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Desmontamos mitos sobre la carne de cerdo

  • Es una de las carnes más consumidas pero todavía circulan muchos bulos en torno a ella
  • ¿Te animas a preparar una receta con esta carne? ¡Prueba este salteado de cerdo oriental!
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Mitos sobre la carne de cerdo

¡Parece mentira que se sigan repitiendo algunos bulos sobre este alimento! En este artículo desmontamos mitos sobre la carne de cerdo, la segunda más consumida en nuestro país después de la de pollo y vamos a aprender más sobre sus cualidades nutricionales: ¿será verdad que su grasa, al menos la del cerdo ibérico, es casi tan saludable como la del aceite de oliva? Mira lo que nos ha contado la nutricionista Beatriz Robles.

Los temidos antibióticos, tranquilizantes y otros fármacos

Como es lógico, en ocasiones los animales que se utilizan en la industria alimentaria precisan tratamiento veterinario y farmacológico. Por eso se ha comentado hasta la saciedad que esos medicamentos que se utilizan acaban, aunque sea de forma residual, en su carne para llegar finalmente al consumidor. Aunque esta preocupación pueda ser legítima y está muy bien exigir un producto de la mejor calidad posible, se desmonta teniendo en cuenta un dato muy concreto: los controles farmacológicos que sigue la industria en nuestro país son muy estrictos.

Cualquier medicamento de uso veterinario tiene estipulados unos plazos de espera, el tiempo que tiene que transcurrir desde que se le administran al animal hasta que se sacrifica, precisamente para evitar que acaben llegando hasta la cadena alimentaria. Pero es que tampoco contienen dioxinas, un contaminante que también se vigila con mucho detalle en los controles que se aplican. Por lo que no te preocupes porque no, la carne de cerdo no tiene antibióticos ni dioxinas.

De qué depende la cantidad y la calidad de su grasa

En realidad es algo que depende de varios factores, como la raza, la edad, la alimentación o el corte que elijamos (mejor si optamos por los más magros), aunque hay límites. Por ejemplo si has oído alguna vez que el cerdo es como un “olivo con patas”, esta comparación se hace porque, sobre todo el cerdo ibérico, tiene ácido oleico, un ácido graso insaturado que también contiene por ejemplo el aceite de oliva. Aunque por supuesto la cantidad que contienen uno y otro de ácido oleico es incomparable (un 15% máximo del cerdo ibérico frente al 75% del aceite de oliva).

Por otra parte, la carne de cerdo también nos aporta grasa saturada, de la que por regla general conviene moderar el consumo, mientras que el aceite de oliva nos aporta muchos fitonutrientes que la carne no tiene. Por eso la recomendación es, una vez más, elegir las piezas más magras y prestar atención al método de cocinado, para no añadir más grasa poco saludable innecesariamente.

Cómo conservarla y cocinarla correctamente

La carne es un medio en el que pueden crecer muy bien los microorganismos por lo que debemos asegurarnos de guardarla siempre bien refrigerada, entre cero y cuatro grados. Y si la vamos a congelar, a 18ºC bajo cero y bien envuelta para evitar las quemaduras por frío. Por otra parte el calor es una herramienta muy útil para acabar con los microorganismos así que tenemos que asegurarnos de que al cocinarla el centro de la pieza alcanza los 71ºC, (podemos comprobarlo con un termómetro de sonda). Mientras que si vamos a preparar algo con carne picada mejor si llegamos a 75ºC durante al menos 30 segundos.