La tortilla al tartufo de María Lo: sabor gourmet a precio casero
- La ganadora de Masterchef 10 explica en Podría ser peor cómo cocinar una tortilla de patatas delicatessen
- Además de los ingredientes tradicionales, tan solo se necesita un bote de tartufo


¿Con o sin cebolla? Con tartufo. Si hay un debate eterno en la cocina española, ese es el de la tortilla de patatas. Clásico indiscutible de nuestra gastronomía y protagonista habitual de discusiones a la hora de pedir en un bar o en restaurante.
Todos coincidimos en su sabor. Sin embargo, la polémica persiste ¿Cebolla sí o no? ¿Poco hecha o bien cuajada? Lo que parecen simples matices esconden, en realidad, una cuestión casi de Estado culinario.
Y ahora se amplía. En Podría ser peor, la chef María Lo ha abierto una nueva—y sabrosísima— brecha en esta conversación infinita: ¿y si, además, le añadimos trufa? O, mejor dicho, tartufo, esa crema con aroma intenso que eleva la receta un poquito más sin dejar temblando nuestra cuenta corriente.
Porque, ¿puede una tortilla saber —aún más— a alta cocina sin romper la hucha? La ganadora de Masterchef 10 asegura que sí. Y no solo lo afirma: lo cocina desmontando el mito de que lo gourmet siempre tiene que doler en el bolsillo. "Es una delicatessen sucedánea que todos podemos preparar en casa".
Patata, huevo, cebolla (si se quiere) y un toque de tartufo. Nada más. Nada menos. "El tarrito de tartufo es lo más barato que hay. Lleva un 5% de trufa y el 95% restante son setas", apunta la gaditana. Y, sin embargo, "he de decir que a mí me flipa porque deja un aroma estupendo. He probado la tortilla con trufa de verdad y prefiero la de tartufo. A lo mejor tengo un gusto poco fino, pero me gusta mucho más, la hago siempre y está buenísima", confiesa.
Porque aquí el lujo va en cucharadas, no en euros. "Hay varias cuestiones que convierten a un alimento en delicatessen", explica la cocinera. Pueden ser su proceso de obtención, su escasez o su rareza.
Es decir, "que su producción sea limitada, que haya muy poco de ese ingrediente o que, simplemente, sea algo muy exclusivo, como el Hákarl (un plato de la cocina islandesa a base de carne curada del tiburón peregrino) o la saliva solidificada de vencejo del Himalaya".
Aunque, quizá, lo más representativo de la palabra delicatessen, además su precio elevado, sea su sabor. "Cuando es tan estupendo y maravilloso que te transporta a otro mundo", califica Lo.
Es el caso, por ejemplo, de la trufa blanca de Alba, típica de la región de Piamonte (Italia). Este producto reúne todos esos factores. "Es la más preciada. Es muy cara porque, por un lado, no se puede cultivar. Crece de forma silvestre bajo tierra y, para encontrarla, se necesitan perros con un olfato muy adiestrado. Por otro lado, tiene una temporalidad muy breve. Su tiempo de recogida es solo de octubre a diciembre", detalla María Lo.
No es de extrañar, por lo tanto, que su precio oscile fácilmente entre los "4.000 y 6.000 € el kilogramo". De hecho, "en 2021 se llegó a pagar por una trufa blanca de 830 miligramos 100.000 euros", destaca.
Por suerte, la tortilla de la ganadora de Masterchef 10 no alcanza estas cifras. Ni se le acerca. No hay trufas blancas italianas ni menús imposibles. Pero sí un plato de fondo popular con acento gourmet, que no divide, simplemente, convence.
Ingredientes | Preparación |
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