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Lola Herrera y Daniel Dicenta una historia turbia convertida en el primer 'reality'

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Lazos de sangre - Lola Herrera y Daniel Dicenta una historia turbia convertida en primer reality

Lola Herrera se ha convertido en un ejemplo en el mundo de la interpretación, sobre todo por su papel en Cinco horas con Mario, la obra de Miguel Delibes que la ha hecho bajar a los infiernos para conocerse mejor a sí misma. Pero no ha sido el único papel que la ha hecho pasar a la historia, otro de ellos es el que hace en Función de noche junto a su ex pareja Daniel Dicenta en lo que se convirtió en el primer reality de España.

Un amor radiofónico

La pareja de conoció delante de los micrófonos de Radio Madrid a finales de los años 50. "Me encontré con que en el atril estaba el que luego sería mi marido. Después nos empezamos a conocer, porque realmente a mí no me caía muy bien", dice Lola Herrera entre risas en el documental de Lazos de sangre. Es sincera y no lo oculta, su primera impresión de Daniel Dicenta no fue idílica, "tenía un punto déspota" según la actriz. Ella misma lo define como "un encantador de serpientes", porque sus inicios fueron muy bonitos, de los mejores, pero todo cambió cuando se casaron a el 31 de diciembre de 1960.

Era muy simpático, muy guapo, un actor de éxito, con cierto carisma, "un grandísimo actor desaprovechado en nuestro país", según Natalia Dicenta, pero también era un "hombre muy difícil como marido", como cuenta Natalia Figueroa, amiga íntima de Lola Herrera. Él tenía muchos monstruos en su interior, muchos asuntos pendientes y no consiguió superarlos junto a Lola.

Abandonó a su familia el día de Reyes

Tiró su vida por la borda el mismo día que la dejó, el día de Reyes para ser más exactos, con su hija Natalia en la casa familiar. La pasión y el enamoramiento acabaron el mismo día que se dieron el "sí quiero", él lo sabía y para Lola al final fue un alivio que se marchase, porque también la arrastraba al abismo. "Lo planteó él y a mí me pareció muy bien, me pareció que era lo mejor que me podía pasar, porque yo sola podía gobernar la situación", cuenta la actriz. Ella es una mujer fuerte y lo ha demostrado siempre con estos gestos.

Las infidelidades, los malos gestos, actitudes injustificables y un sinfín de cosas más, hicieron que Lola no echase de menos a su marido. Entendió poco a poco, y después de muchas idas y venidas, que estaba mejor sola, porque si es una carga, es mejor que se aparte.

Un reencuentro ante las cámaras

En Función de noche, estrenada en 1981 y dirigida por Josefina Molina, Dicenta y Herrera se reencontraron después de quince años en uno de los primeros ejemplos del cinema verité en España. Un encuentro sin guion en el que ambos actores vomitaron todo lo que habían vivido y sentido durante y después de su matrimonio. "No sé hasta donde bajé en aquella grabación", dice Lola Herrera.

Fue una película histórica, sobre todo porque, como dice Nadia Calviño, Vicepresidenta primera del Gobierno de España, "En Función de noche se atrevió a hablar de muchos tabúes que estaban prohibidos para las mujeres". El tema más comentado de todos, el sexual, por supuesto. Un tema tabú que en aquella época resultaba una vergüenza siquiera que las mujeres mencionasen. Lola Herrera, sin embargo, se confesó ante su ex marido y ante toda España con la mítica, "No he sentido un orgasmo en mi vida", que ya ha pasado a la historia.

La reacción de la gente no se hizo esperar, llegaban cartas a su casa de gente que estaba de acuerdo con ella y gente que la insultaba y la menospreciaba por hacer esas declaraciones. La actriz dice que muchas personas de su entorno "me retiraron el saludo y me llamaron exhibicionista", pero también hubo mucha gente que lo supo ver como un acto de valentía, como Carmen Maura: "Tuvo el valor de declararlo todo en esa película. Yo no sería capaz".

Una de esas personas que no logró entenderlo fue su hijo Daniel Dicenta Herrera, que en aquella época se fue a vivir con su padre y cuando muchos años después la volvió a ver con su padre y con su hermana Natalia, llamó a Lola Herrera para pedirle perdón. «Me llamó desde la casa del pueblo y me dijo: “Mamá, perdóname por no haber sabido entender lo que te pasaba”», explica la actriz.

Natalia lo vio de otra forma, para ella su madre es un ejemplo: "Ojalá yo haya heredado la mitad de esa fuerza". Está claro que ahora muchas de las mujeres de nuestro país lo verían igual. Verían la fuerza y la valentía que tuvo Lola Herrera dar la cara por una generación entera de mujeres que se veía obligada a callar y que no quería hacerlo nunca más.