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El ministro de Industria pone en jaque el Gobierno de Cameron al declararle la guerra a Murdoch

  • Vince Cable, 'pillado' por dos periodistas que iban de incógnito
  • Dice que ha bloqueado la compra de la plataforma BSkyB
  • Miembros de los liberales, dice que tumbará el Gobierno si va demasiado lejos
  • Cameron le mantiene en el Gobierno pero le quita las competencias de medios

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El ministro de Empresas Vince Cable, a su llegada a la sede del Tesoro en Londres.
El ministro de Empresas Vince Cable, a su llegada a la sede del Tesoro en Londres.

Dos reporteros del periódico The Daily Telegraph han dejado en evidencia al ministro de Empresa y número dos liberaldemócrata, Vince Cable, y han puesto en serio riesgo la coalición entre liberales y conservadores al desvelar que Cable ha declarado la guerra al magnate de la comunicación Rupert Murdoch y que tumbará el Gobierno si éste va demasiado lejos en sus medidas de ajuste.

Según ha informado la cadena pública BBC, Cable expresó su intención de enfrentarse a Murdoch en una entrevista con los reporteros, que se hicieron pasar por militantes del Partido Liberaldemócrata y grabaron la conversación.

La BBC ha asegurado que en la grabación se escucha a Cable decir: "He declarado la guerra al señor Murdoch.  Creo que ganaré. No lo he politizado porque es una situación legal. Está intentado tomar el control de BSkyB. Es un accionista minoritario y quiere ser mayoritario (...). Lo he bloqueado usando los poderes que tengo".

Reacción de Cameron

"Para la gente que sabe lo que está pasando, esto es algo gordo, gordo", explica el ministro de Empresa en la conversación, en la que añade: "todo su imperio (el de Murdoch) está siendo atacado ahora".

Downing Street ya ha reaccionado calificando de "inaceptable e inapropiadas" las palabras de Cable, que seguirá en el Gobierno pero que perderá las competencias sobre medios de comunicación, que irán a parar al Departamento de Cultura.

"News Corporation está conmocionada y consternada con las  informaciones sobre los comentarios de Cable. Estos planteas serias  dudas sobre la imparcialidad y el debido proceso", ha señalado la  compañía de Murdoch en un comunicado.

Cable ya había pedido disculpas por comentarios hechos en los que habló de  las tensiones en la coalición de Gobierno y decía que podría  dimitir si la cosa va más lejos.

La oposición pide su dimisión

La filtración de la conversación ha llevado a la oposición laborista a  exigir la dimisión de Cable, con el argumento de que el ministro puede  tener la última palabra para autorizar una eventual adquisición  accionarial de BSkyB por parte de Murdoch.

El ministro encargó  recientemente a Ofcom, el organismo regulador de los medios de  comunicación en el Reino Unido, una investigación sobre la  propuesta de compra de Murdoch,  expresando su preocupación por  el impacto que podría tener en la libertad de expresión y en la  capacidad de los consumidores de elegir entre diversas opciones.

Precisamente, la Comisión Europea ha dado luz verde a la compra.

Tensiones en el Gobierno

El líder de los liberaldemócratas, Nick Clegg, optó por pactar un Gobierno de coalición con los conservadores del primer ministro, David Cameron, tras las elecciones de mayo pasado, en las que ninguna fuerza política obtuvo una mayoría parlamentaria suficiente.

El pacto se cerró pese al rechazo de la mayoría de la militancia liberaldemócrata, y las difíciles decisiones económicas adoptadas por el Ejecutivo en los últimos meses ha minado sustancialmente el respaldo popular al partido de Clegg, según las últimas encuestas.

Precisamente este martes Cameron y Clegg han comparecido ante los medios de comunicación en una rueda de prensa destinada a hacer balance del año pero que estuvo condicionada por la tormenta política generada por la indiscreción del ministro de Empresa.

El primer ministro y el viceprimer ministro han hecho todo lo posible por escenificar la fortaleza de la coalición y por restar importancia a otros elementos de esa conversación de Cable,  como la amenaza de "derribar el Gobierno" si se siente presionado en exceso a impulsar decisiones económicas con las que no está de acuerdo.