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Siempre hay un precio

La muerte de Enrique Urquijo y el último adiós de un músico eterno

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Enrique Uriquijo murió un 17 de noviembre de 1999
Enrique Uriquijo murió un 17 de noviembre de 1999

Hay tres palabras que siempre salen de la boca de quienes recuerdan a Enrique Urquijo: sensible, frágil y vulnerable. Una persona que no era de este mundo, como decía siempre su hermano Álvaro Urquijo, capaz de sentir las cosas con una intensidad inabarcable. Cada palabra de dolor que escribía en sus canciones traspasaba su cuerpo. Se quedaba "en pelotas" sobre el escenario y desnudaba sus emociones que a quema ropa.

Lo cuentan quienes conocieron de cerca esa faceta íntima del compositor madrileño. Amigos de infancia, profesores de colegio, sus hermanos, los compañeros de banda y vida o quien fue su terapeuta durante años. Sus testimonios descubren la cara más humana del músico y sus vulnerabilidades en Enrique Urquijo. Volver a ser un niño (2021), la nueva producción documental de Imprescindibles que puedes ver en RTVE Play.

El día en que la música española quedó en shock

A través de su relato, se perfilan los rasgos de una persona sentidísima, hipersensible y rota. Las líneas de un Enrique al que el mundo de la música perdió un 17 de noviembre de 1999. Su cuerpo apareció sin vida con una sobredosis, en un portal de la calle Espíritu Santo del barrio madrileño de Malasaña. Tenía 39 años. La noticia fue un shock para todos. La sinceridad y honestidad de aquellos temas que hablaban de amor, pérdida y soledad habían atravesado a toda una sociedad.

El día de su muerte, hacía dos días que Enrique había salido de un centro de desintoxicación. No era la primera vez. El músico llevaba años tratando de lidiar con su adicción a las drogas, siempre había mostrado su disposición a salir de aquel oscuro bucle. Especialmente tras el nacimiento de su hija María en 1994. Pero aquella vez, hubo algo que truncó su suerte.

Enrique Urquijo y su hermano Álvaro, 1997

Enrique Urquijo y su hermano Álvaro, 1997

Adiós tristeza: sus últimas horas

Su alta voluntaria se registró un 15 de noviembre. Algo que pidió el propio Enrique. Como estuvo menos del tiempo por el que pagó, le reembolsaron un dinero. Ese fue el principio del fin. "Se vio en la calle, con dinero en mano, con documentación, cosa que no tenía desde hacía un año", cuenta su hermano Álvaro. Con ese remanente fue a visitar a su camello en un piso del barrio de Malasaña.

Conocedores de sus viejas andanzas, su hermano y Pía Minchot, su entonces pareja, alertaron a la policía. Pero sin una orden, los agentes no podían entrar en el piso en el que sospechaban se encontraba Enrique. "Yo estaba tocando fuera de Madrid y no me lo podía quitar de la cabeza. Cuando terminamos el concierto, tras la última canción me llamó mi mujer. Solo dijo 'Álvaro, ha pasado' y un largo silencio. Me quedé destrozado", recuerda su hermano.

Enrique Urquijo había muerto. La noticia corrió muy rápido entre la prensa y en unas horas su familia había sido informada de lo sucedido. Después llegaron las especulaciones, las preguntas sobre cómo había llegado el cuerpo sin vida al portal, si había muerto allí o alguien dentro del piso en el que estaba consumiento, asustado tras su sobredosis, cargó con él hasta allí, donde dejó el cuerpo.

Enrique Urquijo, líder y fundador de Los Secretos

Enrique Urquijo, líder y fundador de Los Secretos

Pero, ¿cómo llegó allí?

La pregunta va más allá de la situación física de Enrique. Se adentra en el aspecto emocional. Sobre ello reflexionan personas como Ana González, mucho más su responsable de prensa. El hombro sobre el que se apoyó mucho tiempo Enrique, su amiga y confidente en los momentos más duros. “A Enrique le dolía la vida, hablábamos de ese dolor y de porqué él era así, porque le pasaban las cosas que le pasaban. Él siempre quiso dejar todo lo negativo que le pasaba”, cuenta.

“Enrique solo tenía 17 o 18 años cuando empezó con Los Secretos, le llegó el éxito y las drogas muy pronto”, cuenta Ana. Como decía en su canción Siempre hay un precio, Enrique lo probó todo para sentirse bien. "Cuando no se enganchaba a las drogas, se enganchaba a las personas", continúa su amiga.

Es lo que opina también Miguel Ángel Bargueño, autor de Adiós tristeza (Libros Cúpula), un extenso relato de la vida de Enrique Urquijo que se publicó en 2005, reeditado en 2019, coincidiendo con el 20 aniversario de la muerte del músico. “Era un tipo brutalmente honesto. En sus canciones estaba su vida. Tenía una sensibilidad fuera de lo común. Era frágil y vulnerable. Todos pasamos por experiencias negativas en la vida, como la muerte de un amigo, los desamores, las desilusiones… Y las gestionamos como podemos. A él le afectaban mucho estas experiencias negativas y encontró esa vía de escape”, explica Bargueño.

1994, un año de cambio

Es Ana quien, llegado un momento de su carrera, le recomienza acudir a terapia. Era el año 1994, el año con más altibajos para Enrique”, como dice uno de sus amigos de infancia en el documental Enrique Urquijo. Volver a ser un niño. Hacía dos años que había comenzado su proyecto en solitario, con Los Problemas, donde dio rienda suelta a sus composiciones más personales, con rancheras, versiones y temas propios.

“Al principio le pareció raro mi consejo, pero me hizo caso y se puso en contacto con Salvador, su médico y psicólogo personal”. Un hombre que conoció la parte más íntima y oscura de Enrique. “Mi labor era acompañarle, protegerle, preveer acontecimientos, conocerle, ver qué ocurría y sobre todo al principio, procurar que fuera posible su trabajo”, cuenta Salvador Laguna en el documental.

También fue el año en que nació su hija María. Alguien por quien Enrique estaba dispuesto a todo. Llegó a estar limpio algo más de 12 meses, tras su nacimiento. Y a ella le dedica dos de los temas más bellos de su cancionero: 'Agarráte a mí María' y 'Pero a tu lado'. Dos testamentos premonitorios y poderosísimos, verdaderas declaraciones de amor que son imborrables en el tiempo. “No recuerdo con tristeza a mi padre. Me gusta pensar en él en positivo. Era un hombre tranquilo, muy papi”, decía María Símun en una entrevista a El País.

Pía Minchot y Enrique Urquijo estuvieron tres años juntos

Pía Minchot y Enrique Urquijo estuvieron tres años juntos

Un hombre de su tiempo

No hay que olvidar que Urquijo era un hombre de su tiempo, de los años ochenta, cuando las drogas duras entraron masivamente en España. Una moda a la que Enrique se unió demasiado pronto, marcado por la muerte de su amigo Canito. El que fuera bateria de su primera banda, TOS, falleció en un accidente de coche el 1 de enero de 1980.

Aquel suceso desataría el primer gran evento de La movida, la puesta en largo de las bandas de aquel momento que se reunieron por primera vez para rendir homenaje al músico fallecido. Era el 9 de febrero de 1980 y allí fue donde actuaron por primera vez Los Secretos, la banda que Enrique y sus hermanos formaron sin Canito. No faltó nadie. Alaska y los Pegamoides, Los Rebeldes, Mario Tena y los Solitarios, Mamá, Mermelada...

El alma de Enrique Urquijo, brillante fragilidad

Un legado musical eterno

Más de veinte años después de su muerte, la dimensión artística de Enrique Urquijo sigue vive. Reivindicada por los músicos actuales y por sus hermanos, que continúan recordandole sobre los escenarios. Enrique no solo fundó uno de los grandes grupos de los ochenta (Los Secretos), también se coló en los corazones de todos aquellos que alguna vez escucharon su música, con esa capacidad única que él tenía de estremecer, desgarrar y calar hondo.

Su trágica muerte nos dejó huérfanos de uno de los mejores compositores de los años 80 y 90. Pero nos queda la herencia de un legado único de canciones que, varias décadas después, siguen siendo la banda sonora y la inspiración de generaciones enteras. Sobre ello se adentra la nueva producción documental de Imprescindibles, Enrique Urquijo. Volver a ser un niño (2021).

Los hermanos musicales de Urquijo

¡No te pierdas este documental! Ya disponible en RTVE Play.