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Janelle Monáe se confirma como nueva reina del soul en el Día de la Música Heineken

  • La cantante visitó Madrid por primera vez y se hizo con el público
  • Más de 13.000 personas visitaron el recinto en su segundo y último día
  • Lykke Li, Dum Dum Girls, Glasvegas y Russian Red también destacaron
  • La 2 de TVE emitió un programa especial con los conciertos del primer día

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De repente te encuentras con que la responsable de hacer vibrar a más de 13.000 personas es una chica negra, menuda y sólo con 25 años a sus espaldas. A pesar de su escasa estatura, en el bolsillo del pantalón de Janelle Monáe cabía todo el público del Matadero. Su actuación era una de las más esperadas por ser la primera en Madrid y por venir precedida de buenas críticas sobre el disco y sobre todo de su espectáculo en directo.

Con el sol rindiéndose sobre el Matadero de Madrid, la de Kansas City fue del soul al R&B pasando por el funk y el Hip Hop. Se mueve en estos ritmos con gracia, elegancia, soltura y un sentido del arte que le hace destacar por encima de las que han ostentado el título de gran reina de la música negra.

Junto a la talentosa Monáe, hay que destacar el esfuerzo de sus 15 acompañantes, repartidos entre coros, bailes, teclados, vientos, cuerdas, batería, percusión, bajo y guitarra. No son una simple banda: son una especie de comparsa divertida y bien engrasada, que juega un papel importante en la puesta en escena llena de color de este espectáculo, a medio camino entre lo futurista y lo circense.

Con canciones como "Tightrope" o "Cold War", pertenecientes a una delicia de primer álbum publicado el año pasado, no quedó ninguna duda de que la parte más festiva de la segunda jornada del Día de la Música Heineken le pertenecía a Monáe.

Del sofoco a la estridencia

A primeras horas de la tarde el calor castigaba al recinto hasta niveles asfixiantes, de ahí que uno de sus escenarios (el ¡Madrid!, ubicado en una de las naves del Matadero) se convirtiera en una especie de sauna. En la primera jornada, este espacio fue inaugurado por Ellos, que presentaron su nuevo disco y repasaron algunos de sus éxitos junto a un cuarteto de cuerda. Un experimento adecuado para abrir el escenario en el primer día de festival: puro pop, con toques de rock colorido y sin llegar a la estridencia.

Pero el segundo día del Escenario ¡Madrid! fue una verdadera olla a presión: iniciaron las Dum Dum Girls. Estas cuatro californianas saben bien cómo aporrear los instrumentos con talento pero a la vez con mucha rabia. Totalmente ataviadas de negro (como suele ser habitual), Dee Dee, Jules, Bambi y Sandy desafiaron las altas temperaturas en base a canciones directas y contundentes. El final de su fiesta rockera clásica se coronó con una versión del "There is a light that never goes out" de The Smiths.

Los responsables de mantener la emoción activa fueron los británicos Yuck. Este año sacaron su primer disco y la crítica los ha presentado como un viaje musical a los 90 donde el grunge aparece en los momentos más álgidos y el shoegaze en los más tranquilos. "Son tan noventeros que incluso cantan mirándose los pies", bromeaba en Twitter Ángel Carmona, presentador de Radio 3. No defraudaron en directo, con canciones de tono juvenil, pero bien dispensadas en directo.

El cierre de este escenario se coronó con la presentación de Lykke Li. La sueca hizo cambiar el esquema del escenario para adaptarlo a su antojo, y es que con el espectáculo que aparecería a continuación podría haber hecho lo que quisiera. 

Siempre lánguida, pero sorprendente. Como una cajita delicada que explota al destaparla. Así es la cantante sueca que presentó su segundo disco muy ligera de ropa y acompañada por una potente banda que le hacía justicia. Sonaron canciones nuevas y grandes clásicos como su "Dance, dance, dance". Si a eso le sumamos una versión del "Power" del omninfluyente Kanye West, podríamos describir un trazado de mapa de lado a lado: un concierto que ofreció todo lo que pudo y que alegró al personal asistente.

Un fin de fiesta con diferentes ritmos

No puedes dejar a la gente con Janelle Monáe en las retinas y los tímpanos y luego dar paso a Russian Red. Este fue el principal inconveniente al que se enfrentó Lourdes Hernández junto a su bien ataviada banda. Su derroche melódico tiene buenas intenciones y se desarrolla cada vez mejor, pero su aire introspectivo se habría adecuado mejor a otros momentos de la tarde.

Aún así, la madrileña sigue demostrando su cada vez mayor madurez sobre el escenario y que sus nuevas canciones la llevan a un plano más serio y menos de juguete. Se nos ha hecho mayor, la pequeña Russian Red.

Tras ella, fueron Glasvegas los encargados de poner la música. La chulería del cantante, James Allan, contrastaba con el tono triste, desgraciado, pero a la vez épico de sus canciones. "¿Es este el mejor concierto que habéis visto hoy?" Llegó a preguntar el fornido vocalista con las gafas de sol caladas durante casi todo el concierto. Habrá opiniones de todo tipo, pero lo cierto es que la banda de Glasgow parece empeñada en facturar himnos para ser coreados por la multitud.

El cierre llegó con el color y la buena forma que posee la música de Caribou. Dan Snaith apareció junto a toda su banda y cumplió con nota su misión de cerrar el Día de la Música Heineken haciendo una oda a la festividad, a pesar de ser medianoche del domingo.

El toque final de esta ambiciosa edición del Día de la Música llegará este martes 21 de junio con las presentaciones de Russian Red, Supersubmarina y The Last Dandies en el Teatro Circo Price de Madrid. Aquel día se estrenará la película del Día de la Música Heineken, que también se emitirá ese mismo día a las 00 horas en La 2 de TVE.