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Lazos de sangre

Gila se casó por dinero y no le importaba reconocerlo

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Lazos de sangre - Los amores de Gila

El documental de Lazos de sangre se adentra en la vida de uno de los grandes genios del humor, Miguel Gila. Un hombre con un talento extraordinario para hacer reír a los demás, pero poco responsables. El problema de Gila siempre fue el dinero, primero porque volvió de la Guerra Civil después de estar varios años en prisión y no tenía nada en la cartera, después porque no supo gestionar su patrimonio y murió arruinado. Por suerte siempre tuvo alguien que le ayudó a sobrevivir, en la primera ocasión su ángel de la guarda fue Ricarda.

Un joven Gila volvió de la guerra y se hospedó en una pensión en Zaragoza buscando trabajo, allí conoció a Ricarda, la hija de la patrona, y viendo que "era un buen partido", decidió casarse con ella. Gila nunca tuvo reparos en reconocerlo, se casó por dinero, ella tenía adjudicada una pensión bastante buena y él necesitaba alguien que lo mantuviera. Es raro ver esta fórmula, pero Gila no quiso esconder la verdadera naturaleza de la relación. Él nunca quiso a Ricarda, solo buscaba algo que comer, un sitio donde dormir y como mucho, un poco de cariño, pero sobre todo era una cuestión de supervivencia.

La ilusión de su vida: su hijo

Su relación duró cuatro años y no tuvieron hijos, al contrario que con Carmen Visuerte. Era bailaora de flamenco y Gila se quedó prendado de ella en cuanto la vio. Aún estaba casado con Ricarda, a la que había dejado en Zaragoza para irse a Madrid a triunfar como humorista, cuando la conoció, pero en aquella época no importaba. Vivieron su amor con locura y tuvieron a su primer hijo, Miguel Gila, que, aunque había nacido fuera del matrimonio, pudo llevar el apellido de su padre gracias a la insistencia del conocido dibujante de viñetas.

No fue solo la insistencia, también una buena donación a la iglesia (2 millones de pesetas de la época pagó para que lo bautizaran), pero a Gila no le importaba, quería que su hijo llevase sus apellidos y fuese completamente suyo y eso no tenía precio. Con su segunda hija el procedimiento fue muy diferente, cuando ella nació, él se había ido a México a grabar, y desde la distancia todo se complicó. Nadie sabe los verdaderos motivos, si fue por miedo o desinterés, pero Carmen nunca fue reconocida por Gila como su hija a pesar de ser la más querida. Algo que saben tanto Carmen como Miguel, el primogénito: «Mi hermana era su favorita».

Aquello causó un profundo dolor a Carmen, que vivió con la sensación de rechazo toda su vida, hasta el momento en el que decidió poner una demanda de paternidad. Quizás lo hizo en el peor momento porque tan solo unos meses después su padre, Gila, falleció, pero ahora tiene la conciencia tranquila: la justicia le dio la razón y puede llevar con orgullo el apellido de su padre.

La mujer que volvió loco a Gila y le hizo dejar España

Pero ellos no fueron los únicos hijos del humorista, Gila tuvo una tercera hija con la que consideró el gran amor de su vida, María Dolores Cabo. Una mujer de la que se enamoró cuando aún estaba con Carmen y cuando seguía casado con Ricarda. Por eso, Ricarda, cansada de los amoríos de su esposo, decidió denunciarle por adulterio. Gracias a un chivatazo, Gila consiguió huir con María Dolores hasta México, donde vivieron más de 35 años y se casaron tres veces. Un amor que resistió el paso del tiempo y las dificultades, y que trajo al mundo a Malena, la hija de que de verdad pudo disfrutarle como padre, ya que por primera vez Gila se implicó en la educación de un hijo.

Tres relaciones, que no amores, que marcaron la vida de Gila. La primera por interés, la segunda como amor calmado y la tercera una desmedida pasión que acabó derribando tabúes y el paso del tiempo. Mira el documental de Lazos de Sangre sobre Miguel Gila en RTVE Play.