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Mitos y realidades: migraciones en época de pandemia

  • La OCDE calcula una caída histórica del flujo de migraciones en el primer semestre
  • La crisis sanitaria y social expone especialmente el colectivo migrante
  • La situación actual pone en riesgo los avances en integración

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Imagen de ropa tendida en una vivienda con escaso espacio exterior.
El fenómeno de las migraciones es inherente a la condición humana e históricamente habitual.

No son buenos tiempos para ser migrante, si es que los ha sido alguna vez. Los aeropuertos siguen en mínimos, las fronteras son más duras que nunca, una pandemia campa a sus anchas afectando la salud y la economía de, sobre todo, los más desfavorecidos… y aún hay quién señala a los inmigrantes como causa de todos los males.

Vídeo resumen del séptimo episodio de la 4ª temporada de 'El cazador de cerebros' sobre el fenómeno humano de las migraciones

Los datos, sin embargo, son tercos y no se doblegan a emociones irracionales como la xenofobia. El informe anual sobre migraciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la OCDE, indica lo que la lógica de la situación mundial actual podía anticipar: las migraciones se han reducido notablemente. Pero sus conclusiones van más allá.

Tras cerrar o restringir, en mayor o menor medida, la admisión a personas extranjeras, tuvieran intenciones turísticas o de residencia, la inmigración internacional en los países de la OCDE ha caído de manera histórica: alcanzó el 72% en el segundo trimestre, y el total del primer semestre se ha reducido hasta el 46% respecto a las cifras de 2019.

Los espectaculares datos sobre la reducción en el flujo migratorio, sin embargo, no ocupan los titulares habituales. La gran mayoría de la población los desconoce mientras, por ejemplo en España, el bombardeo de imágenes de personas que desembarcan en las costas españolas es constante. La actualidad de estos días es una buena prueba: la ciudadanía española tiene más datos sobre las pateras que llegan a Canarias que sobre las cifras globales actuales de inmigración. La situación actual en Canarias es de emergencia, no se trata un problema menor, pero no es ni de lejos el más grave. Lo preocupante es que, para el gran público, la entera información sobre migraciones se limita a un hecho aislado y no se explica en su conjunto y debido contexto.

"La ciudadanía española tiene más datos sobre las pateras que llegan a Canarias que sobre las cifras globales actuales de inmigración. Se conoce la situación por un hecho aislado y no en su conjunto y debido contexto"

El hecho de que la inmigración en España tenga cara de persona subsahariana hacinada en una patera es causa directa del sensacionalismo de los medios, que no buscan, en general, explicar el fenómeno sino aprovecharse de la atracción que genera una imagen llamativa que representa una imagen muy superficial de la situación real. “Las llegadas en embarcación a España rara vez suponen más del 5% del total de llegadas anuales, nunca más del 10%”, apuntaba la socióloga Amparo González Ferrer durante el programa ‘Migraciones: datos sin prejuicios’ de ‘El cazador de cerebros' emitido esta semana. Claramente, se pone el foco en una parte residual de un fenómeno mucho mayor y, por otro lado, históricamente habitual en todo el mundo.

El doble peligro migratorio

El problema más urgente en migración, en el contexto actual, es la situación a la que se enfrentan los inmigrantes ya establecidos en dos frentes muy preocupantes. Por un lado, la OCDE advierte en el mismo informe que la pandemia podría poner en riesgo las mejoras en diferentes indicadores de integración que se han ido observando en los últimos años. La crisis económica y la presión en las finanzas públicas, que poco a poco empiezan a mostrar sus efectos, se acompañan históricamente de un empeoramiento en la percepción sobre la migración. Con menos recursos, el colectivo inmigrante es visto más como competencia que como conciudadano, y nunca faltan los intereses que aprovechan para convertirlo en chivo expiatorio. En España, donde la percepción ha sido más bien positiva, la tendencia está en peligro de cambiar.

Por el otro lado, el colectivo migratorio es uno de los más expuestos a los peligros del nuevo coronavirus, experimentando las consecuencias nefastas de la pandemia de forma particularmente aguda. Al hecho de que los migrantes cuenten habitualmente con contratos más precarios y una situación económica más inestable, se le suma que están mucho más expuestos a la Covid-19 que gran parte de la población autóctona. Son muchos los que ocupan los ‘trabajos esenciales’ que se han mantenido incluso durante los peores momentos de la primera ola. Los inmigrantes están sobre-representados en la primera línea de lucha contra la pandemia: en residencias, hospitales, servicios de limpieza…

El colectivo migratorio es uno de los más expuestos a los peligros del nuevo coronavirus. Los inmigrantes están sobre-representados en la primera línea de lucha contra la pandemia: en residencias, hospitales, servicios de limpieza…

Esa mayor exposición al virus ha aumentado la tasa de contagios entre población migrante, lo cual alimenta el prejuicio, la discriminación y los discursos xenófobos. El problema es que no se trata de ‘un estilo de vida’ determinado, como han llegado a apuntar de forma preocupante algunos representantes públicos, sino de una situación de vulnerabilidad social. Tal como apunta el informe anual de la OCDE, el contagio es más probable en contextos de pobreza. Lo sufren personas migrantes, pero también personas nacidas en el país. La Covid-19 se expande más rápidamente entre personas que tienen dificultades para mantener distancias, viven en viviendas con poca ventilación y no tienen capacidad o posibilidad de teletrabajar, incumpliendo con algunas de las medidas de seguridad más establecidas.

En países como EEUU, la población negra, que no es inmigrante, también ha revelado mayores tasas de contagio que la población autóctona blanca. La sobre-exposición a la Covid-19 no es un problema cultural, sino un desafío más para las bolsas de pobreza estructural de nuestra ciudadanía, inmigrantes incluidos. Es por eso que, de nuevo, proponer y aplicar soluciones que refuercen el bienestar de la sociedad en su conjunto pasa por conocer mejor la situación real, en su contexto global y con los datos que aporta el método científico.

El episodio 'Migraciones: datos sin prejuicios'

Nuestro agradecimiento a la socióloga Amparo González Ferrer por sus aportaciones para este artículo que amplian su participación en el episodio 'Migraciones: datos sin prejuicios' emitido por La 2 de TVE el lunes 16 de noviembre. 

La migración huamana es un fenómeno complejo pero natural y las soluciones para encajarlo no pueden pasar por discursos fáciles y demagógicos. Es necesario optar por datos empíricos y conclusiones científicas para tomar decisiones, como explicaron los expertos durante el séptimo episodio la cuarta temporada de 'El cazador de cerebros', disponible a la carta. 'El cazador de cerebros' se emite cada lunes en La 2 a las 20 h.