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Música

Placebo brilla en las Noches del Botánico y dedica su concierto a Sinéad O'Connor

Noticia  Metrópolis
PLACEBO (Noches del Botánico, 27 de julio de 2023)
Ruth Cantarero

La noche comenzaba con un mensaje claro: “por petición de la banda, no se pueden hacer fotos o grabar durante la actuación”. Nada de móviles. Volveríamos a disfrutar entonces de un concierto, en las Noches del Botánico, como los de los 90, con un claro objetivo, disfrutar del momento sin molestas pantallas de por medio. A pesar de algunos despistados reacios a la desconexión, el concierto empezó con fuerza, con "Forever Chemicals", de su último disco “Never Let Me Go” (2022), un álbum donde recuperan ese sonido más intenso de sus inicios, y tan característico de PLACEBO. Llamado a convertirse en otro de los clásicos de la banda, le siguió "Beautiful James" con una energía y sonido electrónico que prometían que la noche iría subiendo en intensidad. “Scene of the crime” y “Too many Friends”, entre otros clásicos de la banda, se colaban elegantemente, a modo de flash backs de álbumes pasados, entre las nuevas canciones, conformando un interesante discurso crítico y reivindicativo, como es habitual en sus producciones, y un paisaje visual ecléctico, muy acorde con los tiempos que vivimos.

Brian Molko en un momento de la actuación en Noches del Botánico 27/07/2023

A los que esperasen un concierto de grandes éxitos, se les quedaron algunas peticiones del oyente en el tintero. Ya sabíamos que “Nancy Boy” o “Pure morning”, populares y controvertidas a partes iguales, no iban a sonar esta noche ya que hace tiempo salieron del repertorio oficial, pero otras piezas clásicas se echaron en falta en esta ocasión. Echamos de menos sin duda, alguna referencia a "Without You I'm Nothing" (1998), quizás su álbum más aclamado, del que ni si quiera "Every You, Every Me", su single de cabecera, asomó por el Jardín Botánico la noche del 27 de julio. Afortunadamente sí escuchamos "For what it’s worth" y "Slave to the wage", dos de sus piezas más aplaudidas.

NEVER LET ME GO es el último álbum de estudio de PLACEBO, lanzado en 2022

En un concierto muy centrado en “Never Let Me Go” (2022), su último álbum de estudio, destacaron de forma especial algunas canciones como “Birthday In The Sky”, la dedicada a David Bowie, y que, en esta ocasión, sirvió para anunciar el homenaje a la recientemente fallecida Sinéad O’Connor, con unas bonitas palabras de admiración que Brian Molko le regaló pronunciadas en castellano, dedicando no sólo esa canción, sino todo el concierto, a su memoria.

Stefan Olsdal también quiso hacer un guiño a nuestro idioma y, dirigiéndose al público en castellano, nos invitó a un viaje al pasado con "Bionic", de su álbum debut "Placebo" (1996). Hasta aquí el viaje a la década que los vio nacer.

En esta ocasión, Brian Molko y Stefan Olsdal, almas de PLACEBO, se acompañaron en el escenario con Nick Gavrilovic en varios instrumentos, Bill Lloyd a la guitarra, Matt Lunn a la batería, y Angela Chan a los teclados y el violín.

Con un montaje del stage y una composición audiovisual que recordaba mucho a las producciones de los dos miles, con una imagen glitch y un filtro estereoscópico, estética que acompaña su último álbum de estudio, el concierto iba llegando a su fin, momento para sacar la alfombra roja y dar la bienvenida a “Song to say goodbye” y, cómo no, a la esperada y celebrada “The bitter end”, que puso en pie a toda la grada. Estábamos inmersos de lleno en los dos miles. Sonido Placebo genuino. Y así llegaba “Infra-Red” que hizo gritar al unísono al público ‘Someone call the ambulance’, una llamada de auxilio que vaticinaba que se acercaba el final, pero la intensidad no había llegado al tope. Faltaba el bonus track. Los primeros acordes de Shout, hacían vibrar de nuevo al Jardín Botánico porque llegaba el turno de los cover más esperados, “Shout” de Tears For Fears y una versión ligeramente retocada de “Running up that Hill”, de Kate Bush, que se mezclaron por sorpresa con la nueva “Fix Yorself”. Y así, llegaba el fin.

PLACEBO

Bastante más comedidos que en los conciertos de aquellos años, en esta ocasión, Brian Molko y los suyos fueron correctos, con voz y sonido impecables, y siguiendo el planning marcado. No hubo nada fuera de guion. Quizás faltó algo más de cercanía y complicidad con el público y entre la propia banda. Incluso la despedida fue fría. Un bitter end para una noche que tal vez se merecía un mensaje apoteósico de despedida, pero no lo tuvo. Sea como sea, una noche mágica y un mensaje claro, han vuelto.