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Basketmi Ferrol: cuando el baloncesto enseña a vivir

  • El Abeconsa Basketmi de Ferrol es un club de baloncesto adaptado que aúna distintas historias de superación
  • De Seda y Hierro da voz a los testimonios de Aitor y Antón, dos compañeros de equipo unidos por el deporte
Basketmi Ferrol: cuando el baloncesto enseña a vivir
El equipo Abeconsa Basketmi de Ferrol durante una partido de baloncesto adaptado
M. José Mascarell

Dicen que un equipo juega con el corazón cuando persigue algo más que victorias. Cuando el objetivo no aparece en la clasificación, sino en la forma de vivir. En Ferrol, el Abeconsa Basketmi —equipo de baloncesto en silla— es exactamente eso: una comunidad donde cada jugador llega con su historia y se queda por el compromiso compartido de seguir adelante.

Basketmi Ferrol: cuando el baloncesto enseña a vivir

Antón y Aitor, dos compañeros del equipo Basketmi de Ferrol, durante la grabación de 'De Seda y Hierro'

Aitor, con 42 años, sabe bien lo que significa recomenzar. Un accidente pirotécnico le dejó graves secuelas en una pierna y le obligó a despedirse del fútbol sala. Hoy, en el Basketmi, ha encontrado algo distinto al éxito deportivo. “Aunque yo me plantee que puedan existir oportunidades o salidas deportivas atractivas a nivel económico o profesional, yo no estoy en este deporte por eso. Estoy para hacer club y vivir experiencias vitales”, asegura en el programa De Seda y Hierro. Según Aitor, en el equipo no hay jerarquías: cada historia importa lo mismo.

El baloncesto como salvación

El baloncesto le salvó la vida

Entre esas historias está la de Antón. Con solo 16 años, es el jugador más joven de la Primera División de baloncesto adaptado. Nació con una malformación que le causaba un dolor constante hasta que él mismo tomó una decisión extrema: pedir la amputación de una de sus piernas. El baloncesto llegó después, como una tabla de salvación. “Antón vivía muy triste y el baloncesto le salvó la vida”, recuerda su madre, Gema.

Basketmi Ferrol: cuando el baloncesto enseña a vivir

Antón es el jugador más joven de la Primera División de baloncesto adaptado

Gema no solo es madre. Es presidenta del club Basketmi de Ferrol, comerciante comprometida con la inclusión y una de las voces más activas en la divulgación del deporte adaptado. Junto a Antón y sus compañeros de equipo, recorre colegios ofreciendo charlas motivadoras. “Lo que siento es esperanza porque mientras están escuchando, te están entendiendo y ninguna palabra cae en saco roto”, afirma Gema. De hecho,  la madre de Antón asegura que su hijo quiere que el baloncesto en silla se conozca porque está seguro de que en las olimpiadas se ven a los héroes pero en las paralimpiadas nacen los superhéroes.

Lo mejor que hace mi madre para cuidarme es hacerme reír

Lo cierto es que Antón tiene un gran apoyo por parte de su madre. “Lo mejor que hace mi madre para cuidarme es hacerme reír”, afirma Antón. Una felicidad que es fruto de un gran esfuerzo para Gema. “Cuando Antón nació pensé: “¡qué bien que naciera aquí!" Tengo un hijo con discapacidad, estoy preparada para luchar a su lado”, asegura.

La gran amistad entre Antón y Aitor

Aitor es un poco padre sin ser padre

Antón también tiene un referente en la figura de Aitor, su compañero de equipo. “Aitor es un poco padre sin ser padre, es como un hermano mayor”, afirma Gema que, además, reconoce que para su hijo, es importante haber encontrado a alguien con el que poder hablar durante horas tras haber pasado muchas “necesidades emocionales”.

Para Aitor, Antón es “uno de los motores que me hacen moverme en el baloncesto en silla”, afirma. Y, además, Aitor recuerda cómo, cuando llegó a Galicia desde Valencia, los miembros más mayores del equipo le acogieron y le ayudaron en la adaptación tanto a nivel personal como deportivo. “Ahora quiero ser yo ese mayor para Antón”, concluye.