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Dos novelas inéditas de Ignacio Aldecoa aparecen gracias a una exposición de la Biblioteca Nacional

  • Se trata de El Gran Mercado y Ciudad de tarde, guardadas en los archivos de la censura
  • El primer mecanoscrito puede verse en la muestra Ignacio Aldecoa. El oficio de escribir
Dos novelas inéditas de Ignacio Aldecoa aparecen gracias a la exposición de la BNE
Exposición sobre Aldecoa en la Biblioteca Nacional. EFE/ Borja Sánchez-Trillo

La preparación de Ignacio Aldecoa. El oficio de escribir en la Biblioteca Nacional ha permitido descubrir dos novelas inéditas del escritor vasco, cuyo centenario se cumple este 2025. Se trata de dos mecanoscritos (copias mecanografiadas con correcciones manuscritas) de Ciudad de tarde y de El Gran Mercado.

Los textos estaban depositados en los archivos de la censura, pero lo más curioso es que se autorizó su publicación, aunque nunca se materializó. Se sabe que Ciudad de tarde fue finalista del premio de novela Café Gijón en 1952, mientras que El Gran Mercado, según la documentación del expediente, iba a ser editada por Planeta.

Álex Alonso Nogueira, profesor de Literatura Hispánica en Brooklyn College, al investigar en la Sección de Censura del Archivo General de la Administración, encontró dos libros que Aldecoa había enviado para su evaluación en 1952 y 1953. Las copias nunca se recogieron, ni por el autor ni por los editores, y allí han permanecido hasta ahora.

Novela ambiciosa

El Gran Mercado es una novela ambiciosa, de más de 300 páginas, en la que se entrelazan diversas historias y se detallan escenarios de un Madrid de posguerra en el que conviven la miseria y el estraperlo con la buena vida de unas clases acomodadas afines al franquismo.

Nogueira asegura que se advierte una madurez de estilo, contiene el germen de todo el programa narrativo de Aldecoa y “se trata de un texto que abre camino al nuevo realismo objetivista y social de los años 50”.

Copia de 'El Gran Mercado', archivada por la censura

Copia de 'El Gran Mercado', archivada por la censura. BNE

Añade que “por ella, circulan los personajes humildes y desposeídos que protagonizan muchos de sus cuentos, pero también esas clases medias inanes y egoístas que emergen en sus relatos de la última época, y que el autor retrata con una ironía y una distancia en la que nunca está ausente una leve ternura un tanto burlesca”.

Los textos sirvieron de material para relatos como “Vísperas del silencio” o “El mercado”, pero no se conocían en su integridad. Los folios de El Gran Mercado se conservan en buenas condiciones y se muestran, junto con el expediente de censura, en Ignacio Aldecoa. El oficio de escribir, que se puede ver hasta el 14 de junio en la BNE.

El elefantito Dumbo

"Me parezco al elefantito Dumbo, anchas caderas, soplillos por orejas", con gran sentido del humor, se definía Ignacio Aldecoa (Vitoria 1925 - Madrid 1969), uno de los más destacados escritores de la generación de los 50, amigo y coetáneo de Carmen Martín Gaite, con la que comparte centenario en la Biblioteca Nacional.

Carmen Martín Gaite con Ignacio Aldecoa y Alfonso Sastre

 archivomartingaite.com

Una sala intermedia dedicada a la generación literaria del medio siglo sirve de transición entre los espacios expositivos dedicados a ambos autores.

Aldecoa es uno de los grandes maestros de la novela y del cuento en lengua española, escribió casi un centenar de relatos, pero su carrera literaria se vio truncada por su temprana muerte a los 44 años por un paro cardíaco derivado de una úlcera estomacal.

De una familia burguesa con un taller de restauración de cuadros, estudió el bachillerato en los Marianistas, coincidió con Martín Gaite en la Universidad de Salamanca y luego se fue a Madrid a estudiar Historia de América, pero no completó la carrera. Le interesaban más los cafés, las tertulias y la vida bohemia y literaria que las aulas.

La abuela y el mar

José Ramón González, comisario de la exposición, destaca de la primera infancia de Aldecoa la influencia de su abuela materna, Carmen Pedruzo, que había vivido las guerras carlistas y era una gran narradora oral: "Yo aprendí a contar escuchando a mi abuela materna", decía el escritor.

Otra constante en la vida y obra del autor alavés es el mar. El visitante puede ver fotos en la playa de niño con su hermana Teresa, retratos de grupo en bañador en Ibiza o el grabado de un ballenero vasco del siglo XIX, que colgaba de su despacho de trabajo.

En el recorrido, vemos al creador vestido de traje a lomos de un camello en Lanzarote y además se reproduce el vídeo del programa Imprescindibles, que TVE le dedicó al escritor vitoriano, un enamorado de las Canarias en busca del paraíso.

Una sala alberga la mesa en la que escribía Aldecoa, un recio escritorio comprado en el Rastro de Madrid, acompañada de una estantería con fotos familiares enmarcadas, la reproducción en miniatura de la escultura situada en el Parque de la Florida de Vitoria y una hélice de madera con una de sus palas rajadas.

El catedrático de Literatura de la Universidad de Valladolid cuenta que la hélice fue un regalo de su tío Adrián. Era un objeto que "llamaba la atención de todos los que visitaban su despacho. Pertenecía a un pionero de la aviación, Jules Védrines, que hizo el primer viaje París-Madrid en 1911 y un año después tuvo un accidente en Vitoria". El piloto francés sobrevivió, pero el avión no se pudo reparar.

Aventura y riesgo

González apunta que la aventura era una llamada constante en la vida de Aldecoa y sus escritores favoritos eran Emilio Salgari y Jack London. Una vitrina muestra ediciones de sus siete libros de cuentos, pero uno de los apartados más especiales está presidido por cuatro imágenes en blanco y negro de boxeo del fotógrafo Ramon Masats.

En el libro Neutral Corner sobre el boxeo, las fotos de Masats están acompañadas por breves textos en prosa de Aldecoa, un hermoso volumen publicado en 1962, reeditado por Alfaguara en 2010, y que demuestra la atracción por el riesgo del escritor.

Cartel de la película 'Gran Sol'

La vinculación con el mundo del cine se muestra con los carteles de películas basadas en sus libros, la última Gran Sol, del director Fran Llagostera de 1989, que narra la vida cotidiana de los pescadores de altura en los caladeros del Atlántico Norte.

Aldecoa se involucró en llevar a la gran pantalla Con el viento solano, el visitante puede verle en una foto del rodaje con el director Mario Camus, el bailarín Antonio Gades y Rafael Azcona, con el que firma el guion de la película. Camus también adaptó al séptimo arte Young Sánchez y Los pájaros de Baden-Baden. Como anécdota, el autor también participó como actor en un film canadiense rodado un verano en Ibiza.

Los premios le fueron esquivos, como se ha dicho, fue finalista del Café Gijón y también del Planeta con El fulgor y la sangre, en 1954, el año que ganó su coetánea Ana María Matute. Dos años antes se había casado con Josefina Rodríguez, que tras quedarse viuda, en 1969, adoptó como nombre literario Josefina R. Aldecoa.

La exposición de la BNE Ignacio Aldecoa. El oficio de escribir estará abierta al púbico hasta el 14 de junio de 2026.