El amor como bandera: la lucha de Miguel Ángel Sánchez por el matrimonio igualitario
- Dinamarca fue el primer país del mundo en adoptar el matrimonio homosexual. En España se legalizó en 2005
- Un hombre tranquilo, ya disponible en RTVE Play y el 6 de julio, en La 2


Miguel Ángel Sánchez, protagonista del documental Un hombre tranquilo dedicó parte de su vida a la defensa de los derechos LGTBI+. Fue un activista clave en conquistas históricas que logró gracias a fundaciones como COGAM, la Fundación Triángulo o la FELGTBI, y especialmente en la legalización del matrimonio igualitario en España.
En 1988, cuando aún no existía en el mundo ninguna ley que permitiera el matrimonio entre personas del mismo sexo, Miguel Ángel ya lo tenía claro: quería casarse. "Todos los derechos que tenga una pareja heterosexual, tenemos que tenerlos nosotros", afirmaba, en una época en la que incluso el diccionario limitaba el matrimonio a la unión entre "hombre y mujer". Pero, ¿qué ocurre cuando quienes quieren compartir su vida son dos hombres? Miguel Ángel no esperó a que el mundo cambiara: se puso en marcha para transformarlo.
Los inicios de la lucha de Miguel Ángel Sánchez
El 7 de junio de 1989, Dinamarca hizo historia al convertirse en el primer país del mundo en legalizar las uniones civiles entre personas del mismo sexo. Con la firma de la reina Margarita II, se promulgó una ley pionera aprobada por el Parlamento danés que posicionó al país nórdico como referente mundial en derechos LGTBI. En contraste, en España la situación era muy distinta. La democracia aún era joven, y la epidemia del VIH golpeaba con fuerza a la comunidad LGTBI. En muchos casos, las parejas ni siquiera podían visitarse en los hospitales si la familia lo impedía. “Esto provocaba situaciones horribles de abandono. Por eso sabíamos que teníamos que luchar por derechos, por protección legal, por dignidad”, recuerda Miguel Ángel en el documental.
Miguel Ángel Fernández en una marcha a favor del colectivo LGTBI
La primera vez que presentaron una propuesta de ley, no había esperanzas reales de aprobación. Perdían votaciones y se enfrentaban al desprecio y la burla. “Recuerdo que desde el Consejo General del Poder Judicial se llegó a bromear con que también podría casarse una persona con su perro”, relata Miguel Ángel. Aun así, él y otros activistas persistieron: “Aunque perdiéramos, el Congreso servía de altavoz. Esas ideas empezaban a calar en la sociedad española”, explican.
La victoria electoral de Zapatero
En 2004, el PSOE gana las elecciones y la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al Gobierno marcó un punto de inflexión. “La victoria del PSOE nos dio esperanza. Fue la primera vez que un presidente mencionó la homosexualidad en su discurso de investidura”, recuerda Miguel Ángel. Zapatero fue claro: “Los homosexuales y transexuales merecen la misma consideración pública que los heterosexuales”. Ese gesto, aparentemente simbólico, fue decisivo. Dio tranquilidad, esperanza, y sobre todo, una señal política clara. El Gobierno preparó la ley para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. La reacción fue brutal. Grandes manifestaciones fueron impulsadas por la Iglesia y sectores conservadores. En el Senado, supuestos expertos, como el catedrático Aquilino Polaino, afirmaban que “la homosexualidad es una patología” y que existían más de 10.000 terapeutas en el mundo dedicados a “curarla”. "Hicieron todo lo posible para frenarlo. Pero nosotros también hicimos todo lo posible para conseguirlo", dice Miguel Ángel.
Finalmente, y tras muchos años de lucha, el 30 de junio de 2005, el Congreso aprobó la ley del matrimonio homosexual. 187 votos a favor, 147 en contra, 4 abstenciones. Mientras las calles celebraban, Mariano Rajoy declaraba que el Gobierno había “actuado de manera irresponsable, dividiendo a la sociedad”. Pero Miguel Ángel recuerda otra cosa: “Fue emocionante ver a los diputados aplaudiéndonos de pie, luego brindar con cava fuera del Congreso. Hoy miles de parejas van a preguntarse: ¿quieres casarte conmigo? Y dirán, sí, quiero. Por el amor, por la igualdad, brindamos hoy”.
Una ley cuestionada, pero finalmente respaldada
Pese a su aprobación en el Congreso, la ley del matrimonio igualitario no tuvo un camino tranquilo. El Partido Popular la recurrió ante el Tribunal Constitucional, alegando que vulneraba el concepto tradicional de familia recogido en la Constitución. Aquella decisión abrió una nueva etapa de incertidumbre para miles de parejas del mismo sexo que, a pesar de la conquista legal, sentían que su derecho a casarse aún estaba en juego. “Hay diputados que dedican su vida a intentar que otros sean infelices, a quitarnos la posibilidad de tener una familia. Eso jamás se lo perdonaré”, confiesa Miguel Ángel.
Mientras tanto, la ley cambiaba vidas. Las parejas se casaban. La igualdad empezaba a ser real en los registros civiles, en los hospitales, en las herencias, en las pensiones… “Hoy, miles de parejas van a preguntarse: ¿quieres casarte conmigo? Y dirán ‘sí, quiero’. Por el amor, por la igualdad, brindamos hoy”, celebraba Miguel Ángel el día de la aprobación frente al Congreso. Finalmente, en 2012, el Tribunal Constitucional zanjó el debate: la ley era plenamente constitucional. La sentencia supuso un alivio definitivo para toda una generación que había vivido entre el avance y la amenaza. “Eso nos dio por fin la tranquilidad. Supimos que habíamos ganado. Para siempre.”