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El liberal Clegg le 'roba' a Cameron y Brown el primer debate de la historia británica

  • El líder conservador sale airoso del debate que pone a prueba su liderazgo
  • Brown defiende su gestión y le ataca por su programa de recortes
  • Clegg da una imagen de frescura frente a las dos opciones tradicionales

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Clegg gana el debate electoral en Reino Unido

Iba a ser la noche de David Cameron: Él era el candidato joven, el candidato del cambio, el que está por delante en las encuestas, el líder al que quiere la cámara -no es difícil- más que Gordon Brown. El que había sido preparado concienzudamente por los asesores de Barack Obama.

Y entonces, Nick Clegg, un aparente desconocido para buena parte del público británico, miró a la cámara y dijo: "Creo que tenemos una excelente oportunidad para hacer las cosas diferentes por una vez. Si es así, podemos crear una sociedad justa, el país justo que todos queremos". Y se ganó a los presentes allí y detrás del televisor en Reino Unido.

El estreno de los debates electorales en la política británica ha aportado una novedad respecto a los anteriores: el ganador puede ser el tercero en discordia. Así lo recogen los primeros sondeos tras los noventa minutos de debate: según Yougov, el 51% consideraba que había ganado Clegg; según ITV, un 46%,

En ambos casos, Cameron estaba en segundo lugar y Brown, en el tercero.

Clegg, la estrella

Clegg, casado con una española, ha logrado hacerse un hueco entre el discurso del miedo de Brown y las ansias de cambio de Cameron, intensificando este mensaje e incluso poniéndolo en evidencia en casos como los de los gastos de los diputados, que ha salpicado por igual a conservadores y laboristas.

"No pasaremos página hasta que no seamos honestos sobre lo que fue mal en primer lugar", ha declarado Clegg ante un Brown que no hacía más que lanzarle guiños con su anunciada reforma de la Constitución y un Cameron que no ha dudado en rescatar un antiguo caso de corrupción de los liberal demócratas para tratar de aguarle la fiesta a su inesperado rival.

"La primera impresión es que Clegg, tratado justamente por una vez, era el que más tenía que ganar y lo ha ganado", asegura el analista político del Guardian, Martin Kettle.

"Lo que va a quedar de este debate es la entrada de los liberal demócratas en la consciencia de los británicos", ha subrayado el periodista de la BBC, Nick Robinson.

En un ágil debate estructurado a partir de las preguntas realizadas por ciudadanos elegidos como muestra representativa de la sociedad británica, los tres candidatos primerizos a ocupar el número 10 de Downing Street han mostrado cuáles son sus cartas desde el principio.

"La prosperidad para todos" de un Brown empeñado en defender su política de estímulo frente al recorte de gasto de los conservadores; el mundo "justo" de un líder liberal demócrata que se ha hecho un hueco con un discurso de crítica a los dos grandes partidos, y el cambio del líder torie, consciente en todo momento de su condición de favorito.

Quizá por este motivo, Cameron empezó desconcertado ante el empuje de un Clegg que le quitó de repente la imagen de candidato joven y fresco.

Los guiños de Brown

Por eso, Gordon Brown se ha empeñado en lanzarle multitud de guiños, incluso dando por hecho que ambos estaban de acuerdo en su proyecto de reforma de la Cámara de los Lores y del sistema electoral.

"No creo que David nos apoye en esto, pero espero que Nick lo hará: tenemos que reformar la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores", ha explicado.

Brown también ha mostrado su apoyo a las ideas de Clegg sobre la lucha contra la inmigración ilegal y, ante todo, ha atacado a su rival, David Cameron, en su proyecto de reducción del gasto público en 6.000 millones de libras para combatir el déficit.

"6.000 millones de lirbas es una de cada 100 que el gobierno gasta. Lo que los pequeños negocios, los grandes negocios no pueden hacer es tomar este tipo de decisiones. Lo que Gordon está diciendo ahora es 'gasta ahora y podemos subirte los impuestos el año que viene'", ha denunciado Cameron.

Cameron, a generar confianza

Con un estilo directo y evocando anécdotas personales -como la ayuda de los servicios sanitarios a su hijo enfermo- y que le han contado algunos ciudadanos, Cameron ha querido vencer el único elemento que le impide llegar a Downing Street: la desconfianza de los ciudadanos británicos al partido torie, que siguen viendo como la viva imagen del capitalismo sin escrúpulos.

"No puede maquillar su programa como ha hecho con sus carteles electorales", le ha espetado Brown, que no ha perdido oportunidad para atacar a los conservadores en sus previsiones de recorte de gasto, aunque eso ha provocado también que el debate gire en torno a las propuestas de la oposición frente a su gestión de Gobierno.

Entre ellos, Clegg se abría camino diciendo que a pesar de sus disputas, Cameron y Brown hablaban de lo mismo y defendiendo la subida de impuestos a los que más tienen.

"No les dejen deciros que la única elección es entre dos viejos partidos que han tenido en su poder a tu gobierno desde hace 65 años hasta ahora", ha proclamado el liberal demócrata.

"Yo elegiría la esperanza sobre el miedo", respondía Cameron en su discurso final. Sin embargo, desde este primer debate esa frase ya no significa necesariamente que los británicos vayan a votarle o a quedarse en casa. Siempre les quedará el tercero en discordia.