Enlaces accesibilidad
La Matemática del Espejo

Así sorprendió Teresa Perales a su marido en la boda: subió andando al altar

Por
Teresa Perales

Teresa Perales ya tiene sobre sus manos el más que merecido Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2021. Pero, antes de recogerlo la nadadora paralímpica se sentó frente a Carlos del Amor en La Matemática del Espejo. La 'Sirenita Sonriente' contó su historia entre grandes anécdotas que merecían ser escuchadas, como la vez en la que sorprendió a su marido el día de su boda: subió andando al altar.

“Le llevé la contraria a todos y les di una sorpresa”

Teresa Perales ha demostrado ser una mujer de armas tomar. Si algo se le mete en la cabeza, no hay nada que la frene: “Si yo te he dicho que voy a ir a por ello, tengo que ir a por ello”. Con esa misma garra que tanto la caracteriza, Perales no lo dudó dos veces, ella quería sorprender a su marido en el día de su boda, así que decidió subir a dar el sí quiero andando: “Le llevé la contraria a todos y les di una sorpresa, especialmente para mi marido, aunque se la llevó todo el mundo”.

Fue muy emocionante la cara de bobo que tenía mi marido

Cuando vio la cola del vestido con el que iba a contraer el enlace, Perales pensó que “no iba a lucir” como debía: “Dije, pues ya está, voy a ponerme los bitutores (aparatos que te cubren las piernas y hacen que vayan rectas)". Así que, con una muleta de un lado y cogida del brazo de su hermano, la nadadora entró caminando al altar de la Basílica del Pilar de Zaragoza. Eso sí, antes avisó al cura para que no pensara que era un “milagro”, según ha contado entre risas: “Cuando entramos nadie lo sabía salvo mi familia más cercana y el cura. Entonces, cuando la gente me vio, todos se quedaron alucinando. En ese momento empezó la gente a llorar. Fue muy emocionante la cara de bobo que tenía mi marido”

Según ha contado su hermano, cómplice de esta bonita historia, hay más de uno que pensó que se trataba de algo divino: “La gente estaba con cara de sorpresa, alguno pensó que había un milagro”. Ambos lo recuerdan como una de las anécdotas más bonitas y especiales de ese día: “Fue muy divertido. En el momento que se puso de pie nos echamos a reír, recorrimos todo el pasillo sin pararnos. Se veía gente llorando de alegría y emoción”.

Una historia de amor de película

Teresa y Mariano empezaron a tontear tras los Juegos Olímpicos de Sídney en el año 2000. Lejos de quedarse en un mero flechazo, su historia de amor parece sacada de un libro de Mario Benedetti. Perales “es muy auditiva”: “Muchas emociones me las provoca el oído”, confiesa. Apoyándose en eso, Mariano se puso sus mejores galas y al verla comenzó a cantar Ne me quitte pas, de Jacques Brel. La canción y el gesto conquistaron a la nadadora, tanto, que al llegar a su casa se descargó todas las letras del artista y se las fue aprendiendo. Ahora, este cantautor belga junto a los Beatles podrían decirse que “describen su vida”.