Italia apuesta por ocultar a los migrantes en Albania: ojos que no ven, corazón que no siente
- Italia ensaya en Albania un modelo “innovador” para externalizar las fronteras y el derecho al asilo
- Otros países de la UE podrían replicar este sistema en 2026 con el Pacto Europeo de Migración y Asilo
En las afueras de la ciudad italiana de Bari, tras cruzar un túnel bajo las vías del tren, se alza una valla coronada con concertinas y cámaras de vigilancia hacia donde se dirige un goteo constante de jóvenes. Unos van en patinete, otros caminando, portan algunas bolsas de plástico. A pesar de nuestra insistencia, no se paran a hablar. Unos porque dicen que no conocen la lengua en la que les hablamos, otros porque desconfían de nuestro interés.
Estamos en el entorno del CARA —siglas italianas del Centro de Acogida de Solicitantes de Asilo— un lugar en el que puede haber unas 1.500 personas alojadas en barracones. Buscamos a alguno de los migrantes que han pasado por los dos centros que Italia tiene abiertos desde octubre de 2024 en Albania.
Modelo innovador
Italia y Albania firmaron en 2023 un acuerdo bilateral con tres objetivos: combatir la trata de personas, prevenir los flujos migratorios ilegales y acoger a los que realmente tiene derecho a protección internacional.
El plan era: los italianos interceptarían en alta mar a los migrantes y los trasladaría hasta dos centros en Albania —Sheingin y Gjader— construidos, financiados y gestionados por Italia pero en territorio albanés. Una vez allí los migrantes serían clasificados y tras un proceso rápido, inferior a un mes, se decidiría quién tenía derecho a quedarse o quién sería repatriado.
Pintada dando la bienvenida a los refugiados en la localidad albanesa de Gjader. Ángel Barroso
Desde Bruselas el experimento italiano se ha visto como una solución "innovadora". Un modelo que podrían copiar otros países. Europa lleva años buscando una respuesta unificada a los desafíos migratorios y para ello adoptó el Pacto sobre Migración y Asilo, que entrará en vigor en 2026.
Un conjunto de diez reglamentos defendido por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, como una herramienta eficaz para “decidir quién viene y en qué circunstancias”, con procedimientos de asilo más rápidos y una lucha reforzada contra las redes del tráfico de personas. Un marco en el que parece encajar como anillo al dedo la propuesta de Giorgia Meloni, primera ministra italiana.
Activistas albaneses protestan ante la llegada de los primeros migrantes a Sheingin. EN PORTADA
Visita al "Guantánamo europeo"
En junio del 2024, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el primer ministro albanés, Edi Rama, presentaron oficialmente los centros, con una inversión de 671 millones en cinco años y por los que estaba previsto que pasarían tres mil migrantes al mes.
En aquella visita, algunos de los periodistas, al ver Gjader con sus barracones y sus suelos pintados de verde, preguntaron si los internos vestirían de naranja en clara alusión a Guantánamo, pero se le dijo que no, que irían vestidos de negro.
“los centros de detención fuera del territorio de la UE no están previstos actualmente por el derecho de la Unión“
La primera ministra ha negado siempre que fuera un Guantánamo a la italiana y que violara el derecho internacional. La magistrada Silvia Albano, especializada en inmigración en el tribunal de Roma cree, sin embargo, que "los centros de detención fuera del territorio de la Unión Europea no están previstos actualmente por el derecho de la Unión", ni siquiera por el nuevo Pacto Europeo de Asilo.
Para el profesor Guiseppe Campesi de la Universidad de Bari, el objetivo es la disuasión, enviar un mensaje a los futuros demandantes de asilo: “que sepan que si vienen a Europa serán encerrados y deberán esperar la respuesta a su solicitud de asilo detenidos”.
Tres desembarcos: viajes de ida y vuelta
El primer desembarco se produjo el 16 de octubre de 2024, el buque militar Libra llevó hasta el puerto albanés de Sheigin a 16 migrantes. Hombres originarios de Bangladesh y Egipto que en lugar de tocar territorio comunitario en Lampedusa, como suele ser habitual, fueron trasladados hasta Albania, un país aspirante a la adhesión.
Inmediatamente, los tribunales romanos impugnaron la detención y los migrantes fueron devueltos a Italia. El gobierno insistió con otros dos desembarcos el 8 de noviembre del 2024 y el 28 de enero de 2025. La justicia italiana cuestionó la detención, en unos casos porque los migrantes eran menores y en otros ante la imposibilidad de reconocer los países de origen de los migrantes como “países seguros”.
Hasta ahora cada país de la Unión Europea maneja una lista diferente de países de origen seguro, por eso la Comisión plantea consensuar una en la que se incluirían Marruecos, Colombia, Bangladesh, Egipto, India, Kosovo y Túnez.
Ángel Barroso
La justicia italiana elevó el asunto hasta el Tribunal de Justicia de la Unión Europea que el 1 de agosto de 2025 sentenció que los gobierno pueden designar cuáles son los países seguros para repatriar a los migrantes, pero también que los jueces pueden analizar caso por caso.
Y tal vez lo más importante: los países considerados seguros lo tienen que ser en todo su territorio y para todos los ciudadanos, incluidos colectivos en riesgo o perseguidos por motivos étnicos, religiosos o sexuales.
Vista aérea del centro de detención de Gjader ( Albania)
Cambio de rumbo
El varapalo judicial no desanimó al gobierno de Meloni, que en marzo del 2025 modificó la función de los centros de Albania y los convirtió de hecho en centros de retorno o repatriación. El 11 de abril se produjo el traslado desde Italia hasta Gjader de migrantes irregulares con el objetivo de su repatriación.
Una medida cuestionada y que ha vuelto a ser llevada ante el Tribunal europeo para que aclare si este centro de detención extraterritorial es compatible con los derechos de defensa reconocidos en la UE.
El abogado Genaro Santoro que ha atendido a varios migrantes trasladados a Albania cuestiona la legalidad de una medida que solo responde según él a un deseo de propaganda del gobierno de Giorgia Meloni y deja en el aire una pregunta: si los centros de repatriación —conocidos como CPR— ni siquiera están llenos ¿cuál es el motivo para llevar a una persona de Italia a Albania sin tener en cuenta los costos económicos absurdos?
El Observatorio Trattenuti en el que participan la ONG Action AID y el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Bari, han calculado que habilitar una sola cama en Albania supera los 153.000 euros, mientras que el centro de detención en Porto Empedocle (Sicilia) ha costado un millón de euros y se han creado 50 plazas, poco más de 21.000 por cama.
Migración asimétrica
Según datos de Frontex entre enero y noviembre de 2025, más de 152.000 personas han llegado irregularmente a la UE. La mayoría por mar, un 22% menos que en el mismo periodo de 2024.
También se ha registrado algo más de un millar de muertos. Los datos de la Comisión dicen también que solo uno de cada cinco personas que se encuentran de forma irregular en la UE es devuelta a su país de origen. Algo que según el comisario de interior y migraciones de la UE, Magnus Brunner, es "inaceptable para nosotros". Por eso se ve con bueno ojos la propuesta italiana que podría ser replicada en otros países y cita a los Países Bajos que podrían firmar un convenio con Uganda.
Lea Ypi, escritora nacida en Albania y profesora de Teoría política en Londres, asegura que el problema no es el movimiento, ni la migración, el problema es quién migra, qué clase social tiene el que migra y, sobre todo, la denominada migración asimétrica que suele ir del pobre sur al rico norte.
Ypi sabe de lo que habla y lo ha contado en su libro Libre. El desafío de crecer en el fin de la historia, donde narra sus recuerdos de infancia y juventud en Albania. En él se cuestiona “qué valor tiene el derecho a salir de un país si no existe el derecho de entrar en otro. ¿Las fronteras y los muros solo son censurables cuando sirven para impedir que la gente salga y no cuando impiden que la gente entre?”.
Para ella existe una retórica potenciada por la derecha política que divide a los migrantes en buenos y malos, "los que siguen los cauces y los que se saltan las colas", explica Lea Ypi. "Se nos dice que la deportación arreglara el problema" cuando, en su opinión, hay a quienes "les interesa mantener una migración sin derechos" porque a esos migrantes sin papeles, que trabajan en negro, se les puede explotar más fácilmente.
Para esta migrante los problemas migratorios seguirán mientras no se ataquen las causas que provocan el desplazamiento: mientras haya guerras, mientras exista desigualdad financiera, catástrofes ambientales, cambio climático. Mientras sólo se ataquen los síntomas y no las causas. "Veremos —vaticina— un ciclo de más migraciones y, por lo tanto, más deportaciones".
Con estas dos cárceles extraterritoriales abiertas en Albania lo que se pretende es alejar a los migrantes, poner en práctica eso de “ojos que no ven, corazón que no siente".
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