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#ConsultaCon

Cómo educar a tus hijos sin gritos ni castigos: los consejos de Patri Psicóloga

  • En la segunda sesión de #ConsultaCon, la psicóloga Patricia Ramírez te enseña a educar con disciplina positiva
  • "Educar con serenidad es educar sin gritos, desde el respeto, sin sobreprotección"
  • En el episodio anterior hablábamos de conciliación: ¿Eres padre o madre? ¡Necesitas tiempo para ti!

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Patricia Ramírez (@patri_psicóloga) pasa consulta en @corazonytendencias
Patricia Ramírez (@patri_psicóloga) pasa consulta en @corazonytendencias

Patricia Ramírez, conocida como 'Patri Psicóloga', es una de las terapeutas más influyentes de nuestro país. En su segundo directo en el Instagram de @corazonytendencias ha abordado otro tema de interés para muchas familias: la educación, un asunto sobre el que es muy necesario reflexionar. Y en este caso hablamos de cómo es educar con serenidad, es decir, educar con disciplina positiva.

Educar con serenidad es educar sin gritos, desde el respeto, sin sobreprotección. Una forma de educar que permite que los niños desarrollen una sana autoestima, que tengan autonomía, que se eduquen en valores, que actúen con convencimiento, que tengan una mayor confianza y seguridad y, sobre todo, que establezcan con los padres un vínculo positivo de confianza mutua y respeto.

¿Es posible educar con serenidad?

Sí, aunque no es fácil. La actriz María Castro, compañera de directo de Patricia, comentaba: “Como madre que soy creo que se puede, pero es complicado… Sobre todo, por el ritmo de vida que llevamos. Los niños palpan ese estrés, así que algo que hago yo, para evitar conflictos, es dejar que se tranquilicen antes de hablar. Antes del grito, explico mi situación para que ellos empaticen con el mundo que les rodea”. Una interesante reflexión para evitar esa situación en la que pueden interferir los gritos.

Educar sin gritar ni castigar

¿Por qué los gritos y los castigos se deberían de eliminar en la educación de los pequeños de la casa? Porque, como comentaba la terapeuta en el directo, antes se confundía el respecto con la autoridad y el miedo, y no debe ser así. Para que nos respeten tenemos que respetarles.

Es necesario tener en cuenta que cuando un niño coge una rabieta se le activa el sistema primario, se activan las emociones, y es difícil hacerles entrar en razón. Es necesario tener esto en cuenta para comprender que los niños necesitan su tiempo para entender las cosas. María ante esta situación responde: “Cuando ocurre algo así es necesario dar unas pautas porque es importante que comuniquen lo que sientan… A su debido tiempo”. Para comprender qué es lo que se debe hacer y lo que no, hemos separado en puntos la teoría para acompañarla de ejemplos prácticos que nos ayuden a comprender las diferentes situaciones que se pueden presentar.

No a…

Pegar. Es un punto innegociable. El niño aprende que la figura de los padres, que le da la seguridad, humilla. Si ocurre esto el pequeño tendrá un sentimiento de venganza. Pegándole vas a trasladar la idea de que para tener poder necesitas hacer daño. Los niños pegan de pequeñitos porque es una reacción natural cuando se sienten amenazados. Todavía no se les ha enseñado a gestionar su enfado o su frustración. En este caso, hay que intentar tranquilizarle y enseñarle una alternativa para mostrar su emoción.

Comentarios negativos y amenazas. Comparar, amenazar, criticar o humillar está prohibido. Dejar en ridículo a los niños delante de los amigos es algo que les afecta. No hay que hablar nunca mal de un niño delante de nadie. Es muy común encontrarse con alguien por la calle, que te digan algo bueno de tu hijo y responder: “bueno, pero en casa…”. Este tipo de comentarios debemos eliminarlos. María en este punto, respecto a las amenazas, añadía: “Hay que tener cuidado con las amenazas. Si amenazas y luego no haces nada, ellos saben que luego no se va a cumplir”.

Castigar. Hay que establecer una consecuencia, no un castigo, con el consecuente aprendizaje asociado. Se puede omitir algo que les guste dentro de esa rutina diaria que tienen los niños para que aprendan las consecuencias que tiene todo comportamiento.

Sobreproteger. Hay que evitar la sobreprotección, cuando les protegemos demasiado anulamos la capacidad resolutiva de nuestros hijos. No van a poder desarrollar esa capacidad en el futuro y no van a poder gestionar una frustración.

Sí a...

No perder los papeles. Es importante entrenar la paciencia y el autocontrol de padres e hijos. El niño no genera ansiedad, eres tú quien va revolucionado… Quieres ser una superwoman y eso no es fácil. Si queremos educar con serenidad, necesitamos entrenar nuestra paciencia e ir a otro ritmo. Un ejercicio interesante puede ser empezar a meditar. Hay que decir las cosas con amor y cariño.

Respetar sus tiempos. Queremos que lo hagan todo y que lo hagan ya y los niños van agobiados a nuestro ritmo. Pero no solo hay que dejarles tiempo en los momentos de tensión, cada niño crece con sus capacidades, talento e inteligencia. María explica: “Siempre queremos que hagan las cosas deprisa y corriendo y si tenemos todo el tiempo del mundo… ¿Para qué correr?”.

Corregir desde el respeto. Poniendo soluciones en lugar de machacar con errores. “Te lo dije” es un reproche muy común y es la tumba del amor. Es necesario que la persona llegue al origen del problema y tú tienes que mostrarle tu ayuda. María comenta: “Los niños buscan refugio, no rechazo. Primero hay que hablar las cosas con cariño y luego hay que ver lo que tenemos que cambiar”. Si un hijo llega con malas notas hay que comprender cuál es el problema hablando con él, no imponerle un castigo injusto cuando no sabes qué ha pasado.

Apoyar en el error. Y enseñarles a gestionar el fracaso. La comunicación es importantísima, tienen que comprender que hay que buscar siempre el origen del problema y solucionarlo. Transmitir amor incondicional siempre. Sabemos que quieres a tus hijos de una manera incondicional, pero esto además hay que demostrarlo.

Hablar con ellos y potenciar su autoestima. Hay que escucharles aunque no tengas tiempo, tienes que hacerles ver que te hacen feliz. Es muy importante ayudarles a sacar todo su potencial y potenciar su autoestima. Esa autoestima se consigue dejándoles hacer sus cosas. Para sacar su potencial es necesario observar lo que hacen bien, interesarse por sus pasiones y sus talentos. No podemos elegir su profesión ni su camino. Si quieren dedicarse al ballet en vez de al Derecho, hay que apoyarles. Interesarte por ellos. Hay que interesarse por sus temas. Preguntar por sus amigos, por las series que ven, por los programas de televisión que les gustan, por sus novios… ¿Algunos ejemplos? Preguntarle por ese amigo que estaba triste el otro día, por los padres de otro amigo que estaban quizás enfermos de COVID, por sus clases, por lo que les preocupa… “La comunicación es fundamental”, declara María.

No juzgarlos. Nuestros hijos no pueden tener etiquetas, si hay algo que hacen mal hay que ayudarles a comprender que eso deben corregirlo. Cuando les permites hablar sin juzgar se crea un vínculo más fuerte. Si se ponen etiquetas, que sean positivas.

Jugar con ellos. Es algo importantísimo. “Pero no es jugar para ellos, es jugar con ellos. De hecho, cuando juego, es que soy una más”, contaba María. Jugar a juegos de mesa, a las cartas… Es necesario que los niños se diviertan y lo pasen bien con nosotros.

Negociar. Otro punto importante a la hora de educar con serenidad son las negociaciones. Para poder hacerlo de una manera positiva es necesario hablar cuáles son los puntos innegociables y después, hacerles partícipes de lo que sí pueden elegir. Si por ejemplo es innegociable que el niño salga a la calle con abrigo, déjale elegir el abrigo que se quiere poner. Si en casa es innegociable comer fruta, que él elija la que más le apetezca. Es necesario que aprendan a negociar, si no en un futuro no sabrán decir que no.

¿Quién educa a los niños?

En el directo hablamos de otros temas interesantes relacionados con la educación. Por ejemplo, que la educación tiene que venir de cualquier persona que tiene una influencia sobre el niño. Es decir, el niño es educado en casa pero también por los profesores del colegio, la educación y los valores del pequeño tienen que venir de ambas partes. Por supuesto, si nos referimos a la educación en casa, es importantísimo pactar valores para educar. En parejas separadas, por ejemplo, con pensamientos diferentes, es importante la coherencia a la hora de educar.

En definitiva, educar con serenidad es una de las claves para tener una mejor relación con nuestros hijos y que sean grandes personas de las que sentirnos orgullosos el día de mañana. Con estas herramientas es mucho más fácil, lo que no implica que siempre sea sencillo.