde prefiere guardar silencio por ahora

"El alcalde quiere vender la salud de los vecinos por un puñado de dinero y eso no lo admitimos", añade José. "Aunque somos del PP, no se va a llevar los votos del PP" en las próximas elecciones de mayo, concluye.

RTVE.es ha intentado hablar con el alcalde, pero prefiere mantener silencio. Hace unos días explicó a la agencia EFE que no iba a hacer "ningún tipo de valoraciones porque es un poco prematuro teniendo en cuenta que aún están enterrando a las víctimas". Aseguró que ahora no le parecía "prudente" hablar.

El pueblo está realmente dividido, relata también Antonio, un hombre ya mayor del pueblo que bromea con el hecho de que a los que se oponen a la candidatura para albergar el cementerio nuclear les dicen que son "comunistas".

Hay padres e hijos y buenos vecinos que han dejado de hablarse

La médica que atiende el consultorio de Yebra, Marina, certifica, desde la distancia que le da el no ser de este municipio, la enorme división que ha creado el tema del almacén nuclear con "padres e hijos que han dejado de hablarse" o "vecinos que antes se tenían los unos a los otros y que ahora no se dirigen la palabra", explica a RTVE.es.

"Están muy obcecados cada uno en sus posiciones", añade Marina, que cree que hubiera sido mejor que el Gobierno hubiera elegido desde un primer momento donde instalaba el ATC.

José Antonio tiene una empresa de instalación de calderas y asegura que ha perdido clientes por estar en contra del cementerio nuclear. "El pueblo está totalmente dividido. Hay cosas que no entiendo", explica este hombre, que cree que tanto Guadalajara como Castilla-La Mancha ya han sido "muy solidarias" con el resto de España en materia nuclear y que ahora "toca mirar a otro sitio".

Los partidarios del almacén no cambian de idea

María Jesús y Fernando son dos de los vecinos que están a favor de que Yebra albergue el ATC. Aseguran que todo lo que está pasando con los reactores de la central de Fukushima no tiene por qué influir. "No tiene nada que ver son situaciones diferentes", explica ella, que cree que la instalación del cementerio "permitirá el desarrollo de la zona y que haya trabajo".

Fernando cree que la gente que se ha dejado de hablar ya tenían rencillas anteriores y que este tema "ha sido la puntilla". Él, asegura, no ha dejado de llevarse con nadie por este tema.

La energía nuclear siempre conlleva un riesgo, pero las características de Japón no son las de aquí

"Siete almacenes nucleares tendrían que poner. Si no, nos vamos a tener que ir de hambre", afirma con rotundidad uno de los barrenderos del pueblo que no quiere dar su nombre.

Javier tiene 25 años, estudia Magisterio, y también es partidario del almacén. "El tema de Japón te hace ver cosas, como que la energía nuclear siempre conlleva un riesgo, pero las características de Japón no son las de aquí". Defiende la energía nuclear porque es "fiable y necesaria", aunque lamenta la división que existe hoy por hoy en Yebra.

Otro hombre que comparte nombre y barra del bar con este joven no cree que haya división, sino que "hay unos que están a favor y otros en contra, hay opiniones como en todas las cosas". Él está a favor.