La muerte de la hija de Lluís Llongueras se pudo haber evitado
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Este lunes nos ha dejado Lluís Llongueras, famoso peluquero y artista, que ha muerto a los 87 años a causa de un cáncer. Creó el primer salón de belleza unisex y también colaboró con Salvador Dalí, y todo tras hablar con él diez minutos por teléfono pensando que estaba hablando con su secretaria. Es una de las anécdotas, detalles de su vida personal que compartió durante En noches como esta. En el programa, que puede verse en RTVE Play, también habló del momento más doloroso de su vida, la muerte de su hija Cristina. "Perder a una hija de 27 años yo no lo deseo ni a mi peor enemigo. Uno prefiere morir cuando es mayor, pero no que mueran los jóvenes", contó en el programa.
"Cristina no se te ha muerto mientras tú la recuerdes", le dijo un periodista tras la tragedia, unas palabras que se le quedaron grabadas. "Mi hija Cristina sigue viviendo", aseguraba él, que tenía fotos suyas en todas partes. La llevó por todo el mundo: Tokio, Londres, Ámsterdam, París, Nueva York… Cristina era madre de dos hijos, un niño de 5 años y una niña de uno. "Ha vivido una vida muy completa", consideraba su padre.
"El azar es el azar y todo porque se retrasó el ministerio de tráfico de aquella época, que no había impuesto obligatoriamente los cinturones", lamentaba Llongueras. "No era obligatorio. Si hubiera llevado cinturón, se habría salvado", aseguraba en el programa, aprovechando para hacer un alegato a favor del uso del cinturón de seguridad.
Inventó el difusor
El difusor es hoy en día es un elemento que no puede faltar en un secador de pelo. Respeta el rizo y hace que el pelo se rice más. Lo inventó Llongueras en 1974, aunque ya lo usaba en pruebas antes. La casa Paramount "se quiso querellar diciendo que yo lo había copiado", aseguraba el peluquero. "Pude comprobar que hacía un par de años salía ya en una revista de peluquería que yo lo estaba usando de prueba haciendo un show", contaba en el programa. Gracias al recorte del periódico pudo demostrar que no había copiado nada. "Además, no se parecían en nada. No eran difusores. Solo una boca más abierta, nada más".
Compaginaba la mili con ser peluquero a domicilio
En su juventud, el catalán compaginó el servicio militar obligatorio con ser peluquero a domicilio. Durante esta época tuvieron lugar sus primeros affaires. "Yo fuera guapo o fuera feo y tener un chico joven en casa, cuando el marido de la señora estaba de viaje pues no sé que pasaba", confiesa. El propio Llongueras aseguró que él no tenía culpa de nada. "Esto me ocurrió a los 17 años. Dejé de ser virgen a esa edad. Que justamente en aquellos tiempos era algo avanzado", añadió.
Enfermó de agotamiento
Uno de los peluqueros más famosos del mundo manifestó al presentador de En noches como esta, Juan Ramón Lucas que llegó a enfermar de agotamiento. Resulta que durante una semana, Lluís no descansó ni un solo día por las citas que tenía con numerosas mujeres. Al verlo en la cama, su padre decidió llamar al médico y el especialista le comentó que "vigilase a las mujeres". Ante el pronóstico, cada vez que llamaban a casa para preguntar por el joven, su progenitor contestaba "Déjenlo en paz".
La confusión con Salvador Dalí
Para Llongueras, Salvador Dalí fue alguien muy importante en su vida. Es más, tuvo la oportunidad de invitarlo a la inauguración de su primer salón importante en 1981. Durante una llamada telefónica, Lluís se pasó durante 10 minutos admirando al pintor catalán y pensaba que estaba hablando con su secretaría cuando no era así. "Al escuchar como le admirada me aceptó para el resto de la vida. Yo iba a su casa y nunca me dijo que 'no'". Era un caso especial. El peluquero le puso varias pelucas: "Le hice rulos y le puse una peluca tipo Velázquez. El siempre jugaba conmigo y yo con él".
Llongueras tuvo la oportunidad de peinar al pintor Salvador Dalí Bettmann (GETTY)
El máximo representante del surrealismo pidió que le peinase Llongueras cuando estaba en el Ritz. El peluquero envió a una de sus ayudantes aunque después acudiese a la cita. Él mismo le propuso ponerle rulos a Dalí ya que el pelo le había quedado un poco "chafado". "Él estaba de acuerdo en ponérselos pero tuvo que cumplir su condición. Me dijo que tenía que estar presente el fotógrafo ya que Dalí siempre decía que si no había foto o no salía por televisión, ese suceso no existía".