Alauda Ruiz de Azúa y 'Los domingos': la vocación de entender al otro
- Alauda Ruiz de Azúa presenta en Las mañanas de RNE su nueva película Los domingos, que llega a los cines el 24 de octubre
- La cinta fue galardonada con la Concha de oro en la edición 73ª del Festival de cine de San Sebastián
Ainara (Blanca Soroa) es una adolescente idealista y brillante, hija de una familia tradicional de clase media que estudia en un colegio católico de Bilbao, donde forma parte del coro. Está en esa edad en la que la palabra "vocación" se repite sin cesar, casi siempre como sinónimo de carrera universitaria. ¿Medicina, Derecho, Magisterio, Economía? Toca decidir. Es lo que se espera de ella. Ciencias o Letras. Quizá Sociales. Hay varias direcciones trazadas y puede escoger la que más le guste. ¿O no?
Porque Ainara tiene 17 años y lo que desea —o cree desear— para su futuro es la religión. La joven se siente cada vez más cerca de Dios. "De mayor" quiere ser monja de clausura.
Sin embargo, nadie lo entiende. La noticia, de hecho, cae como un jarro de agua fría sobre la mesa de la comida familiar de los domingos. Padre, tía, hermanas y abuela se secan, cada cual como buenamente puede o sabe, del tsunami emocional.
A su progenitor (Miguel Garcés), por ejemplo —viudo y más centrado en sus proyectos empresariales que en la formación de sus retoñas—, le invade el escepticismo. En cambio, su tía (Patricia López Arnaiz), atea y reconvertida en figura materna tras el fallecimiento de su madre, se mueve por la negación y el empeño de impedir la consagración en la fe de su sobrina.
Y es ahí, entre la incertidumbre, la sorpresa y la variedad de reacciones, donde empieza el camino. También Los domingos, la nueva película de Alauda Ruiz de Azúa (Baracaldo, 1978), ganadora de la Concha de Oro en la edición 73ª del Festival de Cine de San Sebastián.
"Si cuando nos creemos muy adultos a veces es complicado saber por qué uno siente lo que siente, imagínate a los 17 años y teniendo que decidir", reflexiona la cineasta en Las mañanas de RNE, con Juan Ramón Lucas y Mamen Asencio.
"Aunque el desencadenante de la cinta sea la vocación religiosa, en realidad se habla de las formas de amar y de cómo es amar a alguien", explica la también directora de Cinco lobitos y Querer.
De ahí que la coralidad inunde los 115 minutos de metraje. "Está por todas partes. Tenemos una familia, una congregación religiosa y un coro de jóvenes". Y todos, sin excepción, tienen algo que decir y algo que pensar. O al menos algo en lo que pensar, como ojalá —confiesa Ruiz de Azúa— tengan también los espectadores. "Espero que la gente sienta muchas emociones. El filme plantea un dilema que atraviesa lo afectivo, y me gustaría que salieran del cine con ganas de tener una conversación con alguien o con ellos mismos".
"¿Amar es respetar hasta la última consecuencia de ese sentimiento? ¿O se trata de intervenir poniendo límites? Además, ¿cómo amamos a alguien que creemos que está haciendo algo completamente equivocado con su vida?", se pregunta Ruiz de Azúa.
"Los domingos tiene distintas capas de lecturas", apunta la bilbaína. Desde "la espiritual", hasta la del "amor más carnal", sin pasar por alto la visión del "amor romántico".
Las tres son válidas. Las respuestas incorrectas no existen y tampoco hay cabida para los juicios. "Intento no juzgar a los personajes ni al espectador". Nunca. Pero menos aún en una obra nacida de la necesidad y "curiosidad" de ponerse en la piel del otro. "En toda película siempre aparece un punto de querer descubrir o curar algo tuyo —reconoce Ruiz de Azúa—, pero en Los domingos había una vocación de intentar entender algo que me era muy ajeno", concluye.
Las mañanas de RNE