Kamchatka: uno de los mayores terremotos de la historia sacude de nuevo las cicatrices del Pacífico
- La península rusa se encuentra en el Cinturón de Fuego, la principal zona sísmica y volcánica del mundo
- En este arco, que va de Nueva Zelanda a Chile recorriendo Asia y América, se producen 9 de cada 10 terremotos
- Alerta de tsunami en el Pacífico, última hora en directo
El terremoto que se ha producido este miércoles en la península de Kamchatka, en el extremo oriental del continente asiático, ha sido uno de los de mayor intensidad en todo el planeta desde que hay registros. Con 8,8 en la escala Richter, según la última estimación revisada por la Agencia Meteorológica de Japón (JMA), hay que remontarse más de siete décadas para encontrar otro de magnitud superior en esa remota región de Rusia: el de Sévero‑Kurilsk, que se produjo el 5 de noviembre de 1952 y alcanzó 9.
Según estimaciones del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM) español, el reciente terremoto de Kamchatka es el octavo de mayor magnitud registrado en el mundo. Otros seísmos que han superado a los de Kamchatka han sido el de Tōhoku, en Japón, el 11 de marzo de 2011, cuya magnitud fue de 9,0 - 9,1 (recordado especialmente por afectar a la central de Fukushima y causar una emergencia nuclear); el de Sumatra-Océano Índico del 26 de diciembre de 2004, con una magnitud de entre 9,1 y 9,3, que provocó el tsunami más devastador de la historia moderna; el de Alaska de 1964, localizado en Prince William Sound, con entre 9,2 y 9,3; y el más potente hasta ahora: el gran terremoto de Valdivia, en Chile, el 22 de mayo de 1960, con una magnitud de entre 9,4 y 9,6. Las cifras expresadas se basan en la magnitud de momento (Mw), ampliamente aceptada como la forma más precisa de cuantificar la energía liberada por un temblor.
Pero independientemente de su intensidad y capacidad destructiva, todos estos terremotos tienen un denominador común: el Cinturón de Fuego del Pacífico. Esta inmensa cicatriz geológica, que bordea el océano del mismo nombre, forma un arco de aproximadamente 40.000 kilómetros, desde Nueva Zelanda hasta Chile, que recorre países como Indonesia, Filipinas, Japón, la costa oriental de Rusia, Alaska y la costa oeste de Norteamérica, México o Perú.
Está marcada por la colisión y subducción de varias placas tectónicas, entre ellas la del Pacífico, Nazca, Cocos, Filipina, Australiana, Norteamericana y Sudamericana. Aproximadamente el 75% de los volcanes activos del mundo se encuentran en este cinturón, así como el origen del 90% de todos los terremotos, según datos del Servicio Geológico de EE.UU. (USGS).
La relación entre el Cinturón de Fuego y los terremotos es directa: los bordes de las placas tectónicas acumulan y liberan energía constantemente debido a movimientos de compresión, fricción y subducción. La tensión acumulada puede liberarse de forma repentina, causando terremotos de gran magnitud. Por eso, países como Japón, Chile, Estados Unidos o Indonesia sufren seísmos con mucha frecuencia, entre ellos los más potentes y destructivos de la historia moderna.
Los temblores en el Cinturón de Fuego se deben principalmente a los movimientos de subducción, que provocan que una placa oceánica se deslice por debajo de una placa continental o de otra placa oceánica. Por ejemplo, la Placa de Nazca lo hace bajo la Sudamericana, lo que provoca frecuentes sismos en Chile y Perú. En Asia, la Placa del Pacífico se subduce bajo la Norteamericana, lo que causó el terremoto y tsunami de Tōhoku, y también el reciente seísmo de 8,8 localizado en el sur de la península de Kamchatka.
Alerta de tsunami en el Pacífico
El reciente terremoto que se ha producido en Kamchatka apenas ha causado daños materiales y humanos. Hay que tener en cuenta que esta península, dominada por volcanes activos, temblores frecuentes y temperaturas bajo cero gran parte del año, es una de las regiones más inhóspitas del planeta. También, las propias características del seísmo.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) ha confirmado que se ha producido a una profundidad de 19,3 kilómetros bajo el lecho marino, aproximadamente a 136 kilómetros de distancia de Petropávlovsk-Kamchatski, capital de esta región rusa. Aunque en términos generales se considera poco profundo (los terremotos menos profundos tienden a ser más destructivos en la superficie), el epicentro se ha situado lo suficientemente alejado de centros urbanos densos, lo que ha reducido su intensidad en zonas pobladas.
Sin embargo, como era previsible, el temblor ha disparado las alertas de tsunami en diversas zonas del Pacífico. Entre los territorios en riesgo se encuentran la costa rusa oriental, el archipiélago japonés, numerosas islas oceánicas, los estados de la costa oeste de EE.UU. —incluidos Alaska y Hawái—, así como los países de la costa pacífica de Latinoamérica. Las respectivas autoridades, tanto locales como nacionales, han activado protocolos de emergencia ante la posible llegada de grandes olas.
La formación de un tsunami tras un terremoto depende de varios factores geológicos clave relacionados con el tipo de temblor, su ubicación, magnitud, profundidad y dinámica del fondo marino. No todos los seísmos generan tsunamis, y mucho menos destructivos. Para que esto ocurra, deben cumplirse condiciones específicas que favorezcan un desplazamiento abrupto de una gran masa de agua.
Los tsunamis más destructivos suelen originarse en zonas de subducción, donde una placa tectónica se hunde bajo otra. Este tipo de falla, llamada falla inversa o de cabalgamiento, provoca un levantamiento o hundimiento súbito del fondo marino, lo que desplaza enormes cantidades de agua. En principio, el reciente terremoto de Kamchatka cumpliría con este requisito, lo que tampoco quiere decir que se vaya a producir un fenómeno marítimo devastador. Además hay que tener en cuenta el efecto en el océano de posibles réplicas, ya que se esperan decenas en las próximas horas.
El terremoto de Kamchatka ha disparado las alertas de tsunami en todo el Pacífico. P. T. FALLON / AFP