La peregrinación 'hach': comienza el ritual que hacen los fieles por La Meca en plena ola de calor
- Se espera que un millón y medio de musulmanes peregrinen a La Meca este año en plena ola de calor
- Las autoridades saudís incrementarán las medidas de seguridad por las muertes que se producen cada año
Durante los primeros días del Dhul Hijjah —último mes del calendario islámico— millones de musulmanes ponen rumbo cada año hacia la ciudad sagrada que el profeta Mahoma describió en el Corán para cumplir con uno de los cinco pilares del islam: peregrinar hacia La Meca. En la cultura islámica, este recorrido obligatorio, en una fecha determinada del año, y que todo musulmán debe realizar al menos una vez en su vida, se denomina hach. Desde este miércoles hasta el próximo lunes 9 de junio, se espera que más de dos millones de fieles se reúnan en torno a las ciudades de La Meca y Medina, en Arabia Saudí, para completar los ritos escritos por el profeta en su llegada a la ciudad sagrada.
Antes de que se estableciera La Meca como punto central de culto tras las primeras guerras civiles islámicas -hay investigaciones que sugieren que la verdadera ciudad sagrada es Petra, en Jordania- en la ciudad saudí se reunían las tribus árabes para comerciar con especias, pieles o tejidos y adorar a 360 dioses en su templo que albergaba la Kaaba, cubo de piedra negra que representa el lugar sagrado de peregrinación de los musulmanes.
El Corán establece la obligatoriedad del hach, siempre y cuando el musulmán sea económica y físicamente capaz de realizarlo. Y es que la peregrinación no es barata. Una agencia de viajes contactada por RTVE.es ofrece "paquetes completos con permisos, vuelos, hoteles, guía y hasta comida", por precios que oscilan entre los 8.000 y 8.500 euros. Tampoco es sencilla. "Ir con un guía es lo más importante para cumplir con los rituales, que precisan de la presencia de un experto", cuentan desde la agencia.
Las etapas de la peregrinación
Rihab Jami, musulmana y estudiante de óptica y optometría, realizó la umrah en diciembre, la hermana pequeña del hach, una peregrinación no obligatoria que se puede hacer en cualquier época del año.
Antes de acudir a La Meca, lo primero es pasar por Medina. Allí la joven visitó la mezquita y recuerda que sintió "una tranquilidad que no había experimentado en ninguna otra ciudad". La primera etapa comienza con "un proceso de purificación muy difícil", cuenta el profesor de la Universidad de Málaga Antonio de Diego, especialista en islam. El Irham, término árabe, establece el cambio de vestimenta de los peregrinos —los hombres visten la túnica blanca, que son dos piezas de tela sin coser y las mujeres ropa larga que las cubra—. Al terminar este proceso, Jami sintió la necesidad de llegar cuanto antes a la ciudad sagrada: "Voy a ver la ciudad de mis sueños. Nadie imagina lo que significa para los musulmanes que Dios nos invite a su casa".
El siguiente paso es acampar en el valle de Arafat, a dos kilómetros de La Meca, durante toda la noche hasta el día de ir a la Kaaba, cubo de piedra negra que representa el lugar sagrado de peregrinación de los musulmanes. Cuando llegó, Jami se situó frente al monolito y recitó el ''Allahu Akbar" (Dios es el más grande). La oración dio el pistoletazo de salida para iniciar las siete vueltas a la Kaaba. Durante la etapa "no podía quitar la mirada del cubo" y recuerda personas felices, llorando e incluso en estado de shock. De Diego, quien también realizó la peregrinación, cuenta que durante las vueltas "pierdes la noción del tiempo y del espacio". "Es una experiencia que se vive con mucha intensidad".
Una vez acabadas las vueltas comienza el ascenso a las colinas de Safa y Marwa, donde los fieles beben el agua del pozo sagrado de Zamzam, "hasta que no puedes más". La joven recuerda que fue "la mejor agua" que bebió en su vida. Consiste en un recorrido de 30 minutos aproximadamente por siete puntos de ambas montañas. "Físicamente es durísimo, pero al acabar te sientes completamente realizado", explica el profesor.
“Fue imposible dormir. Quieres aprovechar el máximo tu estancia en La Meca“
Por último, para cerrar la umrah, los peregrinos deben cortar una parte de su cabello "para mostrar una renuncia a la vanidad", resalta de Diego. El profesor explica que, en la antigüedad, los árabes cuidaban mucho su pelo y llevaban incluso oro, por lo que afeitarse la cabeza era un acto de fragilidad: "Significaba mostrar al mundo que podías poseer eso porque Dios te lo había dado". Jami se cortó un mechón y recuerda que hubo gente que decidió afeitarse la cabeza por completo. Una vez terminado el ritual de la peregrinación, acabó exhausta, pero cuenta que "fue imposible dormir". "Quieres aprovechar el máximo tu estancia en La Meca", exclama.
El hach presenta una diferencia en cuanto a los rituales respecto a la umrah: el lanzamiento de ladrillos contra "el Diablo". En el valle de Mina, a cuatro kilómetros de la mezquita de La Meca, tres piedras representan los lugares en los que Abraham fue tentado por el demonio cuando iba a sacrificar a su hijo Isaac por orden de Dios, según las escrituras. En la actualidad, los peregrinos tiran las piedras contra el lugar donde supuestamente "estuvo el Diablo atado", relata el profesor, y se realizan posteriormente sacrificios. Los fieles pagan al Gobierno saudí para que sacrifique corderos, cabras e incluso vacas.
Los problemas del hach: calor extremo y peregrinos irregulares
El trayecto hacia la piedra angular del islam no está exento de riesgos. La enorme afluencia de gente en un periodo tan corto de tiempo ha llegado a dejar grandes listas de muertos. En 2015, más de dos mil peregrinos murieron a causa de una estampida desencadenada por dos grandes masas de gente que convergieron desde direcciones diferentes en una misma calle estrecha.
Otro de los problemas latentes en La Meca es el calor. Durante el pasado hach, 1.300 peregrinos murieron a causa de unas temperaturas que llegaron a superar los 50º. Este año la peregrinación también se produce en plena ola de calor, por lo que el Gobierno de Arabia Saudí ha implantado una serie de medidas preventivas como enfriar las plazas por medios de ventiladores nebulizadores o la plantación de árboles para aumentar los espacios verdes. Además, las autoridades han establecido un nuevo hospital y varios centros de emergencias.
A pesar de las nuevas medidas, el Gobierno saudí tendrá que hacer frente a otro contratiempo: la peregrinación irregular. La gran mayoría de fallecidos en 2024 accedió a los lugares de rito "sin disponer de los permisos requeridos, los transportes concertados ni las mínimas condiciones de seguridad previstas", explicado fuentes saudís a EFE. El país emite un número limitado de permisos para el hach, que reparte por países con la intención de controlar aglomeraciones y reforzar la seguridad.
Para paliar esta situación, el Gobierno ha decidido endurecer su sistema de detección de "ilegales". El jefe del Departamento de Seguridad Pública, Mohamed Al Basami, ha contemplado el uso de inteligencia artificial para reconocer los rostros de aquellos que hayan ingresado a los lugares de rito de forma irregular. Además, ha advertido que "aquel que intente infringir la seguridad será castigado".
*Alejandro Picó y Antxon Gómez son alumnos del máster de Reporterismo Internacional de la UAH con el Instituto de RTVE. Este artículo ha sido supervisado por la redactora jefa de internacional, Paloma de Salas.