ACNUR denuncia que 11 millones de refugiados se han quedado sin servicios esenciales por falta de financiación
- Tras el recorte de EE.UU., la agencia se ha visto obligada a cerrar varios programas de ayuda
- Necesita aproximadamente unos 10.600 millones de euros; a día de hoy, tan solo llevan un 23%
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha denunciado este viernes que la falta de financiación, tras el recorte total de Estados Unidos, ha provocado que 11 millones de refugiados y desplazados hayan dejado de recibir los servicios esenciales. A esto hay que añadir que también se han producido reducciones por parte de otros países, como Francia, Japón o los Emiratos Árabes Unidos, agravando más aún la situación.
La directora de Relaciones Externas de ACNUR, Dominique Hyde, ha explicado que, como consecuencia directa de esta gran rebaja en las financiaciones, millones de personas van a vivir situaciones indignas que podrían ser aprovechadas para el aumento de la explotación y los abusos.
Como consecuencia indirecta, la representante del organismo humanitario ha comentado que va a suponer “menos refugios" y eso "implica más violencia sexual, menos educación, y más matrimonios tempranos.”
Los recortes llevan al cierre de varios programas
Para paliar este problema, ACNUR necesita unos 1.400 millones de euros más de lo que ha recibido. Por el momento, ha tenido que cerrar varios de sus programas especiales debido a la falta de recursos.
Aunque desde la propia organización son conscientes de que siempre es difícil reunir todo el presupuesto que necesitan, aproximadamente unos 10.600 millones, en unas circunstancias normales lograrían, a estas alturas del año, entre un 40% y un 50%, pero, a día de hoy, llevan tan solo un 23%. A pesar de esta situación tan crítica, Hyde ha explicado que “equipos reducidos se están concentrando en lo que pueden hacer para salvar y proteger vidas de personas que siguen estando forzadas a huir, en medio de un número de emergencias que va en aumento.”
Debido a esta situación, ACNUR ha tenido que priorizar algunos servicios por encima de otros. Es por ello que ha cerrado programas escolares para 800.000 niños y actividades para proporcionar viviendas, todo esto para asegurar la preservación de alimentos, así como programas nutricionales o sanitarios.
Esta situación también está afectando a los trabajadores tanto a nivel nacional, regional como local. En los últimos meses, ACNUR ha tenido que reducir en un tercio su personal en más de 500 oficinas que tenía en el terreno. Pero las zonas más dañadas por estos despidos han sido aquellas que requerían una cierta cercanía con el pueblo al que atendían.