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El 'cinturón rojo' desnuda al PSOE de cara a las elecciones generales

  • Los socialistas logran su peor resultado al perder el apoyo de sus bases
  • El PP y, en menor medida, la ultraderecha, le roban voto castellanohablante
  • Podría perder todas las capitales de provincia en las municipales de mayo

El PSOE pierde más de un millón de votos en dos años en la región

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Cuando el PSOE se explique a sí mismo lo ocurrido en las elecciones autonómicas catalanas probablemente lo pueda resumir en un nombre, Xabier García Albiol, y una localidad de las afueras de Barcelona, Badalona.

Albiol es el polémico líder de los 'populares' en la ciudad y se hizo tristemente famoso por el reparto de un folleto referido a los rumanos de etnia gitana bajo el lema: "¿Tu barrio está seguro?".

La iniciativa, criticada por el resto de partidos del arco parlamentario catalán, fue apoyada sin tapujos por la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho que hizo de la política de Albiol hacia la inmigración una de las señas de identidad de su campaña (con videojuego incluido). Así lo demostró al pasearse por Badalona de nuevo acompañada por una eurodiputada del partido de Sarkozy en plena crisis por las expulsiones de gitanos rumanos.

"Me daría vergüenza hacer política avivando las bajas pasiones de la gente", señalaba entonces el alcalde de la ciudad, el socialista Jordi Serra. Sea vergonzoso o no, ha dado resultado: el Partido Popular ha conseguido en la localidad más de un 17% de los votos, 6.000 más que hace cuatro años, y le pisa los talones al PSC, que con un 22% ha perdido diez puntos.

La historia de Badalona se ha repetido en buena parte de los feudos socialistas del cinturón rojo de Barcelona. Desde Cornellá del Llobregat, donde nació políticamente el candidato socialista, José Montilla, hasta Santa Coloma, Sabadell, y Hospitalet, los socialistas han visto cómo el tirón de CiU no explicaba por sí sólo su fuga de votos: del 10% de media que se han dejado por el camino, entre un 2 y un 3% fue a parar a manos de los populares.

El desangre socialista

Este porcentaje puede parecer mínimo, pero a buen seguro habrán encendido todas las alarmas en el cuartel general del PSOE, en la calle Ferraz. La pérdida de votos de las generales a las autonómicas por parte de los partidos nacionales es una tónica común y, en ese sentido, el batacazo respecto a CiU era algo que los socialistas españoles daban por descontado.

Diferente es lo que ha ocurrido con el PP. Si el PSC se ha dejado respecto a 2008 más de 1.100.000 votos y más de un 25% de votos, los populares han caído poco más de 200.000 y un 4% de votos.

Si se amplía el foco a los caladeros tradicionales de voto de los socialistas en Cataluña se aprecian tendencias más significativas. Por ejemplo, en la comarca de Barcelonés, que agrupa a Barcelona y Hospitalet -las dos ciudades más pobladas de Cataluña-, el PSC ha perdido casi 340.000 votos entre una y otra cita electoral mientras que el PP solo ha perdido 80.000.

En otros lugares, como el Baix Llobregat o el Vallés Occidental, el PSC se desploma quedándose con un tercio de sus apoyos de hace dos años mientras los populares aguantan el tipo.

Posible factura en las municipales

Más aún, si se echa un ojo a las capitales de provincia, gobernadas por los socialistas catalanes, se aprecia que los populares no solo no están lejos, sino que les soplan en el cogote. En Barcelona, el emblema de la gestión del PSC, el PP está a menos de 30.000 votos. En Tarragona la diferencia apenas es de decenas de papeletas, lo mismo que en Lleida.

Esta situación abre serios interrogantes de cara a la próxima cita electoral, las municipales de 2011, que muchos ven como una especie de segunda vuelta de las catalanas en las que los socialistas se juegan una hegemonía casi total en los grandes municipios catalanes.

Si la pérdida de apoyos en el cinturón rojo puede costarle muy caro al candidato del PSOE para las próximas generales, la desbandada en los grandes núcleos urbanos puede suponer el paso a manos de CiU con posibles apoyos del PP de las cuatro capitales de provincia catalanas.

El ex presidente del Gobierno, Felipe González, solía decir en las campañas que cuando el Palau Sant Jordi se llena en el mitin de final de campaña de los socialistas, su partido gana las elecciones. El pasado jueves, más allá de la polémica de las pancartas, se cuidó de decirlo, consciente de que la derrota estaba casi escrita; lo que no sospechaba -o tal vez sí- es que, como ocurrió en las postrimerías de su Gobierno, en 1995, los futuros reveses a nivel nacional podrían estar empezando a escribirse a partir de este domingo.

La sombra de la ultraderecha

El reverso tenebroso de estos resultados -y en buena parte su explicación- está en los apoyos cosechados por la Plataforma por la Ciudadanía, el partido xenófobo de Josep Anglada, que ha acariciado la posibilidad de conseguir escaños precisamente por sus apoyos en el bastión socialista por excelencia.

En Badalona, discursos como el de Albiol les han parado los pies (han sacado poco más de un 2%), pero en otros lugares, como Santa Coloma (la casa de Manuela de Madre, presidenta del PSC) y Hospitalet (el feudo del ex ministro de Trabajo y número tres de la lista socialista, Celestino Corbacho), han rondado el 4%, por encima incluso de ERC.

En total, Anglada ha superado los 70.000 votos en toda Cataluña, y se ha quedado a solo un paso del 3% necesario en la provincia de Barcelona para hacerse con tres diputados, los que habrían sido los primeros de una formación xenófoba en una cámara autonómica española.