Enlaces accesibilidad

La masacre de Munich durante los Juegos Olímpicos de 1972

  • El ataque perpetrado por miembros de Septiembre Negro, grupo terrorista palestino, sacudió al mundo en 1972 y planteó serias preguntas sobre la seguridad en los Juegos Olímpicos
  • Un total de 11 miembros del equipo olímpico israelí y un policía alemán fueron asesinados y murieron cinco terroristas

Por
El Condensador de Fluzo - Masacre en los Juegos Olímpicos de Munich

En un dramático giro de los eventos en los Juegos Olímpicos de 1972 en Múnich, una noche que debería haber sido de celebración deportiva se transformó en una pesadilla de terror y violencia. La historiadora Carmen Guillen recuerda la tragedia en el programa 'El Condensador de Fluzo' dedicado a las Olimpiadas en la historia.

El contexto político

La organización de estos Juegos había sido un intento por parte de la República Federal de Alemania de distanciarse de la sombra del Tercer Reich, Adolf Hitler, que había organizado los controvertidos Juegos de Berlín en 1936. Sin embargo, la tragedia aún estaba por desplegarse.

En la madrugada del 5 de septiembre, miembros de la organización terrorista palestina Septiembre Negro irrumpieron en la Villa Olímpica con un objetivo claro: atacar a la delegación olímpica israelí. Este acto de violencia fue parte de las tensiones en curso entre Israel y Palestina, exacerbadas por décadas de conflicto y una serie de eventos geopolíticos.

Atletas secuestrados

Dos atletas israelíes fueron asesinados y otros nueve fueron secuestrados por los terroristas, quienes buscaban la liberación de prisioneros palestinos. A pesar de los esfuerzos de las autoridades alemanas y la negativa de Israel a negociar con los terroristas, las negociaciones fracasaron y culminaron en una operación de rescate fallida que resultó en la muerte de todos los secuestrados, cinco de los ocho terroristas y un policía alemán.

A pesar de que los días siguientes fueron muy tensos, a nivel deportivo apenas hubo consecuencias. En una controvertida decisión, el comité olímpico decidió continuar con el evento; eso sí, con las banderas a media asta —salvo las de algunos países árabes que entendían el gesto como una humillación ante Israel—. Además, la delegación israelí abandonó Múnich y también la delegación egipcia que tenía miedo a las represalias de Israel.

A nivel del conflicto árabe-israelí, las consecuencias no tardaron en llegar. Se vivió una escalada de violencia que desembocó en la conocida operación «Cólera de Dios», un dispositivo formado por fuerzas especiales del Mossad, el servicio secreto israelí, que tenían orden de encontrar y asesinar a todos los implicados en la ejecución y en la organización de la masacre de Múnich.

Fotografía tomada tras la masacre de Munich

Fotografía tomada tras la masacre de Munich

La tragedia de Múnich dejó una profunda cicatriz en la historia olímpica, recordándonos la fragilidad de la paz y la convivencia en un evento destinado a promover la unión y el espíritu deportivo. A pesar de los esfuerzos por separar los juegos de la política, el caos y la violencia que se desataron ese día siguen resonando tristemente en la actualidad, recordándonos la complejidad y la interconexión del deporte y la geopolítica.