Marcel Barrena, director de 'El 47': "El individualismo no puede contra el Estado ni contra la autoridad, pero el colectivo sí"
- El barrio catalán de Torre Baró, un ejemplo de la capacidad que las comunidades tienen para transformar la sociedad
- Marcel Barrena, director de El 47, nos cuenta en Las mañanas de RNE lo que ha supuesto llevar esta historia a la gran pantalla
Cuenta David Pastor Vico en Las mañanas de RNE con Mamen Asencio que la sociedad ha ido realizando una mala interpretación de El origen de las especies desde su publicación en el siglo XIX. Aquello de que solo el más fuerte sobrevive y que contaba el darwinismo social fue una teoría respaldada por no pocos lectores de Charles Darwin... hasta la llegada de Piotr Kropotkin.
Curiosamente, este otro téorico del evolucionismo era un príncipe ruso de descendencia noble, y decimos 'curiosamente' porque su mirada sobre la evolución de las especies sería totalmente opuesta a la de Darwin. Kropotkin encontró en la ayuda mutua y la cooperación entre individuos la razón de supervivencia y evolución de las sociedades, algo que terminaría plasmando en su libro El apoyo mutuo: un factor de evolución.
¿Y a qué viene todo esto? El 47 fue, junto con La infiltrada, la ganadora como mejor película en los Goya 2025. La película dirigida por Marcel Barrena plantea la importancia de la comunidad en la construcción de una sociedad más justa —y feliz, apunta Vico— lo que refuerza el argumento sobre el valor de la ayuda mutua de la que habla Kropotkin. Una historia real en la Barcelona de finales de los años 70 que cuenta el movimiento de lucha y resistencia por el transporte público que aquel día marcó un antes y un después en la ciudad.
"Es una película muy reivindicativa y creo que muy ideológica, pero al final es supertransversal porque es de una gente humilde que lucha por algo digno y por algo superjusto que es el transporte y la vivienda", señala Barrena. Para contar todo eso, el director acudió a documentarse y a grabar en Torre Baró, el barrio catalán donde se produjo este movimiento vecinal liderado por Manolo Vital, el conductor de la línea 47 de autobús que encarna Eduard Fernández en el largometraje. Con su nombre, de hecho, ha sido bautizada a raíz de la película una plaza en Barcelona próxima a la rotonda por donde entró con el bus 47, entre las calles Castellví y Lliçà.
Al estreno de El 47 acudieron los vecinos del barrio —muchos de ellos salen como figurantes interpretándose a ellos mismos o a sus padres— gracias al envío de unos 20 autobuses que les desplazaron hasta un cine privado en Barcelona. Sin embargo, cuenta Barrena, al volver a su vida real en Torre Baró vieron que les habían robado el tendido eléctrico durante la proyección del film. "La película ha conseguido dar altavoz a este barrio para que ahora el Ayuntamiento de Barcelona se ponga en serio. A mejorar desde el pavimento a la instalación eléctrica, y a muchas cosas que ha conseguido El 47 junto con los vecinos de Torre Baró", explica el director.
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En cuanto a ese trasfondo de unión y cooperación entre individuos como forma de progreso en las sociedades, el director de El 47 señala cómo las tesis ultraliberales del individuo contra el Estado abogan por ese éxito personal que "viene a decir que si triunfas es porque lo mereces y si no triunfas no lo mereces". Ahí es donde, según Barrena, se crea la imagen de un individualismo que, en cualquier caso, nunca aspirarará al poder revolucionario que sí tiene en cambio el colectivo. "El individualismo no puede contra el Estado ni contra la autoridad, pero el colectivo sí".
Y el mensaje ha calado en la gente. La película lleva ya 26 semanas en cartelera y ha conseguido que el público siga acudiendo a los cines, arrrancando incluso aplausos al final de la proyección. Después de su reconocimiento en los Goya, quien desconoce la historia de la lucha vecinal de Torre Baró en 1978 no duda en hacerlo ahora. "Estamos en la estratosfera de la emoción", expresa Barrena.