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Siete comarcas para descubrir la provincia de Vizcaya

Funicular rojo de Artxanda subiendo entre casas con tejados rojos hacia la cima del monte en Bilbao
El Funicular de Artxanda, en funcionamiento desde 1915, conecta el centro de Bilbao con la cima del monte Artxanda, ofreciendo una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad. Diputación Foral de Biskaia
JUAN FRUTOS

Habíamos amanecido en Zarautz (Guipúzcoa) y teníamos que movernos ya, después de nuestro periplo escandinavo. La verdad es que nos apetecía mucho adentrarnos, sin prisas, en la provincia de Vizcaya, algo que Migas y yo teníamos anotado en nuestro moleskine hace tiempo. Esta provincia vasca ofrece todo lo que siempre buscamos: pequeños pueblecitos perdidos en profundos valles, lugareños que mantienen vivas las tradiciones y disfrutan de un modo de vida en armonía con la naturaleza, acantilados y playas para detenernos frente al mar y respirar aire puro, un horizonte con altas montañas… Todo.

Hay mucho que ver por aquí, así que repasamos sus siete comarcas para descubrir este pedazo de provincia:

Los emblemáticos picos de la comarca Lea-Artibai

Desde Guipúzcoa, nos adentramos en la provincia de Vizcaya en dirección oeste y la primera comarca que nos saluda es Lea-Artibai. Como sabéis, Migas y yo somos unos apasionados de la montaña y no pudimos dejar de visitar el Monte Oiz que con sus más de mil metros de altitud es uno de los picos de los Montes Vascos más emblemáticos de la provincia. Nos habréis escuchado hablar de él.

En nuestro camino atravesamos extensas praderas, pero también bosques de encinas, hayas y robles, hasta llegar a la costa, donde nos sorprendió un escarpado litoral repleto de acantilados esculpidos por el mar y el viento; también playas como Ogella, un refugio de silencio y tranquilidad… O la animada playa de finas arenas de Isuntza, en Lekeitio.

Municipios históricos y un impresionante estuario en Urdaibai

La comarca de Urdaibai nos tenía preparada una magnífica sorpresa: la Ría de Mundaka. Migas no puede decirlo, porque se tiró durmiendo prácticamente todo el viaje, pero a mí no me quedaba otra y la verdad es que atravesar las marismas ya anunciaba la venida de un paisaje estremecedor.

Seguro que recordáis la autocaravana por aquellas “carreterillas” llegando a la desembocadura del río Oka, ¡qué pasada! El río forma un espléndido estuario flanqueado por playas de arena fina. No en vano, constituye uno de los espacios más importantes de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, catalogada como tal por la UNESCO en 1984. Migas y yo estuvimos jugando un buen rato junto al agua, aunque esta vez —cosa rara en Migas— no quiso bañarse…

Vista aérea de la Reserva de Urdaibai con la ría, playas de arena dorada y el pueblo de Mundaka rodeado de montañas verdes.

Panorámica de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai Diputación Foral de Biskaia

Pero si impresionante es este estuario, no lo es menos la localidad de Bermeo y el islote de Gaztelugatxe, coronado por la coqueta ermita de San Juan, del siglo X. Migas y yo tuvimos que subir alrededor de 240 escalones para llegar hasta lo más alto, pero el esfuerzo nos recompensó con una panorámica majestuosa.

Rutas naturales en la comarca de Durangaldea

En el interior de Vizcaya, descubrimos la cautivadora comarca de Durangaldea. El mejor perro del mundo (Migas, me refiero a Migas) y yo nos adentramos en el valle del río Ibaizábal, donde encontramos multitud de baserris, los famosos caseríos vascos, donde los vecinos siguen practicando una vida sencilla, en armonía con la apabullante naturaleza que inunda cada rincón del valle.

Merece la pena visitar localidades como Durango, con un encantador centro histórico en el que destaca el Arco de Santa Ana, una joya barroca construida en el siglo XVI y rediseñado en el XVIII; o la Iglesia de Santa María de Uríbarri.

En la comarca se encuentra el Parque Natural de Urkiola, que reparte sus más de 5.700 hectáreas de superficie entre las provincias de Vizcaya y Álava. En este espacio protegido se encuentran los Montes del Duranguesado, una crestería de rocas sedimentarias (margas, calizas, areniscas) en la que sobresale el majestuoso pico Amboto. Con más de 1.330 metros, esta legendaria montaña alberga algunas de las principales leyendas de la mitología vasca, como la morada de la Diosa Mari, la representación de la Madre Tierra, aunque yo diría que con un poco más de mal carácter, porque dicen que “se bebe a los hombres”. ¡No quiero ni imaginármelo!

Vista del Monte Mugarra en el Parque Natural de Urkiola, con prados verdes, bosques de pinos y caseríos vascos en primer plano.

El Monte Mugarra, uno de los picos más emblemáticos del Parque Natural de Urkiola SANTIAGO YANIZ ARAMENDIA - Diputación Foral de Biskaia

Profundos valles y las altas montañas de la comarca Arratia-Nervión

Nuestro periplo por la provincia de Vizcaya continuaría en el interior para conocer la comarca de Arratia-Nervión. Los insondables valles que forman estos dos ríos y las montañas que lo custodian siguen siendo nuestros principales compañeros de viaje.

Nos internamos en el majestuoso Parque Natural de Gorbeia, el mayor de todo el País Vasco, con una superficie que supera las 20.000 hectáreas, repartidas entre las provincias de Álava y Vizcaya. El Montea Gorbea, con sus más de 1.400 metros de altitud, es una referencia para el montañismo vasco. Migas y yo ya lo conocíamos, porque habíamos estado años atrás con amigos montañeros, un descubrimiento que me llevó a rodar, años después, un capítulo de “Turismo rural en el mundo”. Una pasada.

Desde aquí nos dirigimos al impresionante Macizo de Itzina, un biotopo protegido catalogado como Monumento Natural. Su origen se encuentra en los arrecifes de coral que proliferaban bajo un mar de poca profundidad hace más de cien millones de años.

La comarca Bilbao Metrópoli

Llegamos a la comarca que alberga la capital de la provincia de Vizcaya: Bilbao. Rodeada de naturaleza, se encuentra custodiada por dos sierras de suaves colinas que no superan los 400 metros de altitud. Una de ellas, el Monte Artxanda, es un auténtico mirador natural al que se puede llegar desde el centro de la ciudad en un cómodo funicular que se creó en 1915, con una longitud de más de 770 metros y que salva un desnivel de 226.

Bilbao ofrece las comodidades de una ciudad moderna y abierta a la cultura que no renuncia a su pasado y tradición.

Uno de sus mayores símbolos es, sin duda, el Museo Guggenheim, una joya arquitectónica que ha transformado la ciudad desde su inauguración en 1997.

Escultura floral 'Puppy' de Jeff Koons frente al Museo Guggenheim de Bilbao con su fachada metálica de fondo.

El icónico 'Puppy' de Jeff Koons frente al Museo Guggenheim de Bilbao Diputación Foral de Biskaia

El sobrecogedor Flysh de la comarca de Uribe

Nuestro viaje nos condujo también hacia los profundos valles de Asúa y el Butrón para sumergirnos en la comarca de Uribe. Los preciosos baserris vuelven a salpicar el verde paisaje hasta llegar a Gatika, donde descubrimos una de las joyas de la comarca: el Castillo de Butrón.

Vista frontal del Castillo de Butrón en Gatika, con sus torres y murallas de estilo neogótico rodeadas de vegetación.

El majestuoso Castillo de Butrón, en Gatika (Bizkaia) Diputación Foral de Biskaia

Continuamos en dirección al mar para descubrir las impresionantes costas de la comarca. En Uribe se concentra el mayor número de arenales de toda la provincia. Migas y yo nos detuvimos en el impresionante Flysch de Vizcaya. Y qué es un flysch, os preguntaréis. “Flysch” viene de “flieβen” que, en alemán, significa “fluir”, una forma de explicar gráficamente cómo se forman las capas que terminan configurando este paisaje geológico.

En este recorrido, desde Getxo a Bakio, existen hasta 16 Lugares de Interés Geológico para no perderse.

El encanto de los pueblecitos de Enkarterri

El periplo junto a Migas en la provincia de Vizcaya nos llevó también hacia el oeste para conocer la comarca de Enkarterri. Aquí se encuentra el Parque Natural de Armañón, con casi 3.000 hectáreas de superficie. Nos sorprendió un asombroso paisaje kárstico que ha dejado alrededor de 200 cavidades como la Torca del Carlista o la impresionante Cueva de Pozalagua, que posee una de las mayores concentraciones del mundo de estalactitas excéntricas. Se llaman así, porque crecen del techo a lo loco, sin rumbo, de forma caprichosa.

Ya en Balmaseda, Migas y yo nos lanzamos a recorrer su casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural; una auténtica delicia. Sus callejuelas nos trasladan al siglo XV.

Pero después de callejear a un poco, nos dirigimos al emblemático Monte Kolitza para hacer un poco de ‘trail running’ e iniciar una ascensión corriendo por los senderos para llegar a la cima, situada a más de 870 metros de altitud. Allí se encuentra la ermita de San Roque y San Sebastián, originaria del siglo XII.

¿Os acordáis de esta ruta? Hasta hicimos sonar los cuernos para “llamar a Juntas” con nuestros amigos Rufi y Karol.