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¿Tiene sentido creer en el horóscopo en 2022?

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  • Los expertos en astrología defienden que se trata de un lenguaje simbólico para analizar y comprender, no de una creencia
  • ¿Todo lo que nos entretiene o nos interesa tiene que seguir el método científico?

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Horóscopo
Horóscopo

Si buscas en Google ‘Horóscopo Virgo’ encontrarás que las virgo somos metódicas, obsesivas, ordenadas, inteligentes, analíticas y algo reservadas entre muchas otras cualidades. Quizás también llegues a leer que 2022 va a ser nuestro año y que vamos a tener suerte en el trabajo. Pero ¿qué tiene esto de verdad? ¿qué tiene que ver que haya nacido el 9 de septiembre con que vaya a tener suerte en el ámbito laboral? ¿es todo el horóscopo predicción o hay algo más?

Para empezar, deberíamos tener en cuenta que no es lo mismo el horóscopo mensual que podemos leer en una revista que la astrología y, por supuesto, no es lo mismo la astrología que la astronomía.

¿Cómo surge el horóscopo moderno?

Cuando hablamos del ‘horóscopo’ normalmente nos referimos a una sección de una revista o periódico en la cual se realiza una predicción del futuro basada en una interpretación y estudio de la posición de los diferentes planetas del sistema solar y de las constelaciones. Aunque ya existían algunos periódicos con calendarios astrológicos, la sección del horóscopo como tal comenzó a popularizarse cuando el 21 de agosto de 1930, ante el nacimiento de la princesa Margarita del Reino Unido el editor del ‘Sunday Express’ decidió consultar al astrólogo popularmente conocido como Cheiro cuál iba a ser el futuro de la recién nacida. Como él no estaba disponible fue finalmente su asistente, R.H. Naylor, quien hiciera las predicciones. Poco después se publicó el artículo ‘Lo que las estrellas predicen para la nueva princesa’ el cual fue un éxito y John Gordon, el editor del ‘Sunday Express’, le encargó a R.H. Naylor una columna semanal con breves predicciones astrológicas.

La sección del horóscopo rápidamente se extendió por todo Occidente basada en una predicción semanal o mensual de los doce signos del zodiaco: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Fue tan popular que tan solo siete años después del nacimiento de la princesa dos tercios de las mujeres británicas afirmaban creer en los horóscopos, tal y como cuenta Andrea Richards en su libro ‘Astrología. La biblioteca de Esoterismo’.

Si nos centramos en occidente, el estudio de los astros y su posible implicación en la vida humana tiene un origen mucho más antiguo que el nacimiento de la princesa Margarita. Hay estudios que afirman que fue Enheduanna, una sacerdotisa y poetisa fascinante sumeria nacida en el año 2285 a.C. quien realizó las primeras observaciones científicas de los astros para luego trasladarlo a sus poemas y cantos dedicados a las deidades celestiales. Como explica John Michael Greer en ‘Ocultismo: Un viaje cronológico desde la Alquimia a la Wicca’ fue en Mesopotamia donde se empezó a estudiar el cielo por el nacimiento de un rey u otros eventos relevantes y ya en el siglo V a.C. fue cuando los astrólogos mesopotámicos comenzaron a aplicar estas reglas a los registros de nacimientos y poco a poco surgieron los horóscopos, siendo Alejandro Magno posteriormente quien lo extendería por el mundo mediterráneo y serían los griegos quienes crearon el concepto de ‘Zodiaco’ o ‘camino de los animales’.

Por supuesto, poco tardó en llegar el rechazo a esta disciplina. Ya en el siglo VII d. C. Isidoro de Sevilla en ‘Etimologías’ sostuvo que la astronomía describe los movimientos de los cielos y luego tenemos la astrología que él considera científica, que es la que describe los movimientos del Sol, la Luna y las estrellas y por otro lado la astrología que hace predicciones que él definirá como errónea. A pesar de este rechazo, la figura del astrólogo seguirá siendo muy importante para muchos gobernantes y reyes a lo largo de la Edad Media y el Renacimiento. No sería hasta finales del siglo XVIII cuando por fin la ciencia consigue una de sus grandes victorias y es la definitiva separación entre astronomía y astrología.

¿Puede gustarnos algo que no sigue el método científico?

Está claro que la ciencia ya no es que no defienda la astrología, es que está absolutamente en contra. Según la astrofísica es imposible predecir el futuro según dónde estén situadas las estrellas, es más, grupos de científicos tanto a nivel nacional como internacional se han unido en varias ocasiones para negarlo y mostrar su rechazo ante esta creencia desde hace décadas. En 1990 en España se unieron 250 astrónomos para demostrar su firme rechazo ante ella: "Estamos especialmente inquietos por la continuada proliferación de cartas astrales, predicciones y horóscopos en los medios de comunicación social, tanto visuales como escritos".

Pero claro, yo me pregunto, ¿acaso todo lo que nos entretiene o nos interesa tiene que seguir el método científico? ¿Es “malo” que me interese la astrología? Para entenderlo mejor hablé con Carlota Santos, la ilustradora y arquitecta detrás de @carlotydes: Algo no tiene por qué ser científico para ser inspirador o interesante. Necesitar que algo sea científico para que te resulte llamativo es tener una perspectiva muy limitada de la vida. Se puede ser racional, cartesiano y metódico y sin embargo tener una vertiente espiritual o curiosidad por lo que no se puede explicar mediante la ciencia, yo soy arquitecta y me interesa mucho todo el tema de la magia, el tarot y la astrología, pero eso no quita que sepa calcular una estructura o hacer un detalle constructivo.”

“En el Antiguo Egipto eran increíbles arquitectos e ingenieros y, sin embargo, utilizaban la astrología y daban una doble perspectiva a sus grandes obras: científica, por ser técnicamente brillantes, y espiritual y astrológica por relacionarlas con las estaciones, las constelaciones, el cosmos y sus dioses”

-Carlota Santos-

Además, tampoco pasaría nada por tener una vida espiritual profunda o curiosa y una firme creencia en la ciencia y el método científico. Quizás podemos asumir que estos dos universos pueden convivir en nosotros y uno no tiene porqué excluir al otro necesariamente tal y como convivían, por ejemplo, en el Antiguo Egipto. Según Carlota: “Eran increíbles arquitectos e ingenieros y, sin embargo, utilizaban la astrología y daban una doble perspectiva a sus grandes obras: científica, por ser técnicamente brillantes, y espiritual y astrológica por relacionarlas con las estaciones, las constelaciones, el cosmos y sus dioses. Esta vertiente espiritual no quita valor a las obras de los antiguos egipcios, sino que las complementa y enriquece. Pienso que actualmente esa conexión con la vertiente más simbólica y espiritual de la realidad se ha perdido, dando valor solo a aquello con el sello de "científicamente demostrado". La astrología nos ofrece otro punto de vista, un campo de exploración más subjetivo y con miles de años de trayectoria, que complementa, nunca anula a la ciencia y al pensamiento racional. Creo que la gente dedica poco tiempo a pensar en general y es más fácil reírse de algo cuando no lo entiendes en vez de escuchar o investigar antes de emitir un juicio, y con la astrología pasa un poco eso. Una pena porque abrirse a todo lo evocador, simbólico y espiritual es una vertiente súper interesante y enriquecedora de la experiencia humana".

Para Carlota, el hecho de que no sea una disciplina científica como tal no hace que deje de ser interesante o algo inspirador y, de hecho -aunque si nos guiamos por el método científico puede que Venus no me vaya a decir cómo me va a ir en el amor- hay algunos estudios que afirman que la creencia en la astrología puede ayudarnos a sentirnos mejor a nivel psicológico o a conocernos mejor a nosotros mismos. Además, quizá en una sociedad cada vez más individualista el hecho de pertenecer a cierto signo puede que nos dé un sentido de pertenencia y de grupo que nos ayude a sentirnos menos solos.

Esta relación entre psicología y astrología es muy relevante, especialmente con la popularización del estudio y la lectura de la carta natal que es ese mapa celestial que nos dice dónde estaba situado cada planeta, qué conjunciones hay entre ellos, su relación entre los diferentes signos y cómo esto configura nuestra personalidad y nuestro ser.

Uno de los mayores representantes en España de la psicología astrológica es Andrés Zuzunaga, fundador de Cosmograma, la escuela de astrología de Barcelona que se centra en crear estudios serios de esta disciplina. Él fue el que nos explicó por qué no todos los virgos son ordenados o todos los tauro cabezotas: “Es una simplificación muy burda de la astrología. La carta astral es un dibujo del momento en el que tú naces y en el momento en el que tú naces no solo se tiene en cuenta el Sol, que sería nuestro signo solar. Una persona que es aries es porque el momento que nació el sol quedaba bajo la constelación de Aries pero es que en el momento en el que alguien nace no solo hay el Sol. Hay la Luna, Mercurio, Saturno, Plutón, Urano, Neptuno, Júpiter, Venus…Están diez cuerpos celestes que de alguna manera explican quién eres, no lo determinan, no lo causan: lo explican.”

¿Creer o no creer?

Por supuesto la ciencia también tiene una explicación para definir por qué creemos que nuestras cartas astrales son acertadas y es el conocido como ‘Efecto Forer’ que es un fenómeno psicológico en el que básicamente pensamos que ciertas definiciones de nuestra personalidad son muy precisas cuando realmente suelen ser datos generalistas que se aplican a una amplia gama de personas. Claro que, al que inventó el ‘Efecto Forer’, igual no le habían leído su carta astral. Yo misma fui a que me interpretaran la mía y más que afirmaciones como “a veces tienes serias dudas sobre si has tomado la decisión correcta o si has hecho lo correcto” que es una de las frases que utilizó Forer (el que le da nombre a este efecto) en su experimento, me encontré con que en mi carta había elementos que recordaban a la de divas fatídicas como Marilyn Monroe. Solo hay que echarle un vistazo a mi estantería para ver que fue todo un acierto ya que durante toda mi vida he estado obsesionada con esta actriz, aunque sea un cliché. Quizás fue una casualidad, no digo yo que no, pero puede que no todo lo explique el ‘Efecto Forer’.

Sabiendo que la astrología es un estudio milenario, que no es un enemigo de la ciencia, que es algo inherente a nuestra propia identidad como seres humanos y que es una herramienta que nos puede ayudar a conocernos y a sentirnos mejor (aunque, como explica Christopher S. Baird, profesor de Física Teórica de la Universidad de West Texas A&M, sea por efecto placebo), ¿por qué ese fervor por desacreditarla? Para Andrés Zuzunaga la razón es que sería mucho más difícil gobernar una sociedad de gente con poder: “Nos han educado para que no tengamos fácil acceso a esta herramienta, porque si todo el mundo se conociera a sí mismo, entendiera para qué ha nacido o cuál es su propósito, sería una sociedad de gente más empoderada mucho más difícil de gobernar”.

"Nos han educado para que no tengamos fácil acceso a la astrología como herramienta, porque si todo el mundo se conociera a sí mismo, entendiera para qué ha nacido o cuál es su propósito, sería una sociedad de gente más empoderada mucho más difícil de gobernar" 
-Andrés Zuzunaga-

Sea por lo que sea, no veo el mal que hace la astrología como estudio o como sencillo pasatiempo. ¿A quién le importa que yo me entretenga mirando qué tipo de chancla soy según mi signo y lo comparta en mis historias de Instagram? Bueno, esta vertiente más pop del horóscopo tampoco está muy bien vista por algunos astrólogos. Para Andrés Zuzunaga "los propios astrólogos han hecho un flaco favor hasta hace poco usando la astrología para cosas muy superficiales y muy poco profundas como es adivinar el futuro y simplificar el responder a las personas a través de su signo solar cuando en realidad hay 10 planetas más en la carta".

En 1990 el grupo de astrónomos que firmaron el manifiesto contra la astrología afirmaban que "No se trata de llevar a la hoguera a los astrólogos, sólo nos gustaría que no disfrutaran de la impunidad con la que engañan y se lucran" pero realmente reducir esta disciplina a aquellas personas que se dedican a escribir una columna semanal en el periódico o a los que hablan de horóscopo de madrugada en la tele es simplificar demasiado y justificar una lucha contra la astrología por este tipo de profesiones me parece ir demasiado lejos. Quiero decir, es como si haces un manifiesto en contra del arte porque hay artistas que te parece que son un timo y venden obras millonarias.

Lo que está claro es que la cuestión no está en creer o no creer, ya que la astrología existe, los horóscopos existen, no es una creencia. Otra cosa es que tú creas que el hecho de que hayas nacido en una época del año u otra afecte a tu personalidad, pero no por ello tienes que pensar que las personas que estén interesadas en eso están locas o son estúpidas. Tal y como afirma Carlota: “Las personas que no saben distinguir entre horóscopo y astrología insultan a las que si les interesa con eso de: “Buah crees en el horóscopo, estás loca”, además normalmente suelen decírselo los hombres a las mujeres. Da para bastante analizarlo desde una perspectiva de género, pero ese es otro tema. El horóscopo es un pasatiempo inofensivo, algo más relacionado con la cultura pop y que no tiene nada de malo. La astrología es una disciplina milenaria pero tampoco es una creencia, no hay que creer en la astrología. Es un lenguaje simbólico para analizar y comprender”.

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Mimí Granizo (Santa Cruz de Tenerife, 1992). Ha colaborado en diferentes medios digitales como Mad Girls Magazine, La Maldita Radio o Freeda. Actualmente es escritora y creadora de contenidos freelance.