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Martín Oesterheld ('El eternauta'): "El día que asesinaron a mis padres también fue el último que vi a mi abuelo"

  • Hablamos con el nieto de H. G. Oesterheld, que es productor ejecutivo de la serie El eternauta
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Rostro serio de un astronauta con casco, piel azul y textura rugosa, en un fondo oscuro con puntos luminosos.
Detalle de la portada de 'El eternauta' (Planeta Cómic)

El éxito de la adaptación de Netflix ha vuelto a poner de actualidad El eternauta (Planeta Cómic), de Héctor Germán Oesterheld (Sargento Kirk, Ernie Pike) y Francisco Solano López, que se publicó originalmente entre 1957 y 1959 en entregas semanales, y que es el cómic argentino más importante de la historia, hasta el punto de que el día de su publicación, el 4 de septiembre, se ha instituido como el Día Nacional de la Historieta.

Un tebeo que se ha convertido en un símbolo de lucha y resistencia contra las dictaduras. Sobre todo, la dictadura militar argentina (1976-1983), durante la que “desaparecieron" Oesterheld y sus cuatro hijas de entre 18 y 25 años (Diana, Beatriz, Estela y Marina). Dos de ellas estaban embarazadas.

Elsa Sánchez de Oesterheld y su nieto, Martín Oesterheld sobrevivieron a la dictadura. Y ahora, tras décadas de intentos de adaptar El eternauta, Martin ha sido productor ejecutivo (junto a su esposa, Laura Bruno) y consultor creativo de la serie dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín.

Ricardo Darín, con máscara antigas negra y capucha verde, viste ropa de abrigo marrón en una escena que sugiere un ambiente frío y peligroso.

Ricardo Darín en una imagen de 'El eternauta' (Netflix)

“Yo fui el último en ver a mi abuelo con vida”

Hemos podido hablar con Martín Oesterheld en Madrid sobre este cómic, El eternauta, que para los argentinos es parte intrínseca de su historia y su cultura, pero que para Martín es su vida. “Para mí tiene una dimensión íntima y otra pública. En mi infancia me sirvió para rellenar muchos de mis agujeros identitarios, que tenía al tener tantas desaparecidos en la familia. No entendía muy bien qué había pasado con ellos ni dónde estaban”.

Yo fui el último de mi familia que vio con vida a mí abuelo -nos comenta Martín-. El mismo día que mataron a mis padres, cuando yo tenía cuatro años, por la tarde me llevaron al centro de detención donde mi abuelo llevaba meses detenido y torturado. Y ese encuentro es el primer recuerdo que tengo de mi vida. No recuerdo la cara de mis padres, pero sí haberme despedido de mi abuelo. Y, aunque evidentemente yo estaba en estado de shock, no es un recuerdo cruento, difícil”.

Retrato de un hombre de mediana edad con cabello entrecano, americana oscura y jersey granate, mirando a cámara con expresión seria sobre un fondo azul oscuro con puntos blancos.

Martín Oesterheld

“Antes de eso fue el atentado contra mi abuela —añade—. Un día vinieron a casa, cuando una de las chicas ya había muerto y varias estaban clandestinas. Entraron preguntando por mi abuelo, al grito de: 'Dónde está el judío', cuando mi abuelo Héctor ni siquiera era judío. Quemaron la mitad de la biblioteca y, como no lo encontraron, se fueron”.

“Después —añade Martín—, mi abuela Elsa cerró la casa familiar, donde mi abuelo también tenía la editorial Frontera (Donde publicó El eternauta), y nos fuimos a la casa donde ella se había criado, en Las cañitas, cerca del barrio de Palermo (Buenos Aires). Allí conoció a Héctor cuando tenía veintitantos años. Esa casa era un lugar de inmigrantes españoles, porque mi abuela era hija de gallegos”.

“En una parte más vieja de la casa donde yo jugaba con mis amigos —continúa—, amontonaron los recuerdos de mi abuelo, donde yo rebuscaba. Ahí descubrí las fotos familiares, los libros de mi abuelo, guiones y páginas de historieta… Y, por supuesto, la revista Hora Cero, donde se publicaron El eternauta, Ernie Pike, El sagento KirkAhí descubrí El eternauta y para mí fue una revelación. En esa época se empezó a volver una obra de culto y pronto mis amigos y yo, que éramos de distintas clases sociales, no lo podíamos soltar. Y empecé a comprender, muy desde abajo, por qué era tan popular”.

“Primero por la aventura, después por la representación de la Ciudad de Buenos Aires y por ese comentario social. Y después, cuando fui más grande, comprendí esa cosa casi metafísica que acompaña al personaje. Viendo mis reacciones y las de mis amigos comprendí la fuerza que tenía El eternauta”.

Seis viñetas de un cómic muestran diálogos y acciones de personajes ante una situación peligrosa, usando máscaras de gas y un extractor de aire para la supervivencia.  La incertidumbre y la planificación son temas centrales.

Página de 'El eternauta'

Martín también destaca como su abuela Elsa siguió luchando por su familia hasta su muerte, en 2015. “Yo viví la tragedia desde el punto de vista de quienes crecen sin sus seres queridos, con todas esas ausencias. Y mi abuela fue perdiendo a casi toda su familia poco a poco. De hecho, el día que me fui a vivir con ella, yo traía la peor noticia: que la última de sus hijas ya no estaba. Y lo mismo pasó con mi abuelo Héctor, porque ese día mi abuela me hizo la comida, me tranquilizo, gestionando su propio dolor. Y me entregó una carta para que se la diera a mi abuelo cuando lo visité en la cárcel”.

“Ella —continúa—, tenía muchas cosas que habían quedado sin resolver en su vida, como esas hijas que no habían podido realizarse. Me crié con una persona mayor llena de ausencias, con una tristeza insondable. Pero, a la vez, tenía mucha energía y mantuvo durante muchos años un espíritu muy fuerte que para mí viene de su raíz gallega. Conocí a los familiares de mi abuela en España, años atrás, y me di cuenta de que en esa aldea los tipos eran fuertes como robles. Creo que esa herencia gallega es lo que la preparó para aguantar lo que aguantó.”

“Había algo de ese mundo que la hizo casi como los personajes del El eternauta, esas personas comunes que están a la altura de las circunstancias, como fueron las Abuelas y las Madres de la Plaza de Mayo, de las que mi abuela formó parte”, concluye Martín.

Página 41 de un cómic: seis viñetas muestran a un hombre en traje antigás preparándose para salir, expresando miedo e incertidumbre, mientras se despide de otros. Se mencionan nombres como 'Juan' y 'Favalli'.

Página de 'El eternauta'

La adaptación de ‘El eternauta’ era una deuda pendiente”

En cuanto a la adaptación de El eternauta, Martín nos explica: "Era una deuda pendiente de la cultura argentina. Adolfo Aristarain, Lucrecia Martell, Álex de la Iglesia… muchos han tenido el sueño de poder llevarla al cine, porque representa un tótem cultural, es muy importante para los argentinos. Pero ningún intento de adaptación salió adelante. Y empezaron a generarse imaginarios sobre si era una obra maldita o era intraducible al lenguaje audiovisual, sobre todo porque requería unos medios técnicos y económicos de los que en Argentina no disponemos”.

“La novela gráfica siempre ha sido muy popular en Argentina y ha tenido mucho prestigio en el mundo del cómic en España, Francia, Italia, Bélgica… Pero no fue hasta 2013 cuando descubrimos que había un coleccionista italiano que tenía el 85% de las páginas originales de El eternauta. Faltaban unas 48 páginas que Planeta restauró con la ayuda de un dibujante”. Eso nos permitió hacer una edición fabulosa en la que la historia tenía una nueva visualidad y una nueva interpretación. Era una versión mucho mejor que la original de 1957, cuya impresión fue muy rudimentaria. Se la presentamos a la editorial Fantagraphics, de EE.UU., e hicieron una edición preciosa que se vendió muchísimo y generó excelentes críticas. Eso hizo que muchas productoras audiovisuales se interesasen por la historia”.

Seis viñetas muestran la huida de un hombre con traje de buzo de una casa a una tormenta de nieve, con textos que describen su miedo y la sensación de peligro inminente.

Página de 'El eternauta'

El eternauta es como una cápsula del tiempo —asegura Martín—. Es como un enigma en sí mismo desde ese título, una palabra que lo concentra todo. Una historieta argentina de 1957 que te cuenta una historia apocalíptica que va hacia el fin del tiempo. En un formato de tres tiras por página y con un dibujo que hoy nos puede parecer anacrónico. Pero cuando empiezas a leer esa cápsula del tiempo te das cuenta de que tiene una actualidad tremenda. Tanto que nos parece muy inquietante”.

“Sin olvidar ese destino circular del personaje, que es un sobreviviente —añade Martín—. Y ahí se acopla un poco la historia del propio autor y la historia de mi familia, que desapareció durante una dictadura genocida. Todo eso hizo que varias productoras se interesasen por El eternauta. Pero lo primero que les dije a los norteamericanos es que si querían hacerla tenía que estar rodada en español y tenía que rodarse en Buenos Aires. En ese momento, muchos se echaron atrás, menos Netflix. También reconectamos con la productora original que en 2008 quiso hacer la película dirigida por Lucrecia Martell y se alinearon las estrellas. Sobre todo con la entrada de Bruno, que garantizaba una lectura de El eternauta a nivel de la calle, a nivel de la circularidad de los personajes, a nivel de cómo avanza ese grupo, ese héroe colectivo”.

En cuanto a la decisión de traer la historia a la actualidad, Martín nos comenta: “Había dos opciones, hacer una adaptación que transcurriese en el año 57, como el original, o traerlo a la actualidad. Es una historia de ciencia ficción, pero tiene un comentario social y político. Por eso quisimos traerlo al presente”.

Figura solitaria con rifle y máscara antigás en paisaje nevado, vehículos y edificios cubiertos de nieve al fondo. Ambiente postapocalíptico.

Fotograma de 'El Eternauta' (Netflix)

“Además –continúa-, me interesaba que el personaje de Juan Salvo fuera alguien mayor que en el cómic, que estuviera más derrotado y le costara más cuidar de su familia. Porque cuando aparece la nevada y se tiene que poner a la altura de las circunstancias, es como una especie de segunda oportunidad. Eso también tiene mucho que ver con mi familia y con temas que todavía están de mucha actualidad en la Argentina, como nuestra relación con las armas y, por supuesto, la dictadura, los 30.000 desaparecidos…”.

“El personaje de Darín (Juan Salvo) sobrevivió a una guerra, la de las Malvinas, pero lo que no sabe es que también va a ser el superviviente de una guerra que vendrá. Que va a tener que volver a empuñar las armas. Por eso, al salir a la nevada con un arma revive los recuerdos de las Malvinas. Y ahí encontramos otro punto de contacto con nuestra historia reciente”.

Escena nevada con mesa, restos de comida y varias personas. Una figura con traje protector y arma larga observa el entorno. Atmósfera desoladora.

Fotograma de 'El Eternauta' (Netflix)

“El héroe colectivo”

“El único héroe válido es el héroe "en grupo", nunca el héroe individual, el héroe solo", decía H.G. Oesterheld sobre El eternauta.

“Ese mensaje –asegura Martín-, sigue muy vigente en relación a lo que somos, a lo cultural, a lo que podemos proyectar y conseguir... sobre todo en este momento de tanto pisoteo antinacional. Esa reivindicación colectiva de El eternauta no viene por la parte del nacionalismo patriotero, que no sirve para nada, sino de lo que verdaderamente somos. Un sentimiento que, más allá de opiniones políticas, creo que ha sido abrazado por la sociedad en su conjunto”.

“La historia de El eternauta es circular y al final se reencuentra consigo mismo y con sus seres queridos. Pero lo que no sabe Juan Salvo es que la condición para ese reencuentro es el olvido. Ahí también hay un comentario muy potente en relación a la resistencia frente a al totalitarismo”.

El Eternauta, con equipo de buceo y máscara antigás, halla a su gato y un pájaro muertos en un jardín nevado fosforescente.  La tristeza y el terror lo invaden; decide no pensar.

Página de 'El eternauta'

“La situación Robinson”

El eternauta también es un homenaje a Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, hasta el punto de que a ese punto de partida de los personajes aislados por la nieve se la conoce como ‘situación Robinson’. “Mi abuelo era deudor de la literatura inglesa –nos explica Martín-. Ahora con el tema de las distopías parece que todo está escrito, pero en 1957 ese arranque era muy innovador. También hay mucho amor a la literatura de Joseph Conrad y El corazón de las tinieblas, e incluso de Hobbes y esa idea de que ‘el hombre es un lobo para el hombre'. Sin olvida El señor de las moscas y esa idea de cómo nos organizamos en una sociedad que se viene abajo”.

El eternauta tiene muchas lecturas –añade-. Casi diría que cada lector tiene la suya. La primera sería la de la novela de aventuras, luego vendría una parte casi documental, que es el avance sobre la ciudad de Buenos Aires y que nos recuerda que, en 1958, Arturo Frondizi pudo ganar las elecciones presidenciales argentinas gracias a su acuerdo con Juan Domingo Perón, que estaba exiliado en Madrid. Sin olvidar el tema de la cancha de River, que en ese año era una herradura y se estaba cerrando para que fuera un círculo. Hay muchos detalles en el cómic sobre esa época”.

Viñetas de un cómic mostrando una ciudad nevada, un protagonista con traje protector encuentra cadáveres y reflexiona sobre la mortalidad de la nevada, incluso en refugios.

Página de 'El eternauta'

Los otros eternautas

En mayo de 1969, doce años después de la publicación de El eternauta, la serie ya se había convertido en un clásico, así que H. G. Oesterheld quiso escribir una nueva versión para que la dibujase otro de los grandes del cómic argentino, Alberto Breccia, con el que ya había colaborado en Sherlock Time (1958-1959), Ernie Pike (1959) o Mort Cinder (1962-1964).

“Ambos venían de hacer esas obras capitales de la historieta –nos recuerda Martín-. Desgraciadamente fue una historia fallida, porque la publicaron en una revista parecida al Hola y creo que no fue el medido adecuado. Además, los lectores de esa revista no estaban preparados para un dibujo tan artístico como el de Breccia”.

En esa época mi abuelo estaba muy mal económicamente —continúa—. Venía de hacer un viaje por Europa para conseguir unos contratos que no salieron y lo intentó de nuevo con El eternauta, pero no funcionó. Ambos habían colaborado en Mort Cinder, que es otro personaje que, como Juan Salvo, de alguna manera, regresa también de la muerte. Pero, como digo, no funcionó para esos lectores”.

Portada de cómic con ilustración en blanco y negro de figura en traje protector; título en rosa, autores y editorial indicados.

Portada de 'El eternauta 1969'

“La segunda parte de El eternauta, publicada en 1976 de nuevo con Francisco Solano López, estuvo marcada por esa urgencia militante de mi abuelo. Junto a sus hijas, ya estaban metidos hasta el cuello en la organización Montoneros. Mandaba guiones a editoriales para intentar sacar algo de dinero y escribió la continuación de El eternauta dictándola por teléfonos públicos de monedas, porque lo terminó en la clandestinidad”, asegura Martín.

“Francisco Solano López confesaba que, en ese momento no estaba de acuerdo con las ideas de mi abuelo —nos confiesa Martín—. Sin embargo, dibujó todas las páginas, desde la primera hasta la última. Aunque de una manera más urgente, no con la puesta en escena tan espectacular que tiene El eternauta. Por todas esas dificultades creo que no fue tan buena como la primera parte”.

Fragmentos de portadas de 'Hora cero', donde se publicó 'El eternauta', de Oesterheld y Solano López

Fragmentos de portadas de 'Hora cero', donde se publicó 'El eternauta', de Oesterheld y Solano López Editorial RM

Los primeros extraterrestres que aterrizaron en Argentina

Si en estos momentos seguimos acostumbrados a que los extraterrestres aterricen siempre en Nueva York, imaginaos lo que supuso El eternauta en 1957. “Ese planteamiento fue un triunfo en sí mismo —asegura Martín—, un movimiento mínimo pero gigante, que es una relectura del género. A finales de los 50, en pleno auge de la cultura de masas que venía del mundo anglosajón, El eternauta cambia completamente el escenario, olvidándose completamente de los códigos de representación anglosajones y consolidando los propios”.

“Lo más curioso —añade Martín—, es que setenta años después, con los géneros agotados, la serie está volviendo a tener la misma influencia en forma de contaminación, llegando a Estados Unidos y convirtiéndose en un suceso global. Y, una vez más, partiendo desde el lugar más inesperado del planeta, la ciudad de Buenos Aires”.

En cuanto al estado de la esperada segunda parte de la serie de Netflix, Martín Oesterheld nos comenta: “Desde que empezamos a desarrollar la serie, lo que pedí fue que trabajásemos en los dos arcos, porque necesitábamos saber el desarrollo total de la historia y los personajes. Así que eso por lo menos lo teníamos avanzado. Ahora tenemos que arrancar de nuevo en el estadio de River. E imagínate lo que puede ser eso en Argentina, esa guerra psicológica en esa cancha… Pero habrá que tener paciencia hasta 2027 o 2028 para poder verlo”.

Ricardo Darín en

Cartel de 'El Eternauta' (Netflix)