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Los republicanos exigen a Obama volver a empezar la reforma sanitaria

La "cumbre sanitaria" se salda sin ning

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Los republicanos exigen volver a empezar la reforma sanitaria

Siete horas y media ha durado la cumbre sanitaria convocada por Obama. El último intento para acercar posturas entre republicanos y demócratas y sacar adelante la reforma de la Sanidad en EE.UU. El formato ha sido insólito en este país. El presidente, aunque tenía la ventaja de ser parte y mediador en el debate, se ha sometido al fuego partidista y ha puesto toda la carne en el asador.

Pero no ha habido muchas señales de que sea posible alcanzar ese acuerdo. Si es que hay alguna. Unos y otros comparten la gravedad del problema, pero discrepan profundamente en la solución. Los republicanos han exigido a Obama renunciar a las versiones aprobadas en el Congreso y volver a empezar desde cero. Y han conseguido marcar un tanto: destacar que la reforma de Obama encarecerá las pólizas de seguro médico.

El Presidente de EE.UU. ha agradecido el esfuerzo, no tira la toalla y ha pedido que ambos partidos se concentren en aquello en lo que están de acuerdo. Pero se agota el tiempo. Fuentes de la Casa Blanca aseguran que quiere tener lista la ley el próximo mes de marzo, antes de la pausa parlamentaria de Semana Santa. Y el propio Obama ha marcado un plazo de alrededor de un mes para que "cambien las posiciones".

Si los republicanos no mueven ficha, Obama lanzará a los demócratas al procedimiento de reconciliación presupuestaria. Una vía arriesgada para sortear la pérdida de la supermayoría en el Senado tras la derrota de Massachusetts. Bastarían 51 votos y cuentan con 59. Como ha señalado Obama: "creo que la mayor parte de los norteamericanos piensan que tiene sentido aprobarla por mayoría simple". Y el portavoz demócrata en la Cámara Alta, Harry Reid, ha prometido "acción rápida" para desatascar la reforma.

Pocas perspectivas de acuerdo

La primera intervención de los republicanos, a cargo del senador por Tennessee, Lamar Alexander, ha echado un jarro de agua fría sobre las expectativas. La oposición exige que se vuelva al tablero de diseño y se negocie la reforma desde el principio. 

Con un guiño a los problemas de Toyota, Lamar se ha referido a la reforma sanitaria como "un coche que no puede ser llamado a revisión y arreglarse". Y ha marcado un tanto fundamental en el debate, algo que preocupa a muchos ciudadanos: la reforma de Obama encarecerá las pólizas médicas. Lamar se ha remitido al informe de la Oficina Presupuestaria. Aunque como ha replicado el Presidente, esa subida se compensaría con subsidios federales. A cargo del contribuyente.

La portavoz demócrata en la Cámara de Representantes, la "speaker" Nancy Pelosi, ha respondido que "no tenemos tiempo para empezar de nuevo".

Plan B

Antes de que empezara la cumbre, un periodista le ha gritado a Obama si tenía un plan B. El Presidente ha respondido "siempre tengo planes". Si fracasa este último intento de alcanzar un acuerdo, los demócratas tratarían de aprobar la reforma mediante la reconciliación presupuestaria, un procedimiento diseñado en principio para cuadrar las cuentas fuera de plazo.

El problema es que la Cámara Baja tendría que aprobar previamente la versión que salió del Senado la pasada Nochebuena. Y eso exige dar al visto bueno a cuestiones como la financiación pública del aborto o la falta de opción pública, algo a lo que se oponen varios diputados demócratas. A eso hay que añadir el creciente rechazo que muestran las encuestas a la reforma.

Lo cierto es que a día de hoy, Obama no parece contar con suficientes votos en la Cámara de Representantes para esta alternativa. Y si no los consigue, no le quedaría más remedio que empezar el proceso de nuevo, con un proyecto más modesto, sensiblemente más modesto, pero capaz de conseguir el apoyo de los republicanos.