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La revolución cristiana en la cultura funeraria del Imperio Romano

  • La tradición de homenajear a los muertos nace con el cristianismo, que se fijó en costumbres paganas
  • 'Arqueomanía' descubre cómo los cristianos acabaron implantando su propia cultura fúnebre

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Arqueomanía - La 'cristianización' del mundo fúnebre

La muerte es la gran musa de la arqueología. A lo largo de la historia se han hecho grandes construcciones para honrar a los difuntos. Esta tradición germinó con el cristianismo que comenzaba a extenderse por el Imperio Romano, que tomó como referencia las costumbres paganas, más que consolidadas en la sociedad. El programa 'Arqueomanía' visita Roma para conocer a fondo el proceso de transición de la cultura fúnebre irreligiosa a la practicante.

Choque de creencias

Según la historiadora y Catedrática en Arqueología de la Universidad de Padua, Alexandra Chavarría, la convivencia entre paganos y cristianos era estable hasta mediados de siglo III, cuando se obligó a los fieles a practicar el culto de los herejes. En ese momento empezaron las persecuciones.

El arqueólogo Stefano Roascio, del Parque Arqueológico de Appia, afirma en 'Arqueomanía' que en el siglo VI se rompe definitivamente la relación entre los dos dogmas y se abre un período de transición. Finalmente, esa pequeña religión marginal que era el cristianismo acabó como la doctrina oficial del estado.

A lo largo de la historia se ha homenajeado a los muertos con construcciones de todo tipo.

Estructura situada en la Vía Appia, en Roma.

Cambios con la 'cristianización' de la muerte

El nuevo orden llevó consigo el enterramiento fuera de las ciudades -por ley- y la creación de complejos funerarios, así como una serie de novedades en el panorama fúnebre.

  • El paso de la incineración a la inhumación. Se impuso la cultura de enterrar a los muertos por encima de la tradición de quemarlos.
  • La construcción de grandes monumentos romanos. Un ejemplo es la Tumba de Cecilia-Metela, que se muestra en el programa 'Arqueomanía'.
  • La aparición de las catacumbas. Precisamente, las primeras se instalaron en los subsuelos del Mausoleo Cecilia-Metela. Los cristianos querían llevar a sus difuntos a espacios funerarios clásicos, que en realidad eran grandes necrópolis subterráneas donde dejar a sus seres queridos.
  • El establecimiento de la palabra 'cementerio'. Para los devotos, este concepto significaba 'dormitorio'. Su idea era que uno no moría, sino que se dormía a la espera de la llegada del Señor y, por tanto, la resurrección. De ahí el motivo que los creyentes se quisieran enterrar juntos en un lugar que fuera fácil de identificar para Cristo.
  • La exhibición de signos cristianos. El ancla, el pez o la paloma eran símbolos con los que los creyentes se representaban en los cementerios comunitarios.