Enlaces accesibilidad

El pueblo que cobra en negro

  • El 80% de los parados de un pueblo extremeño, en realidad trabaja
  • Reciben 420 euros de subsidio agrario por trabajar 35 días en el sector
  • Muchos, cobran esta prestación 6 meses sin pisar siquiera el campo

Por
Algunos personas trabajan en la campaña de la uva y de la aceituna para reunir las 35 peonadas necesarias para cobrar el subsidio agrario.
Algunos personas trabajan en la campaña de la uva y de la aceituna para reunir las 35 peonadas necesarias para cobrar el subsidio agrario.

“Si salimos a la calle te puedo decir a qué se dedican mis  vecinos, aunque todos constan como parados”, explica Raquel (nombre ficticio), una mujer que trabaja como limpiadora en un pueblo de Extremadura.

En esta localidad, de menos de 10.000 habitantes, todos se conocen, por eso Raquel asegura a RTVE.es que "un 80%  de los que dicen estar parados, en realidad tienen otro trabajo en el  que no están dados de alta".

Trabajan en negro para cobrar el subsidio agrario, una ayuda, de 420 euros, para jornaleros que están desempleados. Lo hacen, según comenta Raquel, porque "los sueldos en esta zona son muy bajos" y porque además, cometer este fraude "no es muy difícil".

En muchos pueblos del sur de España esta práctica es bastante habitual. Tanto que las diferentes autoridades lo conocen, sin embargo no intervienen porque el dinero que llega a través del paro agrícola, termina repercutiendo en sus localidades y comarcas.

Trabajan pero no están dados de alta, así pueden cobrar el paro

Para cobrar el subsidio agrario, estos desempleados solo deben demostrar haber trabajado  en el campo 35 días en un año (20 días en 2010 como medida excepcional  por varias inundaciones al comienzo del año) y pagar el sello agrícola,  que cuesta 85 euros mensuales, durante los 12 meses.

A cambio, reciben esta percepción durante 6 meses, y aunque estos son  los únicos ingresos de muchas familias, lo cierto es que otros “aprovechamos la situación”, relata Raquel, que como limpiadora apenas gana 400 euros.

“Hecha la ley, hecha la trampa”, comenta con naturalidad María, un ama de casa que percibe el subsidio agrario desde hace dos años. Asegura que "sin esta ayuda no podría llegar a fin de mes, pero también es cierto que muchos de los que la cobran están trabajando en negro".

“Aquí todo  el mundo lo hace. Trabajan como albañiles, pintores, camioneros o  incluso en el campo, pero no están dados de alta y así luego pueden  cobrar esta ayuda”, explica sin tapujos a RTVE.es

Constan como parados aunque tienen un empleo

En este pueblo del sur de Extremadura, nadie parece sorprenderse por “estas pequeñas trampas”, como las llama Raúl. Este pintor, de 27 años, también da un nombre falso, porque sabe que lo que hace no es legal, pero explica sus razones para no estar dado de alta en la Seguridad Social.

“Pintando casas gano lo suficiente para ir tirando, pero los meses de invierno son muy flojos, así que paro 30 o 40 días, hago las peonadas recogiendo aceitunas y así tengo el paro agrícola que me viene muy bien los meses que la cosa flojea”, argumenta con normalidad.

El paro agrícola me viene muy bien cuando la cosa flojea

Similar es el caso de Juan, tanto él, como su padre y su hermano son agricultores. Viven gracias a las vides y olivos que tienen plantadas en sus tierras pero además, cobran el subsidio agrario.

“En el campo no sabes cómo te van a ir las cosas, dependes mucho del tiempo que haga, así que por si acaso nosotros solicitamos esta ayuda que nos viene muy bien en épocas tan achuchadas como esta”, señala sin vergüenza.

Subsidio agrario sin pisar el campo

Además, Juan no ve mal lo que hace, “hay otros que son mucho peores, ni  siquiera van a trabajar, solo pagan las firmas y ya está”,  comenta a RTVE.es

Concretamente se refiere a algunos de sus vecinos que cobran esta prestación sin ni siquiera haber ido un día a trabajar en el campo. Al preguntarle cómo lo consiguen, narra toda una trama orquestada para conseguir esta ayuda.“Hay patrones que te firman las 35 peonadas sin que hayas ido a trabajar con ellos”, explica.

“Tú vas a casa de estas personas, que todos conocemos en el pueblo, y ellos firman como que has estado trabajando en sus tierras. A cambio le pagas 11 euros por cada día que te certifique y así todos contentos. El trabajador consigue su paro y al patrón le darán más subvenciones por haber contratado a más gente, creo", añade tranquilamente.

Le pagas 11 euros por día y el patrón certifica que has trabajado con él

Esta estafa es más habitual entre las mujeres. Casi el 60% de las perceptoras de esta subvención son desempleadas y la mayoría de ellas no ha ido nunca a trabajar al campo. Es el caso de Manuela que comenta, con cierto recelo, cómo consigue las peonadas necesarias para cobrar el subsidio agrario.

"Yo no he ido nunca al campo, pero el patrón para el que trabaja mi marido me las firma desde siempre", explica. "Eso sí, tienes que estar pendiente de sellar la cartilla del INEM. Si se te olvida puedes perder uno o dos meses del paro", señala con astucia.

Peonadas para el ayuntamiento

Este subsidio agrario solo se cobra en los municipios de Extremadura y Andalucía y para potenciar el empleo rural en estas comunidades existe además el PROFEA (Programa de Fomento del Empleo Rural).

El PROFEA es una especie de "Plan E" para zonas donde el paro agrícola es muy acusado. Este programa otorga a los ayuntamientos una serie de fondos para que pongan en marcha obras públicas, como la rehabilitación de caminos, y así den trabajo a sus vecinos. Gracias a estos trabajos temporales, los desempleados pueden conseguir las 35 peonadas necesarias para cobrar el subsidio agrario.

Estos contratos de los ayuntamientos, muy útiles para los verdaderos desempleados, son una piedra en el camino de aquellos que cobran el subsidio agrario cuando realmente no están parados.

Javier, panadero los 365 días del año, señala que cuando lo llamaron del ayuntamiento para ofrecerle unas peonadas le "fastidiaron bastante".  "Normalmente las firmas me las consigue mi padre, pero si te llaman para estos contratos no puedes decir que no porque te quitan el paro", explica con descaro a RTVE.es

"Me tocó convencer a mi jefe para que me dejara salir un poco antes y así me iba al otro sitio a justificar las peonadas. Menos mal que el contrato sólo era de 15 días", comenta con desparpajo.

La actividad comercial gira en torno a la economía sumergida

Aunque no todos los vecinos de este municipio sortean la legalidad para cobrar este subsidio, lo cierto es que muchos empresarios y autónomos callan porque también se benefician. Bares, comercios y mercados suelen vender fiado porque saben que gracias a ese subsidio agrario sus vecinos pagarán sus deudas.

"Yo les abro una cuenta a mis clientes y ahí voy apuntando lo que se llevan. Luego cuando llega el 10 de cada mes (día que se cobra el paro) voy a sus casas y liquidamos cuentas", explica Pura, dueña de una tienda de alimentación.

"En muchos casos utilizan ese dinero para comprarse los caprichos que no se pueden dar con su sueldo", comenta el propietario de una tienda de ropa.

Según el Ministerio de Trabajo unas 40.000 personas son beneficiaras de este subsidio agrario, aunque CC.OO. eleva la cifra a 200.000.   Evidentemente no todas ellas cobran esta ayuda de forma fraudulenta, pero lo cierto es que el modo en que está planteado la obtención de este subsidio fomenta y facilita la economía sumergida, que el año pasado supuso el 20 % de PIB, según un estudio realizado por la consultora A.T. Kearney y Visa Europa.

Para evitar que esto siga sucediendo, quizá el Gobierno debería plantearse llevar a cabo la Reforma Agraria que tanto Andalucía como Extremadura necesitan desde hace décadas.