Atragantamientos en Navidad: cómo reducir el riesgo y qué hacer si se producen
- Los grandes banquetes, además del consumo de alimentos como uvas, turrones o frutos secos, crean un escenario propicio
- Es muy importante diferenciar entre atragantamiento parcial y total, porque la manera de actuar es diferente
La Navidad es una de las épocas del año con mayor riesgo de atragantamientos. Los grandes banquetes, el consumo de alimentos como turrones y frutos secos, o la tradición de tomar uvas de manera apresurada crean un escenario especialmente propicio para que aumenten las posibilidades de un incidente que, aunque suele resolverse sin consecuencias, puede convertirse en una emergencia grave.
El atragantamiento ocurre cuando un objeto extraño bloquea parcial o totalmente las vías respiratorias. Puede producirse al tragar un alimento o un objeto pequeño de forma accidental, e incluso puede darse con flemas o con la propia saliva. Los niños —sobre todo en la franja de uno a seis años— y los ancianos son los grupos de edad más afectados por este tipo de percances.
La causa básica es que comer y respirar comparten una misma intersección anatómica en la garganta: la faringe. Cuando respiramos, la tráquea está abierta y deja pasar el aire. Al tragar, una pequeña lámina llamada epiglotis se cierra automáticamente sobre la tráquea para que el alimento pase por detrás, hacia el esófago. El atragantamiento se produce cuando este mecanismo falla: la epiglotis no se cierra a tiempo, la persona habla o se ríe mientras come, o el trozo de comida es demasiado grande o difícil de manejar. Entonces, el alimento entra por la tráquea en vez del esófago, obstruye el paso del aire y provoca tos intensa o incapacidad para respirar.
La comida también puede atascarse antes de la tráquea, en la hipofaringe, justo antes de que la vía se divida en tráquea y esófago. Este punto también es crítico, porque aunque todavía no bloquee la respiración, si la persona intenta respirar, hablar o tragar de nuevo, el alimento puede deslizarse accidentalmente hacia la tráquea y producir un atragantamiento completo.
¿Qué se puede hacer si nos encontramos ante una de estas situaciones?
Facilitar la tos
Es importante intentar diferenciar entre un atragantamiento parcial y uno total. En el primero, las vías respiratorias no están totalmente obstruidas: se produce ruido, tos y sigue habiendo respiración, aunque esta se desarrolla con dificultad. Si este fuese el caso, es muy importante no interferir cuando la persona afectada está tosiendo, ya que tiene que hacerlo con fuerza. La tos es el mecanismo más eficaz para expulsar objetos que se han quedado atascados en las vías respiratorias.
Palmadas entre los omóplatos
Cuando la estrategia de la tos no tiene éxito, es muy probable que la obstrucción pase a ser total: las vías aéreas se cierran, deja de oírse cualquier ruido respiratorio y la víctima comienza a amoratarse. En ese punto, hay que llamar a urgencias y mantener a la persona incorporada, situándonos detrás para sostener su espalda. Con un brazo sujetamos su pecho y, con el talón de la otra mano —la parte inferior de la palma de la mano, la más cercana a la muñeca—, damos cinco golpes firmes, rápidos y consecutivos en la mitad de su espalda, entre los omóplatos.
En cualquiera de los escenarios, también es muy importante transmitir calma para que la persona se tranquilice y no entre en pánico, lo que podría empeorar aún más la situación.
La maniobra de Heimlich
Si pese al golpeo entre los omóplatos el objeto sigue obstruyendo las vías respiratorias, debemos aplicar la conocida como maniobra de Heimlich. Se trata de una técnica de primeros auxilios en la que el rescatador se coloca detrás de la persona y, a la altura del abdomen, coloca un puño por encima del ombligo y por debajo del esternón. Con la otra mano sujeta el puño y realiza empujes rápidos y hacia adentro–arriba, como si quisiera “levantar” a la persona desde el estómago. Esta presión súbita crea una expulsión de aire desde los pulmones, que funciona como un “estornudo interno” capaz de desalojar el objeto que bloquea la vía aérea.
Sin embargo, hay que tener presente que esta técnica no ha de usarse nunca con bebés, ya que podría provocarles graves lesiones. En este caso, habría que colocarle bocabajo sobre un muslo o el antebrazo de un adulto, sujetarle la cabeza y darle cinco palmadas entre los omóplatos. Si el objeto permanece bloqueando las vías respiratorias a pesar de haber probado lo anterior, habría que darle la vuelta y colocar dos o tres dedos sobre el esternón del bebé —en el punto intermedio a la altura de los pezones— y hacer cinco pequeñas y rápidas compresiones en el pecho. Ambos métodos se deben alternar hasta que expulse el objeto que le está provocando el atragantamiento.
En el caso de que un bebé se atragante, hay que colocarle bocabajo, sujetarle la cabeza y darle 5 palmadas sobre los omoplatos. GETTY IMAGES
En el caso de tener que auxiliar a una mujer embarazada o a alguien a quien no puedes rodear con los brazos debido a su volumen corporal, intenta aplicar compresiones torácicas: sitúate frente a ella, cierra una mano en puño y colócala en el centro del pecho, sobre el esternón, entre los pechos, justo por encima de la unión de las costillas inferiores. Después, coloca la otra mano encima del puño y presiona con fuerza en el pecho, con un empujón rápido —en realidad, esta es la misma acción que se hace en la maniobra de Heimlich—. Repite el procedimiento hasta que las vías respiratorias dejen de estar obstruidas.
¿Qué hacer si la persona queda inconsciente?
Si la persona pierde el conocimiento, hasta que lleguen los servicios de emergencia, debemos iniciar la reanimación cardiopulmonar: realiza cinco compresiones torácicas seguidas de dos insuflaciones boca a boca, repitiendo el ciclo hasta que la persona recupere la consciencia o llegue el equipo sanitario.
¿Cuándo acudir al médico?
Si el atragantamiento ha sido leve y, tras expulsar el alimento, la persona respira y habla con normalidad, no suele ser necesario hacer nada más. Sin embargo, si persisten dificultades respiratorias o la voz suena extraña o ruidosa, podría existir alguna lesión que conviene que evalúe un especialista.
Asimismo, cuando ha sido necesario aplicar maniobras de desobstrucción —ya sean golpes en la espalda o compresiones abdominales— existe la posibilidad de haber producido daños debido a la fuerza empleada. En esos casos también es recomendable acudir a un médico para que descarte cualquier lesión.