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'Drácula' resucita en la nueva ficción sonora de RNE

  • El clásico de Bram Stoker llena de terror las ondas de la radio pública

Juan Ribó y Álex Angulo encabezan el reparto

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Ficción Sonora - Drácula - 22/02/11

El escenario está vestido de riguroso negro. En él encontramos un candelabro y un ataúd, dentro una capa negra con el forro rojo.

Son las diez de la noche y estamos en La Casa Encendida de Madrid, aunque en realidad nuestros sentidos, y especialmente nuestros oídos, nos llevarán de Transilvania a Londres y de un manicomio a un cementerio pasando por el castillo del sempiterno Drácula. Todo gracias a la magia de la ficción sonora.

Justamente, el clásico de Bram Stoker inagura la radioficción de 2011 en la radio pública.

El ciclo Historias de miedo de RNE, en el que se enmarca, se inició el pasado año con Psicosis de Alfred Hitchkock interpretada por los actores Nancho Novo y Lluvia Rojo.

Además, RNE también adaptó El Exorcista de la mano de los actores Fernando Huesca, Miguel Rellán y Elena Rivera.

Se levanta la música

Drácula está a punto de comenzar. Un aforo repleto hasta los topes está dispuesto a dejarse clavar los colmillos para disfrutar de la adaptación  de Alfonso Latorre y la realización de Mayca Aguilera.

No se levanta el telón, pero sí comienza a sonar una música electrónica llena de voces y ecos que nos va introduciendo en una atmósfera inquietante.

Las voces del terror

A través de hora y media la voz cavernosa y profunda de Juan Ribó irá perfilando un Conde Drácula mostruoso y cruel, pero también lleno de dolor y humanidad.

Por su parte, Álex Angulo encarna al salvador Abraham Van Helsing, cazavampiros y némesis del vampiro más famoso de la literatura y el cine.

Un Drácula del siglo XXI

Correos electrónicos, mensajes de voz del teléfono móvil, boletines informativos y diálogos van tejiendo esta vibrante historia de terror hilada de escenas cortas que confieren un ritmo ágil a la narración.

Una voz en off nos sitúa en los distintos escenarios: el manicomio, la casa de Lucy o el castillo; y en los distintos momentos y horas del día.

Todo acompañado por los sonidos que subrayan los gemidos sedientos y los gritos de dolor. Puertas que se abren, estacas que se clavan y tormentas que golpean las ventanas a las que acude Drácula.

La tensión crece y los caminos de los personajes se entrelazan. Casi se puede oler la sangre que emana de los gritos desgarrados. Los actores levantan las manos airadas empuñando crucifijos imaginarios mientras que volamos de Londres a Transilvania con la facilidad que otorga la imaginación.

Al final, todo termina sin que caiga el telón y una ovación reconoce la exquisita labor de los que han hecho posible que Drácula reviva una vez más.

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