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Vanesa Lorenzo y Pedro García Aguado hablan del bienestar emocional de sus hijos

Vanesa Lorenzo y Pedro García Aguado hablan del bienestar emocional de sus hijos
Vanesa Lorenzo y Pedro García Aguado hablan del bienestar emocional de sus hijos
Anna Canudas

Gemma Nierga centra esta semana Se hace lo que se puede en uno de los grandes retos de la crianza actual: el bienestar emocional. En esta ocasión, la periodista conversa con Vanesa Lorenzo y Pedro García Aguado en un entorno natural que sirve de metáfora perfecta: igual que las plantas necesitan un suelo fértil para crecer, niños y niñas necesitan un contexto emocional sano y cuidado.

Todas las emociones son bienvenidas

Vanesa Lorenzo, madre de Manuela y María, defiende una educación basada en el acompañamiento emocional. Tiene muy clara una idea que repite a menudo en casa: todas las emociones son bienvenidas, pero no todos los comportamientos. La modelo explica la importancia de no reprimir lo que sienten sus hijas y destaca el poder de gestos tan simples como un abrazo cuando llega una rabieta. También comparte cómo el yoga y la respiración, que empezaron como un juego de imitación, se han convertido en herramientas útiles para que sus hijas aprendan a calmarse y regularse en momentos de nervios.

Pedro García Aguado, padre de Claudia y Natalia, aborda el bienestar emocional desde la experiencia y la reflexión personal. Reconoce que la educación emocional brilló por su ausencia en su infancia y que eso le llevó a cometer errores con sus hijas. Con el tiempo, aprendió a validar sus emociones, a permitirles estar tristes o enfadadas sin intentar corregirlas de inmediato, y a entender que acompañar también implica dejar espacio para llorar cuando hace falta.

Ambos coinciden en que gestionar emociones como la rabia, la tristeza o incluso la euforia excesiva no es sencillo, pero sí necesario. Hablan de la importancia de reforzar la autoestima, de no exigir hijos perfectos y de crear un clima familiar donde sentirse escuchados y seguros. También reflexionan sobre cómo la adolescencia pone a prueba la paciencia y la comunicación, y sobre el valor del diálogo y el humor como herramientas fundamentales para mantener el equilibrio emocional en casa.