Elena Furiase y Jorge Garbajosa confiesan su talón de Aquiles: poner límites a los hijos
- Los límites no frenan a los niños: les ofrecen un marco seguro desde el que explorar sin desorientarse
- Todos los sábados y domingos, en La2 y en RTVE PLAY, Gemma Nierga en Se hace lo que se puede
Ni la fama ni la madurez inmunizan frente a una de las tareas más complejas de la vida adulta: aprender a poner límites. La actriz Elena Furiase y el exjugador de baloncesto Jorge Garbajosa lo reconocen sin rodeos: imponer normas —ya sea en casa, en el trabajo o con uno mismo— sigue siendo una de las fronteras más difíciles de sostener, pero en el caso de los hijos, es uno de los retos más complicados de llevar a cabo. Elena Furiase, madre de Noah y Nala, y Jorge Garbajosa, padre de Candela, nos cuentan en Se hace lo que se puede, cómo ponen límites a sus hijos.
Cómo poner límites
“Me cuesta poner límites sin sentirme culpable”, admite Furiase, que confiesa dudar constantemente sobre si está siendo demasiado estricta o demasiado blanda. La intérprete, hija de Lolita Flores, asegura que busca el equilibrio entre la ternura heredada de su familia artística y la necesidad de mantener un marco claro: “No quiero ser el poli bueno, ni el poli malo”. Su estrategia pasa por apoyarse en su pareja: “Si uno pone un límite y el otro lo desautoriza, los niños pierden el marco de referencia. Hay que ser equipo”.
Por su parte, Garbajosa, acostumbrado a una vida regida por la disciplina, intenta ahora huir del exceso contrario: “Durante años todo giraba en torno a la exigencia. Ahora quiero que mi hija crezca libre, sin la presión que yo tuve… pero a veces me descubro queriendo evitarle los errores que necesita cometer”.
En el fondo, lo que comparten Furiase y Garbajosa es la sensación de que poner límites no es una habilidad aprendida, sino un territorio que se improvisa cada día. Ambos se enfrentan a la misma paradoja: cuanto más intentan hacerlo bien, más evidente se vuelve que no existe una forma correcta, solo la voluntad de ajustar, rectificar y empezar de nuevo. Tal vez por eso hablan de los límites no como una técnica, sino como un ejercicio de coherencia: decidir qué tipo de adulto quieren ser y actuar en consecuencia, incluso cuando no es fácil. Un recordatorio de que la firmeza no se mide en rigidez, sino en honestidad.
¿Qué dicen los expertos?
Los expertos consultados coinciden en que la dificultad para poner límites no es un problema individual, sino estructural. El neuropsicólogo Álvaro Bilbao, la consultora de crianza Míriam Tirado y el filósofo José Antonio Marina recuerdan que los límites pueden generar conflictos, pero también son la base de la seguridad emocional y social. Tal como apuntan, los límites enseñan a los adultos, no solo a los niños, a convivir con la frustración, a entender que el mundo no gira en torno a uno mismo y a desarrollar responsabilidad afectiva.