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Hungría trabaja a contrarreloj para controlar la "mayor catástrofe ecológica" de su historia

  • Los ecosistemas tardarán años en recuperarse
  • Los primeros afectados vuelven a sus casas para recoger sus enseres
  • El Gobierno promete indemnizaciones y un hogar para los afectados

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Las tareas de limpieza del derrame tóxico de Hungría podrían durar más de un año

Equipos de emergencia húngaros trabajan a destajo para cerrar la filtración de un depósito de lodos de una planta química, que ha dejado cientos de afectados, decenas de hectáreas contaminadas y ríos devastados.

Y es que el derrame tóxico que ha afectado al suroeste de Hungría se va confirmando como una catástrofe ecológica de enormes dimensiones de la que la naturaleza y la agricultura tardará años en recuperarse.

Una capa de lodo rojo de dos centímetros de espesor, cargada de metales pesados, se extiende por 40 kilómetros cuadrados de humedales y terreno agrícola y seguía avanzando hacia el río Raab, que desemboca en el Danubio.

El secretario de Estado para el Medio Ambiente, Zoltán Illés, ha calificado lo sucedido de "catástrofe ecológica" y ha advertido ya de que habrá que retirar la tierra en la región afectada para que pueda volver a cultivarse, lo que podría llevar al menos un año.

Por su parte, el responsable de WWF-Adena en Hungría, Gabor Figeczky, ha asegurado que ésta es la "mayor catástrofe ecológica de la historia de Hungría", y que la naturaleza tardará años en recuperarse.

La rotura de una balsa de acumulación, propiedad de la empresa fabricante de aluminio MAL Zrt, provocó el lunes el derrame de un millón de metros cúbicos de lodos altamente tóxicos.

Cuatro personas, entre ellas un niño, fallecieron en el accidente y otras seis se encuentran desaparecidas. Más de 120 personas han tenido que ser hospitalizadas y unas 400 viviendas han sido afectadas por la ola de barro rojo.

Zsolt Szegfalvi, presidente de Greenpeace en Hungría, ha resaltado que se trata de "la catástrofe más grande de Europa relacionada con el llamado barro rojo", por lo que nadie cuenta con experiencias sobre cómo tratar la situación. Las autoridades han declarado el estado de emergencia en las tres provincias contaminadas al oeste del país.

Temor a que se extienda

Ahora, el principal temor es que se extienda en cadena desde el río Marcal, donde ya no es posible encontrar rastros de vida corriente arriba, hacia los cursos del Raab, el Mosoni Duna y el Danubio, a poco más de 100 kilómetros del lugar del accidente.

Szegfalvi ha confiado en que "las sustancias tóxicas que ya están en el cercano río Marcal, no lleguen hasta el Danubio" y las autoridades trabajan en la construcción de diques para evitar que el vertido se extienda.

El jefe de gobierno húngaro, Viktor Orbán, ha asegurado ya que los afectados serán indemnizados y ha anunciado que se abrirá una investigación para aclarar los detalles de la catástrofe ambiental.

La empresa MAL Zrt, dueña de la represa, ha calificado lo sucedido de "catástrofe meteorológica" al achacar la rotura de la balsa a las fuertes lluvias. La prensa local ha informado de que la compañía dispone de un seguro de tan sólo 37.000 euros.

Aunque hasta el momento no se pudo calcular cuanto daño causó el vertido, el secretario de Estado de Medio Ambiente Illés habló en declaraciones a la prensa local de decenas de millones de dólares. También se prohibió la pesca y la caza en estas zonas afectadas.

Objetivo: cerrar la fuga

"Hay tres principales tareas para nosotros hoy. Una de ellas es que debemos cerrar la fuga en la presa por la tarde, es muy importante", ha declarado Gyorgy Bakondi, jefe de la Unidad Nacional de Emergencias, a la cadena TV2 esta mañana.

Bakondi ha detallado que otra de las tareas es limpiar el lodon rojo - un residuo producido durante la refinación de la bauxita, que tiene un poder corrosivo muy fuerte- de los muros de las casas y también de las calles.

"La tercera clave es la protección de las aguas...esto requiere una intervención muy intensa", ha añadido.

El lodo rojo se extendió el lunes a través de la localidad de Kolontar y otras dos aldeas al oeste de Hungría después de filtrarse de un enorme contenedor de la planta de Ajkai Timfoldgyar Zrt, perteneciente a la emrpesa MAL Zrt. El martes otras cuatro aldeas resultaron afectadas.

Muchas personas han sufrido quemaduras e irritaciones en los ojos causados por el plomo y otros elementos corrosivos en el lodo.

Testimonios de la tragedia

En la localidad de Kolontar, el alcalde ha declarado un día de luto mientras se producen los funerales de las víctimas. Esta mañana se ha podido reabrir un puente que permitirá a la población volver a sus casas para recoger sus enseres mientras las excavadoras tratan de retirar los escombros de las calles.

"Espero poder volver a mi casa pero no creo que podamos volver a vivir allí", asegura Balazs Holczer, uno de los residentes.

"Mi esposa y mi hijo se quedaron atrapados en casa durante el vertido. Ella le puso encima de un mueble y ha sufrido quemaduras graves de cintura para abajo...los dos están en el hospital y mi hijo está aún en estadod e shock. No quiere volver jamás porque se siente seguro en el hospital", ha relatado.

"Sobreviví gracias a una viga en el granero, donde me encaramé cuando la marea subía," ha detallado Jánosné Stumpp, de 76 años, que regresó del hospital el miércoles por la mañana, donde fue tratadoapor quemaduras en las piernas y la espalda.

No lejos de su casa falleció una anciana al desplomarse su casa. Ella, junto a otra mujer mayor, un hombre de 35 años y una niña de 14 meses son las víctimas mortales del vertido.