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El universo en su cerebro (III)

Santiago Ramón y Cajal: el descifrador del órgano más complejo

  • Descubre las facetas del Nobel español en la serie documental Santiago Ramón y Cajal: el universo en su cerebro
  • El Museo Nacional de Ciencias Naturales expone a Cajal a la espera de un museo propio para el científico
  • El Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1906 se forjó en un vagón de tercera hacia Berlín en 1889

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Santiago Ramón y Cajal: el descifrador del órgano más complejo

La mirada especial de Ramón y Cajal supo descifrar las entrañas de las células nerviosas incluso antes de conocer el método de Golgi, la forma con la que finalmente iba a averiguar muchas de las claves que le acabarían dando el Premio Nobel. Gracias al conocimiento que tenía sobre las emulsiones fotográficas supo obtener la llave del retrato que describiría el órgano más complejo que existe.

El camino hacia el Nobel

El comité del Nobel decidió que Santiago Ramón y Cajal se llevase el premio en 1906 por sus estudios sobre el sistema nervioso. La persona que nos hizo entender el cerebro, y el único que con las mismas herramientas que el resto fue capaz de interpretar correctamente lo que veíamos, compartió el prestigioso galardón con el italiano Camillo Golgi. En aquella época una teoría muy asentada, la reticularista, sostenía que todas las células del sistema nervioso formaban una retícula, una red. De hecho, Golgi, con quien comparte el Nobel, "era el reticularista por excelencia”, explica Laura López Mascaraque, investigadora del CSIC.

Medalla del Premio Nobel en Fisiología o Medicina entregada en 1906 a Santiago Ramón y Cajal.

Cajal se propone rebatir esa teoría, no sin dificultades: "Pese a que los tejidos eran fáciles de observar sucedía lo contrario cuando se profundizaba en el sistema nervioso. En ese caso, tenías dificultades porque era muy refractario a la impregnación y no había tintes buenos para teñirlo en condiciones”, argumenta Juan Andrés de Carlos, neurocientífico y responsable del Legado Cajal. “En aquella época se pensaba que esas prolongaciones se unían o fusionaban entre sí, formando una malla. Era una manera muy simplista de explicar cómo se transportaba el sistema nervioso a través de una red difusa”, puntualiza.

De la teoría reticularista a la individualidad de la neurona

Cajal comenzó a ver en el microscopio que había una pequeña separación por la cual se podría generar el impulso nervioso de una célula a otra. En ese momento es cuando empezó a hablar de la individualidad de las neuronas y de un contacto, "pero no de una continuidad”, puntualiza Juan Andrés de Carlos.

Los dibujos de sus primeras neuronas eran increíbles sin conocer todavía el método de Golgi

El dominio del científico sobre algunos métodos fotográficos, como las emulsiones, le abrió las puertas del análisis del sistema nervioso. Es un buen ejemplo de cómo la interdisciplinariedad puede acabar sumando: “Él comprobó que el sistema nervioso tenía afinidad por los métodos de plata, con los que conseguía impregnar células nerviosas bastante bien”, razona De Carlos. “Conservamos un cuaderno de laboratorio con sus primeros trabajos, en torno a 1882, donde pinta sus primeras neuronas de manera increíble sin conocer aún el método de Golgi”, afirma. “La gente antes de conocer esta técnica pintaba unas barrabasadas que no tenían mucho sentido, pero si ves lo pintado por Cajal inmediatamente piensas que se parece mucho a un futuro Golgi”, plantea.

Las dificultades y caprichos del Método de Golgi

Cuando Cajal conoce la técnica de tinción y regresa a Valencia se da cuenta de que es fácil de aplicar, pero a la vez resulta muy arbitrario. “Impregna solamente un 10% de las piezas que has metido, algo que tiene sentido porque si impregnase el 100% no verías nada y te aparecería todo negro” describe De Carlos, concretando que haciendo todo exactamente igual, ”con piezas del mismo tamaño y dejándolas metidas en los mismos líquidos durante el mismo tiempo" se impregnan siempre cosas distintas.

Dibujo original de Cajal que muestra, en células piramidales de la corteza cerebral del perro, variaciones fisiológicas del aparato reticular de Golgi.

Pese a que Cajal perfeccionó el método de Golgi al incluir una serie de modificaciones, el procedimiento seguía presentando dificultades porque para dominar la técnica tienes que saber lo que ves: "Se te pueden marcar muchos vasos sanguíneos o precipitados. Que te salga un Golgi limpio con una neurona bonita es realmente difícil”, aclara el neurocientífico.

La oportunidad de darse a conocer fuera de España

La meca de la Ciencia se situaba en Alemania cuando Cajal comienza a destacar científicamente. Él lo sabía y por eso decidió ir en 1889 a un congreso en Berlín sobre Anatomía, sin la ayuda de nadie más que su propio empeño por demostrar a los sabios de la época que sus descubrimientos merecían un altavoz a la altura de sus hallazgos. “Fue con su microscopio y sus preparados durante tres días en un vagón de tercera hasta Alemania”, destaca José Ramón Alonso, neurocientífico y catedrático de Biología Celular.

Caja de preparaciones posiblemente utilizada en el Congreso de Berlín de 1889

Cuando llegó allí, sin que nadie le conociese ni hiciese caso, agarró a uno de los sabios alemanes de aquel momento y le llevó a su mesa "para que viera por el microscopio”, resalta Alonso. Ese hombre era el catedrático Albert von Kölliker, patriarca de la Neurohistología que, tras darse cuenta de lo que Cajal le estaba enseñando, "comenzó a gritar que él era el descubridor de Cajal”, sostiene Alonso, y recuerda que en ese congreso de Berlín está la gente que poco después le propondría para el Premio Nobel. "Quedaron completamente asombrados por sus descubrimientos. Nadie se lo facilitó, fue él mismo con su dinero, esfuerzo y sacrificio”, especifica.

La cerradura cerebral se entiende con su llave maestra

La puerta sobre el entendimiento del sistema nervioso fue empujada por Santiago Ramón y Cajal. Por ese arco han desfilado años y décadas después muchos científicos, pero él abrió la ruta. Todavía quedan puertas que cruzar para entender aún más el cerebro, pero Cajal fue el pionero en encontrar el picaporte maestro.

Camillo Golgi es quien inventa la técnica o el método para observar las células nerviosas impregnadas casi en su totalidad que, tiempo después, Simarro enseña al propio Cajal. Santiago, al ver todas las posibilidades que eso tiene, lo prueba en un montón de especies de animales de diferentes edades y "hace un trabajo ingente”, detalla José Ramón Alonso.

El cerebro se ha descrito como la estructura más compleja del universo y hasta Cajal no entendíamos nada

El motivo del Premio Nobel a Cajal está en lo observado a través de esa técnica: “Con toda esa información cambia nuestro conocimiento sobre el sistema nervioso. El cerebro se ha descrito como la estructura más compleja del universo y hasta Cajal no entendíamos nada. Era una especie de caja negra por la que entraba información a través de los ojos u oídos, pero no teníamos ni idea de qué pasaba allí dentro”, asegura Alonso. “Cajal nos da las claves para que entendamos cómo es el sistema nervioso, cómo funciona y qué es lo que sucede en distintos procesos relativos a enfermedades. Sin el entendimiento de Cajal no habríamos podido dar esos pasos”, razona.

Dibujo original de Cajal que muestra la formación de placas seniles en la corteza cerebral de un anciano con demencia senil.

Cuando le dan el Premio Nobel en 1906, cuyo montante “era la suma de 115.000 pesetas”, según la última secretaria de Ramón y Cajal, Enriqueta Lewy, el científico vivía de forma muy humilde con siete hijos y una subvención de catedrático “que era una muy modesta”. En este contexto, según Lewy, "Cajal entregó el dinero del Nobel a un banco para que los estudiantes pudieran pagar su matrícula de Medicina si no podían hacerlo”.