Desayunos ligeros para cirugías transoceánicas: así opera el mundo Diego González Rivas
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Un par de piezas de fruta, un huevo y un té o un café, si está en un hotel. Un kiwi, un yogur y un Danacol por "herencia familiar de colesterol alto", con un café y dos periódicos en papel—El País y El Mundo— que le muestren "puntos de vista distintos de una misma realidad", cuando está en casa, en España.
Los desayunos del cirujano Diego González Rivas (La Coruña, 1974) no son especialmente copiosos. Al revés, son "muy comedidos y ligeros", como él mismo los define. Aunque sus días rara vez lo sean.
En unas mismas 24 horas puede ascender el Kilimanjaro, cambiar de continente, realizar un par de operaciones y salvar vidas, por ejemplo.
"Después de operar en Tanzania con la Fundación Diego González Rivas, subí al Kilimanjaro para que me recogiera un jet privado rumbo a Bucarest. Fue toda una locura", le cuenta a Manuel Martín-Albo en Cinco bocados. "Hice el ascenso a la montaña muy rápido, no hice el descenso correcto, de allí fui directo a Rumanía y al día siguiente operé".
Y eso, reconoce, le pasó factura. "Estuve cerca de tres semanas con la tensión muy alta, a causa de la altitud y del estrés al que estuve sometido esos días", admite.
Por suerte, encontró algo de ayuda y alivio en la comida. "Vi que el plátano era bueno para regular la tensión arterial, así que, a partir de ese momento, decidí que siempre que pudiera lo incluiría en el desayuno".
O, en el caso de que en los buffets de los cientos de hoteles en los que se aloja no tengan, no falla como snack enérgico a media mañana. Siempre que haya un hueco entre quirófano y quirófano, se cuela una fruta o un puñado de frutos secos.
"Es parte de mi historia. Siempre hago cosas dependiendo de lo que me va sucediendo en la vida por el mundo", señala el doctor.
Un mundo que se conoce bien. Muy bien. Casi como la palma de su mano. González Rivas ha operado en 138 países y, solo en los primeros siete meses de 2025, ha recorrido ya más de 240.000 kilómetros, el equivalente a seis vueltas al globo. "Estoy acostumbrado", afirma.
Tanto al jetlag como a los cambios de horarios en los almuerzos. "Llega un momento en el que ya ni lo notas. Cuando estoy en España como tarde y me acostumbro a cenar tarde también, a las 21.00 o las 22.00. Pero en China cambio el chip: comida a las 12.00, y cena a las 18.00", detalla.
"Llevo 13 años haciendo unos 400.000 kilómetros anuales o más", reconoce quitándose importancia. Y mérito. Que le sobra.
Cirujano torácico, pionero en sistemas mínimamente invasivos, ha desarrollado técnicas como la Uniportal VATS o Uniportal RATS. "Consisten en operar el tórax a través de una única incisión de tres centímetros, sin necesidad de abrir ni hacer más cortes, lo cual facilita muchísimo la recuperación del paciente", explica.
Uniportal: la medicina del futuro
"En 2006 aprendí la videocirugía en Estados Unidos, luego la implementé en La Coruña, donde fuimos los primeros de Europa en realizar cirugía por dos incisiones", relata. Y en menos de un lustro, en 2010, su equipo y él dieron el paso para "crear por primera vez en el mundo la técnica Uniportal, evolucionarla y expandirla hasta el punto de que hoy es la técnica más popular en el planeta", subraya.
Eso sí, pese a haber revolucionado el campo de la medicina, no descansa nadie. Ni su equipo, ni la investigación. "Sigue en expansión porque el futuro es la cirugía robótica Uniportal". Y por supuesto, tampoco González Rivas para.
En abril, sin ir más lejos, realizó la primera cirugía torácica transcontinental de la historia. Él, desde China y con un robot Shurui, "que es un robot Uniportal con mi técnica", y su paciente a 8.000 kilómetros de distancia, en Rumanía.
¿El resultado? Un éxito. "Le extirpamos un tumor en el lóbulo superior del pulmón. Fue espectacular. Tiene infinitas posibilidades. Abre la puerta a que un cirujano pueda operar sin tener que desplazarse, o la mejoría y rapidez en la enseñanza a otros compañeros", destaca.
Aunque, hasta que la medicina del futuro no se implante de manera generalizada en todos los hospitales, González Rivas seguirá a lo suyo: llenando maletas con bisturís. Gaza, Libia, Ucrania, Sierra Leona, Angola… Donde le necesiten, allí irá. Lo demás no importa. "Una gran parte de mi actividad es altruista. Tengo la posibilidad de trabajar en centros que me pagan muy bien, lo que me permite poder realizar muchísimas cirugías gratuitas a otras personas", cuenta.
Porque, en su opinión, "no se trata solo de trabajar y ganar dinero". "Para mí eso es secundario; lo fundamental es ayudar a otras personas. Es mucho más gratificante que operar en países en el primer mundo", confiesa.
De hecho, con ese espíritu creó en 2023 la fundación que lleva su nombre y con la que ha podido hacer "cosas increíbles".
Por ejemplo, "hemos conseguido crear la primera unidad móvil del mundo que está ahora en África", subraya. "La idea es ayudar a la gente sin recursos y a quienes no tengan posibilidades en sus países porque si no vas allí, nadie los va a operar y se van a morir", concluye.
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