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Mariano Cohn y Gastón Duprat: "El cine con calidad que lleva al público al cine es artísticamente más audaz que el autoral"

  • El dúo de directores estrena Homo argentum, el éxito del año en Argentina
  • Una comedia con Guillermo Francella que satiriza la idiosincrasia de su país
Los cineastas Gaston Duprat y Mariano Cohn, directores de 'Homo argentum'.
Los cineastas Gaston Duprat y Mariano Cohn, directores de 'Homo argentum'. RTVE
ESTEBAN RAMÓN

Mariano Cohn y Gastón Duprat han pasado en pocos años de ser esos cineastas argentinos -con un humor lento que parecía nórdico- reconocidos en el mundo festivalero, a creadores de éxitos impresionantes en Argentina, primero con la serie El encargado y ahora con Homo Argentum: colección de cortometrajes sobre la idiosincrasia de su país protagonizada por el todopoderoso Guillermo Francella.

No es que el éxito haya cambiado del todo su discurso, que siempre ha fustigado al mundo artístico, pero el elogio del presidente argentino, Javier Milei, hacia su película, en un momento en el que sus políticas han cerrado cualquier financiación hacia el brillante cine de autor del país austral, les coloca en el lugar equivocado para buena parte del sector. Ellos se desquitan de cualquier etiqueta política, aunque su obra cada vez está más centrada en la crítica de mucha ideología de la izquierda.

PREGUNTA: Decís que la intención era hacer una película para llevar a los espectadores a las salas y lo habéis logrado en Argentina. ¿Hay normas para el éxito?

GASTÓN DUPRAT: No hay normas, podría haber fallado, era mucho riesgo. La norma es ser bastante valiente, me parece. Hacer una apuesta para que la gente vaya al cine haciendo algo de calidad es más audaz, artísticamente, que hacer una película de arte para la sala de un museo, sin duda.

P.: ¿Por qué?

GASTÓN DUPRAT: Es una película muy grande, que necesita que vaya mucha gente para recuperar la inversión. Y no es una película fácil, tiene cosas complejas, difíciles, agrias, con las que mucha gente se va a ver interpelada para mal, o para bien y luego se arrepiente. No es una comedia simple y ramplona. Por eso digo que es valiente en un punto; lo fácil, y no valiente, es el cine autoral que va a las salas de cine arte y al museo.

MARIANO COHN: También estaba el desafío de venir de filmar con Guillermo Francella una serie de varias temporadas (El encargado), que era un personaje insuperable, lleno de matices y bipolar. Y era ver cómo se redoblaba la apuesta.

Y luego el desafío comercial que decía Gascón. La película no está hecha con fondos públicos, está 100% financiada por productoras, plataformas y sponsors. Es una manera de hacer cine, no es la única, pero es un altísimo riesgo para la inversión. Estaba pensada para una ventana de exhibición larga, que ya no sucede. Tras la pandemia, no se superaba el millón de espectadores y ha llegado a los dos millones y sigue en cartel.

P.: Homo argentum juega con los estereotipos argentinos, que a veces pueden tener un fondo real y otras veces no. En vuestra experiencia, ¿os ha llamado algo la atención de la idea de los argentinos que hay fuera de Argentina?

GASTÓN DUPRAT: Recién he escuchado que lo argentinos hablamos muchos. No sabía. ¿Es así?

P.: Es uno de los tópicos, sí.

GASTÓN DUPRAT: Hay una palabra argentina que resume un poco la cosa negativa que es ‘chanta’: entre mentiroso, pero seductor

MARIANO COHN: Avivado.

GASTÓN DUPRAT: Tramposo, pero hasta un punto.

P.: Hay muchas historias en Homo Argentum que son unívocas y muy claras en su mensaje. Otras, más ambivalentes, como la escena del hombre poderoso que tiene miedo a subir en un ascensor con una mujer por si acaba denunciado. Puede interpretarse como la paranoia de un hombre machista o como lo contrario.

GASTÓN DUPRAT: Sí, lo hicimos adrede. Es algo narrado: la paranoia de un hombre. Si está fundada en algo o no, no lo sabemos. Es un lugar común en Argentina ahora: decir no subas solo en un ascensor con un hombre, lo dijo un periodista muy importante el otro día.

P.: Una constante de vuestra obra es satirizar las ambiciones artísticas (El ciudadano ilustre, Competencia oficial, Bellas artes), aquí reflejadas en un cineasta de causas sociales. Pero todo el mundo tiene una causa, también los autores de sátiras.

MARIANO COHN: Sí, es imposible si no tuviese algo de nuestro universo: de nosotros, de alguien cercano o de conocido nuestro. Desde El hombre de al lado hablamos de lo que tenemos autoridad para hablar porque lo vivimos o padecemos. No haría una película sobre la cárcel porque no la conozco.

GASTÓN DUPRAT: Es también una crítica directa, una voz que faltaba: nadie criticaba la infinita demagogia de directores y actores que cuando suben a un escenario dice pavadas, piensan que se enaltecen ellos hablando de causas nobles de las cuales desconocen todo. Y opinan y levantan banderas diciendo idioteces. Es como una epidemia y lo queríamos señalar. Está dedicado y muchos se han ofendido.

MARIANO COHN: También refleja al director déspota, que estaba en Competencia oficial.

GASTÓN DUPRAT: Que filma a una niña indígena y espera a que se le ponga la mosca en la cara la mosca para los festivales europeos. Eso se ha hecho muchos años en Latinoamérica: filmar pobreza for export.

P.: En ese sentido, mucha de vuestra obra parece que va contra lo que consideráis un discurso cultural hegemónico. Al mismo tiempo, Milei ha alabado la película. No sé si se puede ser ‘políticamente incorrecto’ cuando el poder os valida.

MARIANO COHN: Pero es una opinión más dentro de los dos millones de espectadores. Está bien, es el presidente, pero vale lo mismo que cualquiera otra opinión. La película no está alineada con él ni con ningún partido político.

GASTÓN DUPRAT: Hemos tenido otros eventos de apropiación de otras películas nuestras en el pasado, de otros partidos políticos. Del contrario, de hecho. El hombre de al lado era una disputa entre dos vecinos y el gobierno peronista veía en uno de los personajes una representación de los valores del partido, pedían copias para repartir y regalar. Nuestras películas y series generan controversias sociopolíticas siempre: gente que se quiere alinear o despegar, gente que se quiere alinear y de golpe se dio cuenta de que se equivocaba. Nos mantenemos libres de relación con el poder y de las instituciones culturales de apoyo al cine. Hace años que filmamos por nuestra cuenta con coproducciones internacionales, lo que nos da una libertad total de hacer y decir lo que queremos. Y aparte es un cine iconoclasta, que no sería posible estando alineados.