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Brown se juega su futuro en el último debate

  • El primer ministro necesita una victoria tras la metedura de pata
  • El tema es la Economía, su especialidad
  • Su partido trata de minimizar daños aunque reconoce su error
  • El debate se emitirá en directo por RTVE.es a partir de las 21:30

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Tercer y definitivo debate en Reino Unido

Hora: Nueve y media de la noche. Escenario: Wolverhampton. Protagonistas: Gordon Brown y, como dice el ex líder de los liberal-demócratas, Charles Kennedy, "un elefante en la habitación de millonesde personas que están viendo la televisión".

Ese elefante es la metedura de pata de la campaña, llamar "intolerante" en una conversación privada con el micrófono abierto a Gillian Duffy, una votante laborista de toda la vida que se quejó de la alta inmigración de países del este durante un acto electoral del candidato laborista.

Para los medios británicos, la consecuencia es que Brown ha desbancado al liberal-demócrata como protagonista de los debates, pero para mal: esta noche se juega su futuro político a una semana de las elecciones mientras los sondeos predicen que llevará a su partido a un deshonroso tercer lugar.

Los compañeros de su partido han salido en tromba para mostrar su apoyo a Brown, liderados por Lord Mandelson, ministro de Industria y jefe de campaña, que ha reconocido que su líder cometió un grave error.

Por su parto, el ministro de Interior, Alan Johnson, ha reiterado que Brown cometió un error y ha justificado su reacción en que estaba "bajo una gran presión",

Johnson considera que la viuda éstaba "perfectamente legitimada" para comunicarle a Brown su preocupación sobre la inmigración, un tema que es de su competencia.

La pregunta temida

Sin embargo, según el analista político de la BBC, Nick Robinson, el hecho de que la inmigración haya sido el tema del 'gafe' es una tragedia en sí misma para el Laborismo porque ese tema favorece a los conservadores e, incluso, al racista British National Party (BNP) que puede quitarle asientos a los laboristas en sus feudos tradicionales por la decepción de votantes blancos y de mediana edad como la propia Duffy.

El formato del debate tampoco favorece a Brown, ya que son los espectadores los que preguntan y pueden sacar en cualquier momento este tema, el de la inmigración, que le daría a sus rivales la percha perfecta para sacar el tema a colación.

Pero, más allá de eso, lo que más difícil le va a resultar al líder laborista esta noche es convencer a los telespectadores que es la misma persona delante de las cámaras que detrás, cuando los focos se apaguen.

El 'affaire' Duffy ha mostrado cómo Brown decía una cosa ante los periodistas de su conversación con la viuda y, a continuación, pagaba los platos con su asesora en el coche reprochándole haber permitido ese encuentro "desastroso"  con la "intolerante" mujer.

Brown, el especialista

La tragedia para Brown es que, sobre el papel, el tema de esta noche le favorece, ya que es un especialista reconocido incluso a nivel mundial: la Economía. Brown fue canciller del Tesoro durante diez años y tiene fama de ser una auténtica 'calculadora humana'.

Por eso, es probable que ponga toda la carne en el asador para lograr una victoria que necesita, atacando a Cameron por su plan de reducción radical del déficit -6.000 millones de libras solo este año- y haga equipo con los liberal-demócratas en su cruzada contra los banqueros y la especulación.

Sin embargo, la experiencia de Brown también está en su contra: en diez años al frente de la economía británica no hizo nada por luchar contra la especulación de la City y frenar la burbuja inmobiliaria.

Por su parte, Cameron tiene como principal punto débil su rechazo de la nacionalización del banco Northern Rock, algo que sus propios partidarios han reconocido como un error.

Para él, su reto es mostrarse lo suficientemente 'premier' para terminar de convencer a los británicos, que desconfían de su partido como opción de cambio y miran con más simpatía a los liberal-demócratas.

Mientras tanto, Clegg ha reconocido que siente cierto "alivio" de haberse librado del foco de atención de los medios después de que su gran actuación del primer debate hiciese que los medios conservadores lanzasen una campaña contra él y toda la presión estuviese sobre sus hombros en el debate de política exterior.