Robert Redford, un legado imperecedero de amor por la naturaleza y por su cuidado
- En 1975 quemaron una efigie con su rostro por su lucha contra una central eléctrica en Utah
- Organizó junto a la Academia Soviética de las Ciencias un congreso (1989) sobre cambio climático
"Cuando era niño me crie en Los Ángeles. Había espacios verdes entre los barrios. Lugares donde jugar o montar en bicicleta. De repente todo cambió y se llenó de autopistas y polución. La ciudad en la que nací, crecí y amé, dejó de existir..."
La voz de Robert Redford suena en un vídeo de The Redford Center titulado Robert Redford's Environmental Legacy. En el vídeo, Redford narra que esa transformación de L.A. le generó un sentimiento de pérdida de su lugar de origen. Y fue en ese momento cuando descubrió Utah y se dio cuenta de que era el lugar en el que quería vivir. Allí se hizo una casa en 1961.
Más de una década después, en 1975, la historia se volvía a repetir en su nuevo hogar: el progreso lo amenazaba con forma de central eléctrica. A Redford no se le ocurrió otra cosa para detener el desastre que llamar por teléfono a 60 Minutes, un famoso programa de reportajes de la CBS. La entrevista a Redford tuvo tal éxito que los habitantes de Utah que veían la central como una gran fuente de futuros ingresos no dudaron en hacer una efigie del actor con peluca incluida y quemarla mientras vitoreaban y aplaudían la cruenta ceremonia.
En ese momento comenzó su activismo medioambiental, que continuó con la creación en 1981 del Institute for Resource Management y la presentación posteriormente, en 1989, de un simposio en Sundance sobre cambio climático organizado por este instituto y la Academia Soviética de las Ciencias, justo en el año de la caída del muro de Berlín.
En 1997, Redford participaba como gran activista medioambiental en la inauguración del Monumento Nacional Grand Staircase-Escalante, una gran zona natural en Utah, de más de 750.000 hectáreas, conocida por sus espectaculares formaciones geológicas, por su rica historia natural y paleontológica. En aquel entonces, Redford llevaba más de veinte años luchando por preservar zonas de gran valor natural. Décadas después no dudaba en declarar: "La sensibilidad de los habitantes de este lugar y del oeste de Arizona está más en el valor del progreso, del desarrollo. Quiero comprometerme con la energía que tengo para preservar por lo menos algo."
En 2015, Redford denunciaba en Naciones Unidas la necesidad de actuar contra el cambio climático: " Los recursos del planeta son limitados pero no hay límites para la imaginación humana y para nuestras capacidades para resolver grandes problemas".
Robert Redford posa para un retrato en el Festival de Cine de Sundance, 2010. AP PHOTO/CARLO ALLEGRI
Otras narrativas, otras miradas: Sundance.
Esa otra mirada que Redford tenía sobre el medio ambiente también se reflejaba en la necesidad de apoyar el cine independiente y su capacidad de agitar conciencias a través de nuevas narrativas. De ahí nació el Sundance Institute, que alumbró posteriormente, en 1991, el Festival de Cine de Sundance, consolidado pocos años más tarde como la más grande plataforma de cine independiente del mundo.
Joel y Ethan Coen con Sangre fácil (1985); Sexo, mentiras y cintas de vídeo (1989) de Steven Soderberg, Quentin Tarantino y su Reservoir Dogs (1992), Richard Linklater con Antes del amanecer (1995) y Boyhood (2014) y Christopher Nolan con Memento (2001) son solo alguno de los grandes directores que presentaron sus películas a través del Sundance Institute o ya en el Festival que fundó Robert Redford.
Robert Redford en el rodaje de 'El río de la vida,' cerca de Livingston, 1991 AP / LINDA BEST
La carta en la que pidió no votar a Trump
En 2019 Robert Redford acusó a Trump de atacar el Estado de derecho, la libertad de expresión y la libertad de prensa. En ese mismo año escribió una carta que comenzaba así: "Nos enfrentamos a una crisis que nunca pensé que vería en mi vida: un ataque dictatorial del presidente Donald Trump a todo lo que representa este país". "Estamos en un momento en el que creo que tenemos mucho que perder, es un momento crítico e implacable", advertía en su mensaje. "El presidente Donald Trump no creó todas nuestras divisiones como estadounidenses. Pero encontró todas nuestras grietas y las abrió de par en par. Estamos peligrosamente a la deriva. Cuatro años más acelerarían nuestra caída hacia la autocracia. Se tomaría una licencia gratuita para castigar a los llamados 'traidores' y llevar a cabo pequeñas venganzas”, advirtió el actor en su carta a la ciudadanía norteamericana.
Había y hay algo en Robert Redford que trascendía a los personajes que interpretaba, a las palabras que pronunciaba, a la energía que ponía al servicio de una idea, de un proyecto, de un reto. Algo que habita en muchos seres humanos de nuestra planeta y que no pasa inadvertido para los que les rodean. Una alineación entre lo que pensaba, lo que decía y lo que sentía con su forma de actuar. Una coherencia pública que le convirtió y le convierte en uno de los grandes personajes del siglo XX y del convulso siglo XXI.