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ENTREVISTA

Javier Castillo, autor de 'El cuco de cristal': "Existe el tópico de que los jóvenes no leen, pero es mentira"

  • El malagueño se sumerge en su séptima novela mientras se prepara la segunda temporada de La chica de nieve
  • "Escribo relato corto de todos los géneros, pero ahora estoy escribiendo un cuento infantil con mi hija"
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Javier Castillo: "Faltan momentos de parar, asimilar y recordar"
MARÍA GARCÍA

Hay escritores que pueden presumir de ser best seller en su país de origen, pero pocos de ver cómo su último lanzamiento aparece reflejado en las pantallas de Times Square. Javier Castillo (Málaga, 1987) tiene claro que todo lo que está viviendo responde a un trabajo incesante tras cada lanzamiento, pero también a un conjunto de situaciones que lo ha llevado a disfrutar del cariño de todos sus lectores. "Estoy intentando asimilarlo porque sé que soy un afortunado", confiesa durante la entrevista. "Al final, tengo muchísimos amigos escritores y no tienen esa suerte cuando tienen el mismo o más talento que yo. Es también un cúmulo de muchas cosas, pero estoy súper agradecido por la acogida y de ese cariño que tiene la gente con mis libros".

Lejos de olvidar de dónde viene su pasión por la escritura, el malagueño reflexiona sobre el riesgo que existe de vivir anclados en el pasado o proyectados en un futuro incierto. "Faltan momentos de parar, asimilar y recordar", explica. "También de mirar hacia delante, pero con calma. Incluso cuando estamos en el presente hay veces en las que no estamos con nosotros. Es decir, estamos mirando el móvil, mirando noticias, Twitter, viendo vídeos en TikTok, en YouTube, en Instagram... Nos falta ese momento de asimilar todo lo que hay en nuestra vida. Por eso creo que no nos damos cuenta de la vida que tenemos. Mucha gente siente que le falta algo, pero se sienta y dice: "ostras, párate, porque lo tienes todo". Pero... no lo vemos".

Sumergido en la escritura de su séptima novela (cierre de la trilogía compuesta por La chica de nieve y El juego del alma), el autor no queda exento del hype que existe detrás de cada proyecto que anuncia en redes sociales, donde suma más de medio millón de seguidores: "Me da muchísima presión, pero al mismo tiempo me da mucha energía. Ir a una firma y que haya tantísima gente... ¡hace que me ponga a escribir! De verdad, llego al hotel, enciendo el ordenador y me pongo a escribir por el chute de energía. Detrás de cada persona que te lee siempre hay una historia maravillosa, siempre hay gente que te lee en un momento duro, otra que te lee para olvidar, para evadirse... Y al final, cada historia tiene como objetivo entretener a la gente, pero también hacer que se evadan de esos lugares".

"De la gente hipócrita me doy cuenta muy pronto y pongo distancia"

Firmas, escritura, adaptaciones literarias, viajes... ¿Cómo gestionas emocionalmente tal cantidad de estímulos?

Javier: Tirando de los dos extremos. Hago muchas locuras dentro del mundo del libro, pero también soy de desaparecer y estar muy centrado en mi familia. El estar en los dos sitios hace que me sienta muy centrado, ¿sabes? Como sabiendo que estoy en un mundo y en otro, pero es necesario tirar de los dos a la vez. También es muy importante dejarse llevar y ser capaz de cerrar los ojos y decir: "Venga, ¿a dónde voy ahora?".

¿Qué actitudes no toleras que estén a tu alrededor?

Javier: La hipocresía. No me gusta la gente que habla mal de otras personas, ni la que se queja mucho. Intento apartarlo de mi vida, porque sino entras en un bucle continuo de solo fijarte en esas cosas. Además, son actitudes que se pegan muy fácil. Llegas a un restaurante y a lo mejor tú no te fijabas en que el posavasos no estaba bien colocado. Pero como te lo han dicho, de repente te fijas en algo que es una idiotez y te molesta. Es como algo muy contagioso, minucias que acaban haciendo que no disfrutes de las cosas. Intento alejar las quejas y, sobre todo, la hipocresía. De la gente hipócrita me doy cuenta muy pronto y pongo distancia. El resumen es: "me alejo de la gente tóxica".

¿La pandemia nos ha hecho más individualistas?

Javier: Le hemos visto las orejas al lobo y hemos dicho: "solo se vive una vez, yo voy a ser mucho más individualista". Es verdad que nos forzaron un poco la solidaridad, porque no salió de todos. Era como: "qué mala persona eres si no te vacunas, o si no te pones la mascarilla". Al final, mucha gente se fue al lado de extremo y pensó "ahora importa mi vida e importo yo". Es un mensaje muy bueno, pero creo que nos aleja más de un tipo de felicidad, que es la que yo vivo. Soy una persona muy familiar, es muy importante tener un buen círculo a tu alrededor para no aislarnos.

¿Qué le da sentido al Javier Castillo escritor?

Javier: Lo que le da sentido a mi vida lo tengo muy claro: mi familia. Es el único gran pilar que le da sentido a todo. Tanto a mucho trabajo como cuando no estoy trabajando y quiero disfrutar. Al final son mi centro.

Página Dos - Javier Castillo y 'El juego del alma'

"Sigue estando el tópico de que la gente joven no lee, pero es mentira"

¿Te planteas dar el salto a otros géneros literarios?

Javier: Ahora mismo, por ejemplo, estoy escribiendo un libro infantil con mi hija. Así que es un libro para niños. Relato corto escribo de todos los géneros, lo que pasa es que luego las historias que más me llaman la atención como para profundizar en ellas son las de suspense y con un componente psicológico muy profundo. Eso hace que el thriller sea como el encaje perfecto de lo que más me gusta.

¿Qué opinas de quienes defienden que los jóvenes son los que menos leen?

Javier: Para empezar, sé que es mentira. Cuando miras las estadísticas, se ve clarísimamente que la gente joven lee muchísimo, luego entras en la veintena/treintena y empiezas a leer menos. A los 40 baja la lectura porque tienes más responsabilidades, más preocupaciones o más trabajo. Y cuando empieza la edad de jubilarse, vuelve a subir de nuevo. Pero la gente joven lee muchísimo, de hecho, creo que los que menos leen son las personas de mi edad. Sigue estando el tópico de que la gente joven no lee, pero es mentira.

¿Qué le dirías a todo aquel que te tiene como referente?

Javier: Lo mío era una decisión muy meditada. Al final vengo del mundo de las finanzas e hice mis números. Dije vale, con esta locura que me está pasando con El día que se perdió la cordura, puedo intentarlo durante dos años. Si no me sale, siempre puedo intentar buscar otro trabajo. Pero tenía como un paracaídas, la caída iba a ser lenta (ríe). Mientras tanto escribí El día que se perdió el amor y Todo lo que sucedió con Miranda Huff. Cada libro iba creciendo y tuve esa suerte, pero fue una decisión muy meditada. Lo que no recomiendo a la gente es que lo deje todo por perseguir su pasión, pero sí que mantenga su pasión en sus horas libres. Es decir, que no la abandonen, porque al final es lo que nos hace sentirnos vivos y felices, que incluso trabajemos en nuestro trabajo con una actitud distinta. Lo triste es que llega un punto en el que hay trabajos tan absorbentes que eliminan tus pasiones. Eso hace que vivas más infeliz durante mucho tiempo. A mí por ejemplo, con mi trabajo anterior, eran muchísimas horas y yo llevaba un tiempo de infelicidad. Lo que pasa es que escribía en el tren, era mi único rato porque iba a ratos sin cobertura.

"Me diría que disfrutase más y que parase de vez en cuando"

¿A qué le tiene miedo Javier Castillo?

Javier: A que le pase algo a mi familia. Algo grave, algo de salud, algo que no tenga solución. Y el no ser capaz de ayudar... La mezcla de impotencia y la cercanía al dolor me aterrorizan.

¿Cuál es la idea más "loca" que has llevado a cabo?

Javier: Cuando salió El juego del alma. Dentro de la novela está el juego en sí, que son tres pruebas que tienen que seguir los protagonistas para formar parte de un grupo dentro de un instituto. De repente empecé a recibir mensajes de gente haciendo las pruebas. Y claro, son pruebas donde cada una es más arriesgada que la anterior. Dije vale, se me ha escapado de control esta idea absurda. Tuve que escribir un tuit diciendo que, por favor, la gente no siguiera porque era un juego ficticio que no servía para nada. Había gente que lo estaba haciendo por diversión, pero dio un poco de pavor.

¿Qué le dirías al Javier Castillo del futuro?

Javier: Que disfrute más, que reflexione más y que se pare de vez en cuando. Y que abrace todo lo que está pasando, pero es complicado.