Lorena Castell y Pol Espargaró reflexionan sobre cómo comunicarse mejor con sus hijos
- Lorena Castell y Pol Espargaró reflexionan sobre los retos diarios de entender y hacerse entender en casa
- Todos los sábados y domingos, en La2 y en RTVE Play, Gemma Nierga en Se hace lo que se puede
La comunicación entre padres e hijos es un territorio lleno de matices: desde las palabras que no salen hasta los gestos que lo dicen todo. Se hace lo que se puede dedica su nueva entrega a explorar esas distancias —y acercamientos— cotidianos entre generaciones, con los testimonios de Lorena Castell y Pol Espargaró. Desde la Torre de Collserola, un espacio simbólico de señales y conexiones, Gemma Nierga conduce una conversación que revela que, aunque hoy nos comunicamos más que nunca, no siempre sabemos hacerlo de forma efectiva.
Lorena Castell: aprender a escuchar y celebrar el humor compartido
Lorena Castell habla con orgullo de la comunicación que mantiene con su hijo Río, de cinco años. Explica que ahora él empieza a entender su humor, algo que a ella la divierte «inmensamente» y que percibe como un código propio entre ambos. También confiesa que disfruta escuchándolo jugar solo, en silencio, porque ha entrado en esa etapa en la que ya empieza a entretenerse sin necesidad constante de adultos.
Sin embargo, la presentadora reconoce un reto personal: «Me encanta hablar y aún más hablar con mi hijo, pero eso hace que a veces me cueste escuchar». La falta de silencio, admite, se ha convertido en un área de mejora para comunicarse mejor con Río.
Pol Espargaró y una frase que resuena en casa
El piloto Pol Espargaró explica que la comunicación con sus hijas, de tres y cuatro años, es buena, aunque no siempre sencilla. A veces percibe que su mujer tiene más habilidad comunicativa que él y reconoce que la situación que más estrés le genera es cuando no entiende a la pequeña: «Solo tiene tres años y aún no sabe comunicarse del todo; a veces pierdo la paciencia».
La escena más reveladora la protagoniza su hija mayor, que le repite una frase aprendida en el colegio: “Daddy, communicate”. Un recordatorio inesperado —y certero— de que para comunicarse también hay que saber calmarse, escuchar y sacar lo que uno lleva dentro.
Espargaró añade que no desea que sus hijas se dediquen al mundo del motor. Aunque él se siente profundamente agradecido a su carrera, describe ese entorno como «muy ruidoso y muy estresante» y prefiere que ellas sigan otros caminos. «No hay que imaginarse a mis hijas con dos mini motos —dice entre risas—, porque no es algo que esté propiciando».
Otras formas de comunicarse: pictogramas, vida en familia y voz infantil
El programa incluye el testimonio de Imma Caballero, que utiliza pictogramas para comunicarse con su hija Vega, con Trastorno del Espectro Autista, y el de la familia Circo Raluy, que ofrece una mirada particular a la vida en comunidad y a cómo se conversa cuando se comparte todo el tiempo juntos.
Además, la tertulia con niños y niñas aporta una perspectiva directa y transparente sobre los malentendidos, los “noes”, las mentirijillas, los gritos y la escucha real. Sus intervenciones recuerdan que, para ellos, los adultos a veces «hablan temas aburridos» o «no entienden lo que queremos decir», lo que confirma que la brecha generacional también se mide en códigos comunicativos.