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Entrevista con la Delegada de la Cruz Roja Española en Haití: "Si se ha caído el Capitolio, qué será de las casitas de adobe"

  • La cooperante sólo puede hablar con Haití a través de Internet
  • Las conexiones telefónicas se han cortado en todo el país

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Estado en el que ha quedado el Palacio Nacional, sede de la presidencia
Estado en el que ha quedado el Palacio Nacional, sede de la presidencia

"¡Jasone, vente, vente ya!". Bárbara Vallés, delegada española de Cruz Roja en Haití, de madre española y padre haitiano, sólo acertaba a pedir ayuda a sus compañeros tras el devastador seísmo que anoche devastó buena parte del país.

Su compañera, Jasone García, estaba en España de vacaciones navideñas pero esta misma tarde sale para allí. "Por las imágenes que estoy viendo en televisión, tiene que haber sido terrible, y va a haber miles de víctimas. Si se ha caído el Capitolio, que es el edificio mejor construído del país, no quiero ni pensar en lo que habrá sido de los miles de casitas de adobe y madera que hay en las laderas de las montañas de Puerto Príncipe", explica Jasone desde Madrid a RTVE.es. La delegada de la Cruz Roja en el país caribeño pasaba unos días de vacaciones en España cuando se produjo el desastre.

Desde el terremoto, la única forma que tienen desde España de contactar con el personal que la Cruz Roja tiene en Haití es a través de Skype,""pero la conexión es tan mala que no tenemos imagen, sólo podemos enviar texto", explica Jasone. "Bárbara me dijo que su familia más cercana está bien, pero están buscando a su abuela, y a muchos amigos.  Además, la oficina de Cruz Roja allí está muy tocada, y no sabemos el estado del almacén donde guardábamos todo el material de emergencias", explica.

Un devastador terremoto de magnitud 7 sacude Haití, el país más pobre de América.

"El último mensaje que me mandó Bárbara fue a las 4 de la mañana, desde entonces yo le voy mandando por texto cosas, pero todavía no me ha vuelto a contestar. Supongo que entre que la red se cae todo el rato y que está con muchísimo trabajo, no le ha dado tiempo", dice.

Las líneas telefónicas de todo el país están cortadas, y sólo algunos teléfonos por satélite, como las conexiones a internet, funcionan a ratos, con contínuos cortes. "La red está saturada y nos resulta imposible contactar con nuestros delegados, ni siquiera con los que tenemos en Dominicana, donde también se están resintiendo las comunicaciones por satélite", explican desde Madrid.

En 100 kilómetros a la redonda de la capital del país viven algo más de cinco millones de personas, que por el momento son considerados por las ONGs como potenciales víctimas, mientras nadie consiga hacer una evaluación sobre el terreno del estado de Puerto Príncipe.

Jasone, que parte hacia República Dominicana esta misma tarde junto a dos compañeros más, sigue mirando las imágenes que emiten las televisiones para tratar de hacerse al menos una evaluación provisional de la situación que se va a encontrar cuando llegue. "Que se derurumbe un hospital o una escuela, que son construcciones privadas, no me sorprende, son de bastante peor calidad, pero que se derrumben edificios gubernamentales y hasta el Capitolio es algo que demuestra que el seísmo ha tenido que ser devastador", cuenta.