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Obama crea un zar para el ciberespacio

  • Obama considera una prioridad la seguridad digital del país
  • Crea un zar para proteger el funcionamiento de los sistemas informáticos
  • Asegura que no controlará el tráfico de internet
  • Los miles de ciberataques diarios costaron 8.000 millones en los dos últimos años
  • La amenaza incluye a los hackers, el ciberdelito y ataques de otros gobiernos
  • Obama también creará un cibercomando para coordinar los sistemas militares

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Obama considera prioritaria la seguridad de la infraestructura digital de Estados Unidos, desde los ordenadores que se encargan de las transacciones en Wall Street a los servidores del Pentágono, pasando por la red eléctrica, los semáforos, el control del tráfico aéreo o las compras online. "El mundo virtual del que dependemos cada día", señala el Presidente.

El Presidente ha creado este viernes a un "ciberzar", encargado de coordinar la defensa en la Red y asesorar a la Casa Blanca en este frente. Dirigirá un departamento con miles de millones de dólares para restringir el acceso a los ordenadores del Gobierno y proteger los sistemas que aseguran el funcionamiento del país. "La prosperidad del país en el siglo XXI dependerá de la ciberseguridad".

Obama ha sido explícito también en lo que no hará este supercoordinador. Asegura, y repite, que "no controlará el tráfico de internet ni las redes del sector privado". Tampoco dictará la estrategia a la industria sino que trabajará con ella para encontrar soluciones.

Obama elegirá personalmente al ciberzar, que tendrá acceso regular a su despacho. Además, será miembro de la Agencia de Seguridad Nacional y el Consejo Económico Nacional, con los que trabajará estrechamente. Coordinará su labor con los gobiernos locales y regionales, y elaborará planes de defensa, como los que existen para hacer frente a los huracanes.

Cibercampo de batalla

Obama recuerda que "el ciberespacio es real". Y también los peligros que acarrea. EEUU sufrió 72.000 ciberataques diarios sólo el año pasado. La cifra engloba todo el espectro de amenazas: desde las intrusiones de hackers y los delitos informáticos hasta la ofensiva militar y el espionaje. El coste supera los 8.000 millones de dólares.

El pasado mes de abril, el Gobierno estadounidense admitió la vulnerabilidad de la red eléctrica, después de que la prensa informara que espías rusos y chinos habían introducido software maligno capaz de tumbarla.

En noviembre, un comité parlamentario reconoció que China estaba robando información sensible a través de los sistemas informáticos. China lo niega. El mismo mes, el Pentágono sufrió un ataque que le obligo a cerrar 1.500 ordenadores y prohibir el uso de los lápices de memoria.

La Casa Blanca reconoce la seriedad de las amenazas. Además del ciberzar y de concienciar a la población sobre los riesgos, creará también un cibercomando. Coordinará los distintos sistemas que están dispersos en los cuatro cuerpos de las Fuerzas Armadas. En principio, Obama destacará el aspecto defensivo y pasará de puntillas sobre la otra cara de la moneda: las posibilidades de las ciberarmas.

Lo cierto es que los militares contemplan el ciberespacio como un nuevo campo de batalla. Quieren ser capaces de operar en él de la misma manera que lo hacen en el terreno convencional: libertad de movimiento y capacidad para actuar en ese entorno. Resta la duda de quién llevará la batuta, si el Pentágono o la Agencia de Seguridad Nacional, ya que los servicios de espionaje tienen prohibido actuar dentro del país.