Esther Vaquero y Rayden: así surgió su "amistad de canapé"
- La presentadora Esther Vaquero y el músico y escritor Rayden protagonizan en Plan B un encuentro lleno de humor
- La charla desvela una "amistad de canapé" forjada en una alfombra roja y marcada por la admiración mutua
Seis grados de separación. Esa es la teoría que afirma que cualquier persona del mundo puede estar conectada a otra a través de una cadena de no más de cinco intermediarios. En el caso de Esther Vaquero (Salamanca, 1982) y David Martínez, Rayden (Alcalá de Henares, 1985) la fórmula cambia. Entre ellos había cinco libros, una televisión y un chef de distancia.
"Tengo Cantinela, Herido diario, El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo, Votos en contra y El taller de los niños interiores", enumera la periodista los títulos del rapero que guarda en su estantería.
No obstante, lo suyo con él —y lo de él con ella— ya venía de antes. "Profesionalmente nos conocíamos", explica Vaquero en Cinco bocados, con Alejandro Baca. "Sabía quién era Rayden y lo seguía por Instagram, por su etapa de cantante y escritor", añade. "Yo, a nivel informativo, la tenía controlada también", apunta el madrileño.
Sin embargo, el primer encuentro en persona no llegó hasta el centenario de la Casa del Libro, en 2023. Vaquero presentaba el "eventazo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid". Rayden era uno de los autores invitados. Reyes, focos, flashes, alfombra roja. Y en medio, un canapé. Literalmente.
"Recuerdo a Rayden por allí", cuenta la salmantina. "¿Y qué hice? —interviene él— Le sujeté un canapé. Le pedí hacernos una foto juntos, pero se quedó con el plato en la mano, sin saber qué hacer".
No era para menos, matiza riendo la presentadora del informativo semanal nocturno de Antena 3 junto a Vicente Vallés: "Se trataba de unas carrilleras muy ricas. No las podía dejar ahí tiradas, me las tenía que guardar para después". Era una cuestión prioritaria que, afortunadamente, se pudo solucionar. Fue dicho y hecho.
"Miré a los lados pensando dónde lo podía dejar. Él lo cogió y mi plato salió en medio de la foto. Yo, descojonada. Cero vergüenzas". Y el inicio de una "amistad de canapé", como define Rayden.
Una amistad que, de alguna forma, ya estaba esbozada en escaletas, páginas y guiones. Como los que redacta Vaquero desde hace ocho años para la gala del Premio Planeta, que conduce. Y es que, si bien su complicidad con el músico comenzó con la comida, ahora se sostiene en muchas más aficiones.
No se queda solo en la literatura. Ni únicamente en el deleite de la merluza rellena de gulas y langostinos de la madre de Esther Vaquero, del cocido madrileño y el pollo amarillo de la abuela paterna de Rayden, o del salmón en papillote que a la salmantina le encanta cocinar, y los canelones de rabo de toro que él disfruta preparando para los demás.
Ambos también se entienden en el sentido humor. Hasta coincidieron en sus primeras impresiones. "Qué tío más majo, abierto y simpático" fue lo que pensó Vaquero de Rayden. "Qué ‘rollera’, "es menos seria de lo que parece por la televisión", fue la imagen que le transmitió ella a él.
"En su mundo no es necesario tener el corsé informativo que exige el mío. Al final, debemos estar sentadas todas las noches informando a España con rigor", lo justifica Esther Vaquero, quien, a pesar de haberse construido un nombre propio en su industria —al igual que su amigo de canapé—, no lo habría imaginado en las páginas del cuento.
Periodista y músico por casualidad
Vaquero encontró la vocación periodística de adolescente, y prácticamente de rebote. "Quise ser peluquera, conductora de autobús y otras profesiones muy dispares. Pero a los 14 años, una amiga del pueblo de mis padres empezó a decir que quería ser periodista, y me convenció", relata.
"Me encantaba leer y escribir. Además, en mi casa toda la vida se escuchó mucho la radio, y radio fórmula siempre me pareció algo mágico. Mi vocación eran los micrófonos, pero cuando acabé la carrera me fui a Cuatro, donde estuve tres años de redactora en Noche Hache, un informativo en clave de humor", completa.
Algo similar le sucedió a Rayden. Iba para profesor y entrenador, pero terminó como cantante, productor musical, compositor y escritor.
"Quería ser maestro de Educación física y compaginarlo con el balonmano, al que jugué ocho años, pero llegó la música", dice. Y eso que al principio no le interesaba. Ni siquiera le gustaba, de hecho.
"Para que mis padres no se pensasen que era un niño raro, les pedía las bandas sonoras de mis películas favoritas. Luego, mis amigos dijeron de montar un grupo de rap, y yo que escribía poesía les ayudé y ya le fui pillando el gusto a la música", recuerda.
Y el resto, para Esther Vaquero y Rayden, se fue construyendo con tiempo, talento y oficio. Como las conexiones reales.
Plan B