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Mia Oberländer: "'Anna' habla de los miedos y fantasmas que se trasmiten de generación en generación"

  • Hablamos con la joven promesa del cómic alemán en Madrid
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Dos viñetas de un cómic muestran a una figura femenina de gran tamaño interactuando con figuras humanas diminutas en un entorno urbano con edificios blancos y tejados rojos, bajo un cielo azul.
Viñetas de 'Anna' (Salamandra Graphic)

Históricamente, muchas veces hemos repudiado o incluso nos han dado miedo aquellos que son diferentes a nosotros, que no encajan en nuestra visión del mundo. Y, a la vez, ellos se han podido sentir estigmatizados y acomplejados. De eso nos habla Anna (Salamandra Graphic), el primer cómic de Mia Oberländer (Ulm, 1995), una joven arista alemana afincada en Hamburgo. Una novela gráfica por la que ha conseguido el Premio al Cómic de la Fundación Berthold Leibinger y que ha sido traducida a seis idiomas.

Anna cuenta la vida de tres mujeres de una pequeña aldea alemana acomplejadas y condenadas por ser demasiado altas en un mundo de mente estrecha. Una historia que Mia nos confiesa que tiene mucho de autobiográfico: “Yo lo llamaría autoficción, porque es una historia inventada que se basa en mi familia, ya que somos mujeres bastante altas”.ç

Una viñeta dividida en dos partes: en la izquierda, una mujer entrega un cono a otra; en la derecha, un grupo de personas frente a un podio con el número

Viñeta de 'Anna' (Salamandra Graphic)

“Mi madre –continúa-, mide 1,80 y yo 1,75, que realmente no es tanto, pero a ella no le gustaba demasiado ser una mujer alta, porque en el pueblo pequeño en el que nació y se crio, todo el mundo le decía que una mujer no tenía que ser así, que tenía que ser más bajita, porque ser alto era algo masculino. Y a mi madre eso le afectó. Y aunque ella no quiso que mi hermana y yo sintiéramos lo mismo, no pudo evitarlo, porque simplemente había ese fantasma en la familia: que no debíamos ser tan altas”.

“Y buceando en la historia de mi familia –añade Mia-, me di cuenta de que era un problema que arrastrábamos desde hace varias generaciones: mi abuela no quería ser alta, mi madre tampoco, ni mi hermana, ni yo. Y me interesó indagar en cómo, una cosa que en realidad no es nada grave, nos acomplejaba durante varias generaciones. En otras familias supongo que esos miedos vendrán de ser demasiado bajitos, de tener sobrepeso… En el fondo, es un miedo a no ser suficientemente buenos para los demás”.

“Un miedo que acabó siendo como un fantasma que vivía con nosotras, en nuestra casa -concluye Mia-. Un miedo que se ha transmitido de generación en generación, quizá porque no te das cuenta de que realmente no es tu propio miedo, sino algo que te viene heredado”.

Anna uno, Anna dos y Anna tres

“El libro –nos explica Mia- cuenta la historia de tres mujeres de una misma familia que se llaman Anna: Anna uno (la madre), Anna dos y Anna tres (las hijas). Viven en un pueblecito de montaña y el problema es que son muy altas, por no decir gigantes, lo que no gusta nada al resto de los habitantes del pueblo. En el cómic cuento cómo es su vida enfrentadas a ese destino de ser altas”.

Las tres protagonistas gestionan esa altura de distinta forma, como nos cuenta Mia: “Anna dos está muy enfadada con lo de ser alta. Incluso llega a un punto en el que no puede más, se sube a una montaña y grita al pueblo durante 20 páginas. Pero Anna tres lo lleva un poco mejor y llega un momento en que es capaz de cambiar un poco el punto de vista y preguntarse si realmente ser alta es tan problemático como les parece”.

Mia nos confiesa que: “En el fondo yo soy las tres Annas, porque reflejan mis pensamientos. Pero Anna uno se basa en mi abuela, Anna dos en mi madre y Anna tres sería yo. Pero no somos realmente nosotras, son como símbolos que uso para contar la historia”.

En una viñeta de cómic, una mujer con camisa verde y pantalones blancos se aleja de un niño pequeño con un traje de rayas. El niño intenta alcanzarla, con un bocadillo de diálogo que dice

Páginas de 'Anna' (Salamandra Graphic)

“Me sentí la mujer más alta del mundo durante 15 años”

Y es que el cómic también habla de esa percepción que tenemos de nosotros mismos y nuestro cuerpo, que a veces no es demasiado buena, “Esos complejos que tenemos son un poco ridículos –nos comenta Mia-. Eso es lo que quiero resaltar en el libro, que ser una persona alta no es ningún problema resal. Ni tampoco ser bajo, tener sobrepeso… son problemas que construimos nosotros mismos”.

“En mi caso –continúa Mia-, cree ese problema en mi cabeza porque sabía que mi madre no era feliz siendo una mujer alta. Yo quería evitar que me pasase lo mismo, pero me sentí la mujer más alta del mundo durante 15 años, aunque solo mida 1,75. Pero al entrar a un sitio donde la gente no me conocía me sentía observada, me daba vergüenza, me sentía como que no era como debía ser”.

“Hasta que llegó un momento en que me di cuenta de que mi percepción y la realidad son dos cosas bastante distintas y que en tu propia cabeza te puedes construir una versión de ti que es ridícula. El lenguaje del cómic me parece una forma muy buena para contar una historia así, porque puedes dibujar a una gigante de cuatro metros que se tiene que meter en un coche pequeñito, con las piernas dobladas”.

En una viñeta de cómic, se observan dos escenas: en la primera, una mujer, un niño y un hombre interactúan al aire libre; en la segunda, la mujer consuela a un niño, preparándole para una celebración de cumpleaños.

Viñetas de 'Anna' (Salamandra Graphic)

Mia nos confiesa que hacer este cómic le ha servido de terapia para su complejo: “Si, porque me ha ayudado a ver el problema desde fuera, como con distancia, al sacarlo de mi cerebro y plasmarlo en el papel”.

Destacar que, tanto en el guion como en ese hiperbólico dibujo, el humor está muy presente en el cómic: “Quería hacer algo divertido porque me di cuenta de que fui un poco cruel conmigo misma. Por eso quería que la historia, aunque duela y haga que sientas empatía por el problema de estas mujeres, también nos haga reír”.

Una página de cómic muestra a una figura femenina, Anna 2, en tres viñetas. En la primera, se aleja; en la segunda, reflexiona; y en la tercera, celebra en la cima de una montaña.

Página de 'Anna' (Salamandra Graphic)

“Frente a las montañas me siento súper pequeña”

Pero en el cómic hay algo más grande que las Annas, esas montañas que rodean al pueblecito donde viven. “Para mí las montañas tienen un efecto similar a una iglesia, que entras y te sientes súper pequeña. Por eso me gustaba el contraste de tener unas mujeres que son altísimas, más altas que la montaña, que son monumentales…

Yo soy de Ulm, que es una ciudad en el sur de Alemania. Desde la que se ven los Alpes, ahí en el horizonte”, añade la dibujante.

En el libro también tienen importancia varios animales como un perro salchicha con la patas muy, muy largas, y unos periquitos. “Lo de los periquitos está basado en algo que me pasó. Teníamos unos periquitos en casa y cuando yo estaba de viaje se le escaparon a mi madre. Tuvimos una discusión por eso y cuando lo leyó en el cómic se molestó un poco. Pero no hubo culpables”.

Una página de cómic con cuatro viñetas que yuxtaponen escenas de batalla, un partido de fútbol y un niño bebiendo una bebida. Los textos en las viñetas incluyen frases como

Páginas de 'Anna' (Salamandra Graphic)

“Exageré muchísimo la diferencia de altura”

Destacar la parte gráfica del cómic, el dibujo y el color, que también gira en torno a esas diferencias de altura. “Mis primeros dibujos no eran tan exagerados –nos confiesa Mia-, pero fui haciendo las piernas cada vez más y más largas... hasta que me parecieron ridículamente altas”.

“En cuanto a la manera de escribir los bocadillos me basé en los cuadernos para aprender a escribir del colegio. Y los colores también son los que usaría un niño, como muy vibrantes. Eso sí, los he limitado a cinco o seis. Pero me gusta usar colores, me parece bonito y divertido”.

“Quizá lo haya hecho así porque el colegio es un sitio donde aprendes la mayoría de las reglas y normas que van a ser importantes para tu vida”, añade la artista.

Dos viñetas de un cómic muestran escenas contrastantes: un paisaje con un lago y un carnicero, y una iglesia con una vecina observando. Los textos descriptivos acompañan las imágenes, indicando la acción y el contexto de cada escena.

Páginas de 'Anna' (Salamandra Graphic)

Además, el color tiene una función narrativa en escenas como la que nos comentaba Mia, en la que la protagonista grita durante 20 páginas y todo se vuelve rojo. “Quería ayudar a Ana a desahogarse y pensé que, a lo mejor, lo que tenía que hacer era gritar. Así que dibujé un largo grito que, al principio, tenía el mismo estilo que el libro. Pero no funcionó, porque usar el mismo estilo era como una jaula; un grito un poco mudo encerrado en la jaula del diseño gráfico. Así que cogí la tinta acrílica y muchísimo pigmento rojo para que se pudiera enfadar de verdad”.

“Los dibujos del cómic son a lápiz y los colores los metí con Photoshop. Salvo ese capítulo que lo pinté con pincel y tinta acrílica. Y también trabajé mucho la tipografía, porque forma parte del dibujo y me parce fundamental en una novela gráfica”.

Una página de cómic con dos secciones: una muestra a una persona intentando montar un triciclo y otra, una conversación entre dos personas frente a una chimenea encendida.

Páginas de 'Anna' (Salamandra Graphic)

Estudió en Valencia

Durante la entrevista con Mia Oberländer nos sorprende su casi perfecto castellano.Es porque hice un intercambio cuando tenía 15 años y cursé una parte del bachiller en el instituto Instituto Lluís Vives de Valencia. Desde entonces vengo mucho a España porque aquí tengo muchos amigos. Me gusta mucho el idioma porque se puede hablar muy rápido y con mucho volumen. Ahora en Alemania siempre me dicen que no grite y que no hable tan rápido”.

En cuanto a sus proyectos, tras esta Anna que ha sido traducida a seis idiomas, Mia nos comenta: “Acabo de acabar mi segunda novela gráfica titula Saloon, está ambientada en el oeste americano y trata sobre disputas familiares. Lo presentaré en octubre en la feria de Frankfurt”.

En la portada de un cómic, una mujer de pelo oscuro y largo, con vestimenta verde y blanca, y zapatos rojos, camina entre formas geométricas rojas y blancas sobre un fondo amarillo pálido. En la parte superior izquierda se lee un nombre.

Portada de 'Anna' (Salamandra Graphic)