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Veinte años del escándalo de Ben Johnson

  • El caso del atleta Ben Johnson, ganador de los 100m en Seúl '88, dejó tocado al atletismo
  • Jesús Manzano es el único ciclista profesional español que ha reconocido haberse dopado
  • La Agencia Española Antidopaje es el organismo que combate el dopaje en España

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¿Te acuerdas? - Veinte años del escándalo Ben Johnson

Hace 20 años Ben Johnson asombró al mundo en los juegos de Seúl. Poco después pasó de héroe a villano, cuando se descubrió que había hecho trampa.

En 1988, durante los Juegos Olímpicos de Seúl, se vivió una de las finales más esperadas entre Ben Jonson y Carl Lewis. El canadiense asombró rebajando el récord mundial dejándolo en 9,79 segundos.

El mundo quedó maravillado, Jonson era un héroe, un atleta que sería recordado. Tan sólo dos días después, un análisis de orina demostró que Johnson había consumido esteroides lo que le valió la descalificación por dopaje.

El escándalo fue tan grande o más de lo que había sido su victoria. La prueba reina de la velocidad quedó en entredicho y muchos atletas quedaron ensombrecidos. El escándalo Johnson marcó un punto sin retorno en la lucha contra el dopaje.

El uso creciente de fármacos se extendió además a otros deportes como el ciclismo, siempre bajo sospecha desde sus inicios.

Jesús Manzano, ha sido, hasta ahora, el único ciclista español profesional en reconocer haberse dopado, y  fue el encargado de denunciar el dopaje organizado en su equipo, el Kelme, y las tramas del dopaje en el ciclismo español.

Desde hace cuarenta años el Laboratorio Antidopaje combate las malas prácticas deportivas. Cada vez los métodos son más sofisticados y difíciles de detectar. Anfetaminas, anabolizantes, hormonas, y lo último, recurrir a la genética.

La Agencia Española Antidopaje es el organismo que, actualmente, vela por un deporte más limpio. La AEA es la vertiente española de la AMA (Agencia Mundial Antidopaje) y se encarga, entre otras cosas, de que se realicen controles por sorpresa en España, la inspección de botiquines médicos y las sanciones para el entorno del deportista, con posible pena de prisión de seis meses a dos años.