Las chanclas: ¿amigas del verano o enemigas del pie?
- Hay varios tipos de calzado y unos son más recomendables que otros
- Las de dedo son las más perjudiciales y las anatómicas, las más saludables
Con la llegada del verano, también llega el calzado por excelencia: las chanclas. Este tipo de zapato es muy popular entre la gente debido a la comodidad y sensación de frescura que ofrecen. Sin embargo, ¿son realmente buenas para la salud? Según ha explicado el podólogo David Chacón, las chanclas pueden ser un buen calzado siempre que se usen de manera adecuada. El problema surge cuando extrapolamos su uso a todos los ámbitos del día a día, ya que están diseñadas para usarse en momentos específicos, como ir a la piscina, a la playa o al vestuario. Es decir, están pensadas para emplearlas durante períodos cortos de tiempo.
¿Qué peligro conlleva para la salud?
Entonces, si hacemos un buen uso ¿Por qué pueden suponer un riesgo? “El problema es que en ambos tipos de chanclas el pie no va sujeto. Al no ir sujeto, tu musculatura tiene que trabajar más para intentar sujetarlo. Es decir, mientras el pie está en el aire, la musculatura que extiende los dedos va a estar activa y mientras el pie está en el suelo, la musculatura que flexiona los dedos va a estar activa para intentar agarrar el calzado”, ha declarado el experto en Mañaneros 360. Entonces, ¿existe una ideal? Sí: Una donde el talón esté sujeto.
En consecuencia, tras finalizar la época estival, el podólogo ha indicado que la gente suele presentar un gran número de lesiones, entre ellas, fascitis o tendinitis de Aquiles. Además, estas contusiones también pueden afectar a la espalda o a los gemelos.
El tipo de material
También es importante tener en cuenta el material del que están hechos, en este caso, el plástico. Como se ha señalado, el experto: “No es muy transpirable y puede acumular humedad. Lo que de cara a un futuro podría aparecer un papiloma”.
